Corrí al baño más cercano y, al entrar, abrí un portal. No había tiempo para tapaderas. El reloj marcaba las doce, se me había agotado el tiempo. Miré en el portal, Pruns estaba cayendo al suelo. Todos estaban desparramados, el bloqueo había colapsado y la barrera había explotado, dejando a mis padres libres.
Otra dolorosa sacudida a mi cuerpo y pude observar con horror cómo mis padres salían del Templo en toda su gloria y hacían a un lado los cuerpos exhaustos de mis sirvientes.
Esto estaba mal, mal, mal, muy mal. Hice desaparecer el maquillaje y me miré en el espejo. Estaba muy deteriorado, las ojeras eran oscuras como la noche bajo mis ojos, mis labios eran casi azules, mi piel estaba pálida como la cera. No me quedaba mucha energía y en las comisuras de mi boca podía notar la sangre que había manado de mi boca ante semejante golpe de poder que había sufrido.
Me agarré de la mesada del baño. Estaba muy débil. Aun así, tenía que salir de ahí. Tenía que volver con Alana y sus padres, no podía dejarlos solos cuando mis padres estaban por venir.
Me agarré de las paredes y empecé a caminar hacia afuera, no tenía energías para desmaterializarme. Logré salir al exterior y me agarré de una rama caída para usarla de bastón. Apoyándome en ella avancé lo más rápido que pude. Lamentablemente, era demasiado tarde.
Cuando estaba a mitad de camino de donde se encontraban los Acosta, alguien gritó y todo el mundo miró hacia el cielo, que se nubló tan negro como el carbón y una espiral de colores rojo sangre, dorado oro, verde esmeralda y azul zafiro empezó a formarse justo sobre nosotros.
La espiral comenzó a abrirse, la luz se unió formando un solo haz blanco que aumentaba de tamaño cada vez más. Todos se hacían a un lado, como si creyeran que esa luz los derretiría al tocarlos. Empezaron a bajar, desde las nubes, hombres y mujeres alados, los sirvientes de mis padres. Bajaban entremezclándose entre las personas, o eso intentaban ya que todos se alejaban como si fueran demonios, por más que fueran hermosos.
A pesar de su belleza, eran peligrosos, no dudarían en atacar si se necesitara. La gente los miraba embobados, era un gran espectáculo. Cuatro más bajaron, todos con trompetas, los heraldos de mis padres. Al tocar tierra hicieron sonar la presentación de manera estridente y musical. Uno se adelantó y desenrolló un rollo de pergamino.
- Simples mortales, muestren su respeto ante la Diosa Destino, el Padre Tiempo y la Vida.
El haz de luz destelló con mayor intensidad y tres figuras altas y esbeltas aparecieron, mis padres y mi hermana. Esto se estaba poniendo cada vez más feo. Me acerqué un poco más al círculo imaginario que se había formado en el centro mientras mi familia descendía.
Medían unos diez metros cada uno. Me iba a costar mucho ponerme a su altura, apenas si podía mantenerme en pie. Continué caminando hacia mi familia, me costaba respirar, pero al menos ya no escupía sangre. Mi madre estaba con una túnica verde esmeralda, larga por el suelo, con una capa más oscura cubriéndole los hombros, su pelo de hebras de plata estaba levantado y atado en lo alto de la cabeza en un complicado rodete del que se desprendían algunos bucles.
Mi padre llevaba una túnica azul zafiro, también larga hasta el piso y con una capa más oscura, solo que esa era de un solo hombro y la capa estaba acomodada de lado tapándole un hombro y sujeta por una cadena, como la que se ajustaba a su cintura. Su pelo, igual de plateado que el de mi madre, estaba largo y atado por una cinta en la nuca. Llevaba la barba cortada en candado.
Mi hermana llevaba la misma túnica que mi madre, solo que la de ella en dorado y sin la capa. Su pelo multicolor estaba suelto, solo son su flequillo trenzado junto con unos cuantos mechones hacia atrás despejándole la cara. De su espalda brotaban dos enormes alas de plumas blancas entremezcladas con dorado.
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Debí Dejarla Morir...
RomansaEl mundo convive en un perfecto equilibrio: nacemos, crecemos, vivimos la vida q está bordada para nosotros y luego la muerte viene a buscarnos... Pero, ¿qué pasaría si, de pronto, la muerte decidiera no cumplir con su trabajo como corresponde? ¿Se...