Rápidamente me escabullí hacia el comedor antes de que Alana y Virginia me vieran. No quería que supieran que las había escuchado. Esa charla era personal entre ellas y no me incumbía, sin embargo no abandonaba mi mente. Alana había dicho "solo es un amigo" y sabía muy bien que debería haber estado feliz de que me considerara eso pero, algo dentro de mí se retorcía, se negaba a aceptar eso. Tenía que erradicarlo cuanto antes. Soy la muerte y los sentimientos no existen para mí.
Alexander entró por la puerta del garaje sonriendo como el gato que, por fin, había podido comerse al ratón que perseguía. Virginia tenía razón, me había ganado al padre de Alana con mucha facilidad a pesar de las primeras impresiones. Cuando se acercó a mí, apoyó su mano en mi hombro y me dio un apretón amistoso, una aceptación silenciosa, una forma de decirme que había logrado lo que me había propuesto entre mis conocimientos, mi regalo para ellos y la forma en que los trataba a ellos y a su hija en mi casa, ofreciéndoselas como si fuera suya. El auto había sido el empujoncito que faltaba. Se separó con una palmada en mi hombro y se acercó a la mesa para correrle la silla a su mujer para que se sentara. Eran una familia educada así que, cuando Alana se acercó a la mesa, fui yo el que le corrió la silla para que se sentara ante la mirada sorprendida de ella.
Una vez que estaban todos a la mesa Rosé empezó a traer los platos. Pollo grillado con mole Oaxaca, cochinita pibil, costillas de cabrito, carnitas y birritas con tortas ahogadas. Una comida para un batallón, se notaba que Lirol quería agasajar a nuestros invitados. Todos comimos en abundancia. Me extrañó cómo el cuerpo menudo de, tanto Alana como Virginia, pudieran albergar tantos platos como estaban degustando. Era un placer saber que no se atenían a las reglas absurdas de la sociedad sobre el alimento que se habían establecido en los últimos años.
En el último tiempo había observado como muchas de mis víctimas eran chicas jóvenes que morían por falta de alimento, pero no porque les faltara, sino porque no comían, o comían y después se inducían a devolverlos. La "moda" dictaba que la mujer debía de ser delgada, debían de notársele los huesos bajo la piel, tenía que operarse de todos lados ya sea del pecho, del trasero, del abdomen o de donde fuera para encajar en una sociedad con conceptos absurdos de belleza. En la antigüedad, la belleza se daba por la facilidad de procreación de la mujer, las mujeres más hermosas eran aquellas que tenían "sobrepeso" y que les confería mejor capacidad reproductiva. Con el paso de los años eso se redujo a una figura curvilínea y suave como el ícono de la década del cincuenta y principios del sesenta conocida como Marilyn Monroe. En su época, ella fue un ícono de la belleza y la sexualidad, ahora, con las ideas actuales, se la consideraría una mujer un poco gordita.
El pensamiento humano me enfermaba en muchos aspectos. Cuando me llevé el suspiro de Marilyn noté que era una muy hermosa mujer. Las que me llevo actualmente, las que les mencioné antes, eran sombras de lo que deberían haber sido. En muchas se notaba que habían sido chicas muy hermosas, o que podrían haberlo sido de no haber caído en el pensamiento popular. Era una conducta autodestructiva y estaba feliz de que, tanto madre como hija, no la siguieran.
Alexander por su parte era un hombre grande físicamente y comía a la par mía, y eso era mucho decir. Yo suelo comer mucho por el desgaste constante que produzco. Poderes, ejercicio, mucho desgaste que compensaba con la comida que degustaba con un placer que podría considerarse como pecado por aquellos que seguían una religión. Alexander, a pesar de tener ya sus años, estaba en muy buen estado físico. Se notaba que su trabajo lo mantenía en buena forma.
Estando entre esta familia se podía notar el amor que los unía. Me sentía un tanto extraño. Como un intruso y a la vez quería estar en ese lugar con ellos y sentirme uno más. No tenía ningún sentido y no sabía qué hacer o cómo reaccionar.
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Debí Dejarla Morir...
Roman d'amourEl mundo convive en un perfecto equilibrio: nacemos, crecemos, vivimos la vida q está bordada para nosotros y luego la muerte viene a buscarnos... Pero, ¿qué pasaría si, de pronto, la muerte decidiera no cumplir con su trabajo como corresponde? ¿Se...