❝ Son almas gemelas, es su destino estar juntos. Ella resurgió después de tantos años sólo para estar con él. Es complicado de explicar, simplemente se necesitan, es como el Ying y Yang, nada puede separlos, sin embargo debemos hacerlo porque juntos...
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Las brujas eran una de las especies más poderosas de la tierra. Con la inquisición gran parte de ellas se extinguieron. Las supremas de nacimiento desaparecieron en la hoguera y fue así como el aquelarre tuvo que poner en práctica sus conocimientos para encontrar a una nueva "Suprema".
—Verás, tengo un don. Una especie de visión nocturna del alma. Puedo ver los lugares oscuros que la gente intenta ocultar con desesperación.
—¿En serio? Aunque trabajaste para coco por muchos años y te salvó la vida después del bombardeo, ¿por qué creo que lo único que quieres es tomar algo afilado como para cortar la arcilla, y cortarle la garganta hasta el hueso? Eso califica, Mallory. ¿No te parece?
—Aveces puede ser problemática. Sí, me obliga a hacer cosas que no quiero. Pero eso no significa que quiera matarla. Es malcriada y cree que está en su derecho, pero también es indefensa. Me necesita.
Raven la miró tratando de comprender qué la hacía verse especial a pesar de ser demasiado simple.
—Quiero un mundo sin hipocresía, con la clase de gente que comería la fruta prohibida, pero también derribaría el maldito árbol y lo usaría como leña. Creo que eres la indicada para ese mundo, Mallory.
—Me quiero ir.–dijo asustada por la mano de Michael recorriendo su mejilla.
—Tienes miedo, ¿verdad? No aceptas quien eres.
—No sé quién soy. A veces siento que hay alguien enterrado dentro de mi. Es alguien que intenta salir a arañazos.
Raven alzó la mirada. Ella conocía ese sentimiento, toda su vida lo había cargado.
—¿Quién? –cuestionó levantándose de su asiendo y empujando a Langdon.
—No lo sé. ¡Me quiero ir!
Se levantó estrepitosamente intentando escapar, sin embargo Michael la alcanzó y la tomó del brazo.
—Déjame ir.
—No tengas miedo, Mallory. Te damos la oportunidad de vivir.
—¡Dije que me dejes ir!–gritó arrojando a Michael por los aires. Incluso las cosas se cayeron.
Michael se levantó mirándola con asombro. Molesto dejó salir al demonio que vivía en él. Mallory no sé quedó atrás e hizo que las llamas de la chimenea aumentaran de tamaño, sin embargo Raven las controló y con un movimiento de manos colocó un objeto filoso en el cuello de la chica.
—¿Quién eres?–preguntó molesta por el alboroto que había causado.
—No sé.–respondió en medio de un trance.—¿Quiénes son ustedes?
Con rapidez abrió las puertas, escapando.
Los dos amantes se miraron esperando una respuesta del otro.
