N I N E

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—El día que Constance murió fue la primera vez que ví a mi hijo

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—El día que Constance murió fue la primera vez que ví a mi hijo.–comenzó a contar Ben sentado en el mismo sillón de siempre.

—¡Constance!–la llamó Raven desde la entrada de la enorme casa. Era la primera vez que la veía de cerca.

Michel entró y ella dudo en seguirlo, sin embargo lo hizo.

—¿Abuela?–gritó desde las escaleras.

La peli negra miró hacia su izquierda y llevó su mano a la boca.

—Abuela...–susurró el rubio acercándose apresurado.

Al verla muerta llevó sus manos a su cabeza.

—¡No!–la tomó en sus brazos.—Despierta. Lo lamento. Todo es mi culpa.

Raven se acercó y abrazó a Michael consolándolo.

—Los espíritus en esta casa no se pueden ver a menos que ellos quieran.

Los dos jóvenes se giraron hacia la voz desconocida.

—¿Quién eres?–preguntó Raven con desconfianza.

—Alguien que quiere que lo vean. Alguien que quiere ayudar. Si quieres cambiar, creo que te puedo enseñar.

—¡Soy un monstruo!–gritó él aún abrazado de su abuela.

—¡No vuelvas a decir eso!–lo reprendió la chica molesta por la manera en que se expresaba.

—Quiero ayudarte porque no puedo evitar verte como a un hijo. Aunque no lo seas.

—Entonces comenzamos a conversar como médico y paciente ese mismo día. Él quería ser bueno desesperadamente. Podía ver en sus ojos cuánto me necesitaba. Yo quería que tuviera todos los placeres simples que nunca tuvo o al menos no en grande. Su niñera se encargaba de hacerlo feliz, lo quería y llenaba de amor como nadie lo hacía, pero no era un hombre, no era su padre.

—Es asombroso.–aplaudió contenta.—Eres demasiado inteligente. Un hermoso niño brillante.

—Su mente parecía estar siempre cinco pasos adelante. Cuanto más tiempo pasaba con él, más me sentía como un padre para el chico. Quería darle todo.

—¿Qué haces? No toques mis cosas.reclamó Tate entrando como un torbellino.

Michael guardó de inmediato la máscara en el cajón. Estaba asustado.

—Estaba explorando.–lo defendió Ben entrando detrás del rubio.

—¡Nada de eso!

—¿Qué sucede?–preguntó Raven entrando en la habitación, llevando una charola con una jarra de limonada.

—No toques mis cosas, ¿entendiste?

C H A O SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora