Seguía a Michael como un cordero a un pastor. Le era incondicional sin importar como la tratara.
Él no solo le había comido el corazón, también había entrado en su cerebro y la manipulaba. Como una enfermedad que se expandia a cada segundo dentro de ella y de la cual no había cura. Michael era demasiado elocuente.
-¿A dónde vamos?-cuestionó sujetando con fuerza la sombrilla.
-Necesito estar sólo para aclarar mi mente.-respondió dándole a entender que guardara silencio.
-¿Por qué me has traído?
-Por que no pienso dejarte sola cuando un aquelarre está en tu búsqueda.
Aquella declaración la dejó sin manera de seguir haciendo preguntas. Esos pequeños actos por parte de él la hacían sentir amada.
-Necesitamos hacer una misa negra.-habló de nuevo girando su cabeza hacia donde ella se encontraba.
-Necesitamos más que una misa negra.-corrigió y alzó el viejo libro que había recuperado de las manos de Michael.-Necesito romper un hechizo.
-¿Qué clase de hechizo?-indago dudando de llevarlo a cabo.
-El que madre puso en mi para controlar mis poderes. No sólo los de Suprema, también los poderes que pertenecían ella y a todo su aquelarre.
Él la miró durante unos segundos. No podía negar que la voz del papa negro aún seguía rondando por su cabeza. Clavándose como una pesadilla.
-De acuerdo, ¿qué necesitas para llevarlo a cabo?
-El corazón de una bruja.-murmuró Raven pasando de largo junto al rubio.
En medio del desierto nadie podía molestarlos. Nadie podía ver lo que estaban tramando. Sus ambicioso plan para acabar con la humanidad. Su verdadero propósito desde el inicio fue ese y no se iría hasta cumplirlo.
-Nunca me has contado nada de tu niñez.-habló Michael acercándose a una gran roca para sentarse. Observó el vivo color del cielo, era lo único que destacaba en el opaco lugar.
-Quizás fue porque jamás lo preguntaste.-respondió rápidamente mirando a otro lado.-De todas maneras no hay nada importante.-agregó sintiéndose afligida.
-¿Segura?-ladeó su cabeza y sonrió.-Estoy seguro de que no es así. ¿Qué tratas de ocultar?
-Nada.-masculló apretando la sombrilla, tanto que sus dedos comenzaban a ponerse blancos.
-Tus secretos son mis secretos y viceversa.-dijo tratando de convencerla.-Todos tienen algo oscuro que tratan de esconder con desesperación, pero la culpa está reflejada en sus rostros que es imposible ocultarlo.
Raven parpadeo varias veces intentando no desfallecer en el proceso. Sus labios temblaron por el resentimiento hacia su padre.
-Confía en mi cariño, no te haré daño.-susurró Michael cerca de su oído.
Paseó sus manos por sus brazos hasta llegar a su cintura y sujetarla con fuerza. Su tacto la desarmaba.
-Tenía diez años.-pronunció cerrando sus ojos con fuerza.-Yo sólo era una niña y no sabía lo que estaba sucediendo...
-Continúa.-la incitó sin dejar de acariciarla.
-Mi madre no tenía buena relación con mi padre. Él no sabía que era una bruja y cuando se enteró se volvió loco. Lanzó maldiciones hacia nosotras como si fuésemos una abominación.-relató recordando las punzantes palabras.-Yo solía ser su amada niña, pero desde ese día comenzó a mirarme con asco y se alejó. Buscó refugio en el alcohol. Mamá se negaba a ayudarlo...o someterlo con magia.
-No te detengas.-ordenó con tono demandante.
-Era una niña y no sabía como controlar mi poder, a demás de que era enorme.-prosiguió sintiendo el sabor salado de las lágrimas.-Un líquido negro había salido de mis labios y de él docenas de cuervos se formaron volando en mi cuarto, rodeándome como si fuera su madre. Fue cuando mi padre entró, se estremeció al ver el paisaje.
Hizo una pausa ante el nudo en su garganta y no pudo contener un fuerte sollozo.
-Se volvió loco y comenzó a matar los cuervos con un bate de béisbol. Yo gritaba implorando que se detuviera, cada golpe me dolía a mi, sentía que mi piel se desprendía y cuando ya no quedaba ni una sola ave, yo estaba en el suelo convulsionando.
Negó tratando de olvidar esa imagen tan repugnante, tanto que le daban náuseas.
-El espejo en frente de mi me mostró un rostro que nunca voy a olvidar. Era yo con el cabello casi blanco y los ojos rojos, mis manos tenían garras largas. El miedo me había abandonado y fue reemplazado por una sensación que me hizo sentir poderosa.
Restrego sus manos sobre la tela de sus ropas, limpiándolas del sudor. Se apartó del agarre de Michael. Estaba inerte en sus recuerdos, tanto que podía sentir el dolor.
-Me levanté del suelo y caminé en dirección a él. Si cierro los ojos puedo recordar el miedo plasmado en su cara.-las palabras estaban empapadas de odio.-Él trató de huir, pero se lo impedí. Había sido demasiado ruin con nosotras que debía pagar. Enterré mis garras en su pecho, su desbocado corazón palpitaba en mi mano y el dolor reflejado en sus ojos alimentó mi alma. Un repentino odio me invadió y apreté su corazón robandole el último aliento. Su cuerpo cayó a mis pies mientras yo sostenía la máquina que le daba la vida.
Una sonrisa se plasmó en el rostro de Michael, acción que pasó desapercibida ante Raven, quien le daba la espalda.
-Mi madre no dijo nada cuando entró al cuarto y me halló en la esquina, llorando a mares.-suspiró estremecida.-Se deshizo del cuerpo y de todo lo que había de mi papá, puso un hechizo para controlar mis poderes. Jamás volvimos a hablar de él como si nunca hubiese existido. Sin embargo yo quería saber porqué el odio me había invadido siempre hacia ese hombre. Así que rebusque entre sus pertenencias que se hallaban en el sótano y encontré lo que buscaba. Su árbol genealógico era demasiado denso, pero logré dar con el problema. Jacob Williard estaba en una de sus ramas.
-¿Quién es Jacob Williard?-cuestionó Michael con celos.
-La persona que me condenó a la hoguera. Mi desprecio era tan grande como su orgullo. Aunque también hay que agradecerle. De no haberlo hecho hoy no estaría aquí contigo.
-Entonces.-murmuró Michael después del silencio.-Ese es tu oscuro secreto.
Raven asintió aún con un leve temblor recorriendo su cuerpo.
-Eres perfecta.-pronunció él colocándose en frente de ella.-Tú poder hace que el mío crezca, eres la mujer que necesito para este nuevo mundo.
Tomó su cara y la beso. Sus palabras alentaban el lastimado corazón de Raven, la reconfortaba, pero sobre todo por fin daban inicio al caos.
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C H A O S
Fanfiction❝ Son almas gemelas, es su destino estar juntos. Ella resurgió después de tantos años sólo para estar con él. Es complicado de explicar, simplemente se necesitan, es como el Ying y Yang, nada puede separlos, sin embargo debemos hacerlo porque juntos...