La mas deseada de las reuniones

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Muy lejos de aquel lugar en la comarca que gobernaba Lord Fausto, un muy triste Link pasaba sus días pensando en la desaparecida Zelda. El ingles utilizo su parte de la recompensa por ayudar a matar a Ganondorf para instalarse en una elegante casa, espaciosa y llena de comodidades y algunos sirvientes también, su nuevo hogar estaba algo alejado del pueblo, solo tenia un vecino que vivía justo al lado de su casa: Raven.

Mientras tanto Link pasaba sus dias muriendo de agonía, las esperanzas de Zelda se esfumaban y rodaban en el piso sin vida al igual que la cabeza del jardinero que pintaba el suelo de rojo asi como las sabanas de la cama.

_Algunas personas pierden la cabeza por amor o por alcohol, este pobre diablo perdió la suya por tratar de ayudarte. Dijo Yabu riendo de solo ver la cara de horror de Zelda. 

_Los dioses te castigaran por esto.

_Mi castigo mas grande ya lo estoy  viviendo, vivo en un burdel lleno de bellas mujeres y tengo prohibido tocarlas, soy un marinero, hay veces que me la paso mas en el mar que en tierra y vengo con ganas de tener una mujer pero no puedo, vivo todos los días con un hambre entre mis piernas como no tienes idea.

_Esa no es razón para matar a los que  le estorben a Lady Laisha sin ninguna piedad.

_Ese no es asunto tuyo, aunque mi vida no es fácil tiene sus lados positivos, las personas me respetan cuando llegan a conocerme y aquí soy tratado con mucho respeto por el miedo que me tienen y lo mejor de todo es que gano mucho dinero, lo cual para mi es mas importante que tener a una mujer.

_Tu y tu ama son personas horribles.

_Metete esto en la cabeza Zelda: tu nunca podras salir de aquí.

_Pueden hacer conmigo lo que quieran pero nunca lograran prostituirme.

_Lady Laisha te ofrece techo y comida abundante, solo debes ser amable con los clientes.

_Eso nunca, prefiero ser quemada viva.

_No tienes opción jovencita, he visto torres mas altas caer y personas mas fuerte llorar, aquí es por las buenas o por las malas.

La vida de Zelda se había convertido en una tortura constante, se enamoro de un hombre que no era digno de ella, fue ofrecida como premio, se caso con alguien que la amaba pero ella no a el, fue enviada a una isla donde casi todos los hombres deformes de alla la querían ultrajar, fue salvada pero solo enviada a un lugar peor, la quieren prostituir bajo amenazas y traumas, le época en la que era una respetable señorita se acabo, todo eso ocurrio en todo un mes, un mes entero lleno de maldades que el destino le dio sin piedad.

La noche estaba llegando y con ella trajo una fuerte nevada y ventisca que cubrió todo lo que se podía ver tanto a distancia como de cerca, las casas, los arboles, las calles, todo fue cubierto por nieve y las personas padecían la agonía del viento helado. A pesar del frio y la nieve la casa de Laisha seguía tan viva y animada como siempre, pero como ya era costumbre Zelda estaba en un rincón alejada de todos.

_Mire a esta bendición de los dioses, es una salvaje asi que deberá ser algo brusco con ella. Dijo Yabu acercándose con un hombre vestido con una capucha debido al frio. _Tiene mi permiso para golpearla hasta que lo obedezca.

_Yo...hare todo lo que quiera. Respondio Zelda tragándose el odio y desagrado por esa situación mientras marginaba un ultimo plan de escape.

Yabu llevo al cliente junto a Zelda al cuarto mientras ponía una sonrisa por haber logrado convencer a la joven de ponerse a trabajar como todas las demás. El hombre se aparo en el centro de la habitación mientras Yabu cerraba la puerta dejándolo solo con Zelda mientras ella empezaba a llevar a cabo su plan de fuga, comenzando con servir vino en una copa aparentando simpatía con el cliente.

LA ODISEA DEL HEROEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora