Sé fuerte

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Ahí estaba él. Debajo de la lluvia esperándome. Le amaba tanto… Me puse de puntillas y lo besé. Cuando nos separamos buscando algo de aire decidimos bajar y tomar algo de cena. Como tampoco teníamos mucha hambre cogimos una tarina de helado y una cuchara y empezamos a comérnosla mientras veíamos una película. Luke cogió un poco de helado y lo untó en mi nariz y rápidamente me dio un beso quitando la substancia de mi piel.

Unas horas más tarde, cuando la película había terminado, nos subimos a la habitación a dormir ya que mañana habíamos quedado con los chicos a las nueve de la mañana en mi casa. Nos tumbamos y abrazados nos quedamos dormidos…

A la mañana siguiente despertamos y cuando estábamos todos nos dirigimos al parque de atracciones en el coche de Mark. Él y Leo iban delante y Kaila, Luke y yo detrás. Cuando vi a mi hermanastro recordé la broma y vi que ya no teníamos nada que hacer. El rubio se acercó a mi oreja y me dijo:

-Sé que sois hermanastros, te salió el tiro por la culata peque.

-¿Y qué más da? Ahora te tengo a ti, celosín.

-¡Vayámonos antes de que vomite! – Gritó mi loca amiga anti-amor.

Pero, ¿Luke y yo que éramos? ¿Amigos o más que amigos? No había tiempo de pensarlo y realmente, me daba igual lo que fuéramos. Yo era feliz y era lo que me importaba.

El camino transcurrió entre anécdotas y canciones mal cantadas. Los chicos fueron conociendo a mi chico y viceversa. Al llegar allí, Kaila agarró mi mano y salió disparada a la entrada. Después de que los hombres pagaron (obvio que pagaron ellos, son hombres y si no pagaran no serían nuestros caballeros) fuimos corriendo hacia las atracciones más peligrosas del parque. Me encantaba sentir la adrenalina corriendo por mi cuerpo aunque solo fueran unos segundos. Además habíamos escogido venir un día de diario y la mitad del mundo trabajaba. Contando que eran las diez de la mañana y la gente seguía durmiendo. Tras montarnos en la lanzadera, la maquina y muchas más cosas nos decidimos a montarnos en la mejor atracción clasificada por los adolescentes. Se llamaba “El abismo” una montaña rusa naranja con una gran altura. La seguridad parecía buena y debía serlo ya que esta te dejaba unos minutos boca abajo. Sin esperar apenas cola subimos todo nuestro grupo en la atracción. Llevaba una gorra y unas gafas y las dejé junto a mi mochila a un lado. Al volver a sentarme junto a Luke comprobé que mis convers negras se habían desabrochado y, para no perderlas en el transcurso de la montaña rusa me agache a atarme los cordones. En ese momento las barras bajaron, todas excepto la mía. Al agacharme parecía que no había nadie y no bajaron la de mi lugar. Cuando volví a subir la cabeza la atracción ya había empezado y me entró en pánico. Grité lo más alto que pude y mis amigos al verme sin ninguna seguridad me siguieron moviendo los brazos pero el chaval que estaba al mando pensó que solo pasábamos “un buen rato “.

-Luke voy a morir.

-No digas eso no dejaré que nada te pase.

-Pero ya estamos subiendo y esto va a dar la vuelta.

El mundo, pareciendo oír mis palabras, mandó una gran ráfaga de aire k hizo que quedara suspendida agarrándome al asiento pero con medio cuerpo fuera. Grité con todas mis fuerzas y mi rubio estiró su brazo para que lo sujetara pero no llegaba a tanto. Su asiento no le permitía darme la mano desde mi posición.

-No, aguanto, más…

-Por favor aguanta ya vienen, ¿ves que han parado la montaña rusa?- Me pidió Mark sollozando.

-Sé fuerte… - Me dijo Kaila mientras lágrimas caían por su rostro.

-Por mí, no me dejes…- Susurró Luke, pero, aunque mi cuerpo se esforzó al máximo por seguir allí suspendida, la fuerza de la gravedad ganó la batalla y caí al suelo.

Mi vista se nubló y todo lo que veía era negro y sangre. No oía nada y casi no tenía fuerzas ni para pensar. Pero si llegue a formular una frase antes de caer en ese sueño que podría ser infinito…

-Nunca te dejaré…

¡Hola! ¿Como están? Aquí otro capítul. Siento que sea corto pero... mi cabeza no da a más. Votad y comentar si quereis claro está. Besos, os amo!

Todo Empezó En El TejadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora