Todo Empezó En El Tejado

Susto mortal

Hola!!! Ya he vueltooo. Perdonenme pero mis padres decidieron alargar las vacaciones y volví ayer encontrándome un poco mal y no pude subir. La buena noticia es que ya son 646 leídos y eso superan los 600. ¡Estoy super felizzzz! Eso significa que, como prometí, ahora subiré tres capítulos. Espero que os gusten y por favor votad y comentar. Prometo subir más seguro y, si llegamos a los 1000 leídos tengo preparado algo especial. No os entretengo, os quiero.

Su respiración seguía en mi hombro. Lágrimas caían en mi cara. No podía estar muerto. Era mi único amigo aquí. Además, era muy joven… la mano que estaba minutos antes en mi boca calló al costado del joven detrás de mí. Me daba igual si después me mataba pero le daría por lo menos un golpe en honor a mi amigo. Entonces comencé a pensar. ¿No había gritado? ¿No había intentado pedir ayuda? Yo por lo menos no había escuchado nada… Me giré, quizás por el miedo me hubiera equivocado de persona y no fuera aquel chico el que estaba detrás de mí. Y allí estaba. Mi chico con una sonrisa de oreja a oreja. El idiota me había gastado una broma de mal gusto.

-Eres hombre muerto. Te mato, te mato, te mato.- Dije asesinándolo con la mirada.

-Shhh.- Dijo con una sonrisa pícara en el rostro y poniendo su dedo en mis labios.- No queremos despertar a tu padre.

-Corre por tu vida. – Susurré no sin antes morderle el dedo.

-Has salido juguetona eh, eh.

Salí corriendo detrás de él. Como lo atrape me lo cargo. ¿Cómo me ha podido engañar así? De verdad que pensé que había muerto y tenía que iniciar una vida sin él. Le agarré por la espalda y tras un giro caímos ambos en la cama. Empecé a hacerle cosquillas y él ha reír. Su risa era música para mis oídos. Y pensar que no la podría haber escuchado nunca más. Sus carcajadas empezaron a ser más sonoras.

-Shh. No queremos despertar a mi padre. – Le imité. Él rió más fuerte.

-Hazme callar.

-¿Con qué?- Pregunté juguetona.

-¿Es que no lees libros de mujeres? En todos se calla con un beso. – respondió con morritos.

-Pero yo soy especial. – dije retirándome el pelo de la cara. – y tengo novio, así que no te voy a besar.

-¿A no? ¿Y qué harás?

-Esto. – levanté mi rodilla y fue a parar a sus “partes bajas”. Gritó de dolor pero luego no volvió a hablar. -¿Ves como calla más esto?

-Oh no, tú de aquí no sales sin mi venganza. – Contestó agarrándome del brazo al ver mis intenciones de irme.

-Eso lo dirás tú. Pero antes de irme un beso de buenas noches.

Él, inocente, puso su mejilla. ¿No veía que le iba a dejar con las ganas? Hombres… Le giré la cara y cuando estaba a milímetros de sus labios me puse de puntillas y deposité un beso en su frente.

-Buenas noches… - Le dije al oído.

Recogí las cosas y me fui al sofá moviendo mis caderas.

Me encanta ser mala.