Me desperté sobresaltada ya que alguien me estaba clavando una rodilla en mi estómago.
Trinity.
Claro, recordé todo lo que había pasado ayer y me volví a deprimir.
Por la ventana entraba mucha luz, miré el reloj, en media hora tendría que estar en Historia. Me paré y me di una ducha rápida, luego desperté a las chicas que al parecer no habían prestado atención a sus alarmas.
Me puse una remera atada con el logo de Batman que dejaba al descubierto mi estómago, luego unos shorts de jean azulados, unas vans negras, me sequé el cabello y al ver que hoy estaba tan...salvaje opté por ponerme un gorro de lana color negro. Agarré mi Iphone y le puse la carcasa de una calavera (Que se la robé a Laureen sin que se haya dado cuenta mientras dormía) y me dispuse a salir del cuarto.
Shay ya había bajado (Se puso las primeras dos cosas que encontró y bajó rápidamente, así de...casual) Tri estaba en la ducha y Laureen se estaba cambiando.
-Adeline... ¿Es eso que veo ahí MI carcasa preferida? –me preguntó mirando hacia mi mano...donde tenía exactamente su carcasa. Antes de que diga algo, salí corriendo y cerré la puerta. Escuché los gritos de Laureen y seguí corriendo hasta el comedor, todos me miraban y casi me tropiezo como dos veces. Una vez que llego al comedor, me tropiezo.
Con Ryan Whitley.
Su comida en SU remera, por suerte.
-Ups –digo con una mueca de arrepentimiento. Su remera gris de abercrombie estaba toda...bueno...llena panqueques a la miel. El comedor de repente quedó en un silencio sepulcral. Miró su remera y cerró los ojos con fuerza. Luego los abrió y me miró...furioso.
-Ven –me agarró del brazo y me llevó hacia fuera del comedor, dejando su bandeja con lo panqueques esparcidos en ella.
Ahora se escuchaban sonoras risas y murmullos.
Siguió subiendo las escaleras agarrándome del brazo, sin hacerme daño, claro.
-¿Me puedes decir qué estás haciendo? –Pregunté, pero éste no respondió.
Llegamos a la habitación 350.
Su habitación.
Abrió la puerta sosteniéndome del brazo.
-Toma. En el baño hay jabón en polvo –se quitó la remera y me la dio. Me quedé embobada mirando su...torso desnudo. –Luego tendrás tiempo para admirar mi cuerpo, ahora, ve –me entregó su remera.
Luego caí en la cuenta de que quería que se la lave.
A mano.
-No –exclamé entregándole la remera, a lo que él no la agarró, así que la revoleé y decidí volver a la cafetería.
-¿No? Tú derramaste MIS panqueques con miel en MI ropa –Dijo parándose en la puerta, impidiendo mi salida.
-Quítate –intenté sacarlo, pero era como de... ¿Yeso? ¡No! Metal. Metal indestructible. Peor.
O tal vez yo era la debilucha...
Cuando intenté quitarlo tuve que tocar sus brazos, y wow...intenté con todas mis fuerzas no quedarme como una estúpida admirándolos.
No, Addy, no lo hagas.
Me alejé y me crucé de brazos.
-Si no me dejas salir, voy a gritar. Y sé gritar muy fuerte –dije entrecerrando los ojos.
-Eso lo comprobaremos cuando estés gritando debajo de mí, pero por MÍ nombre y para que siga –dijo con una sonrisa pícara.
-Argh. Si no vomito es porque no he ingerido nada esta mañana –dije de mal humor.
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Guerra de gemelos
Novela JuvenilLos padres de las gemelas Trinity y Adeline, cansados de sus travesuras, las envían a un internado de New Orleans. Ellas piensan que todo se volvería aburrido y perfecto, hasta que conocen a los gemelos Whitley... Mujeriegos, arrogantes, odiosos, in...