E L E V E N

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❛ She was an angel living in the garden of evil

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❛ She was an angel living in the garden of evil. ❜


Michael entró con rapidez al lugar, sus pasos eran bruscos y torpes. Se detuvo en la puerta y su ojos buscaron desesperamente a su niñera.

La figura femenina miraba por la ventana, respirando aire fresco y diferente al que acostumbraba, estaba tan concentrada que ni siquiera había notado la otra presencia.

Con miedo se acercó hacia ella, estiró sus dedos intentando tocarla, pero temía que antes de hacerlo ella desapareciera.

Raven pegó un brinco y cerró sus ojos al sentir el roce de sus dedos contra su espalda. Tenía años sin sentir esa sensación, por lo cual, su respiración se volvió errática y comenzó a llorar.

—Voltea por favor.–imploró Michael en un susurro ahogado. Las palabras rasgaban su garganta con fuego.

Despacio giró su cuerpo quedando de frente a él.

Se miraron mutuamente observando todos los cambios. Sin aguantar un segundo más Michael la estrechó en sus brazos con fuerza, para ese momento los dos lloraban.

—Perdón, perdón.–repetía incontables veces sin soltarla.—Fui un tonto al dejarte, merezco tu desprecio, pero soy demasiado egoísta para dejarte ir

—Esta bien.–susurró Raven colocando su mano temblorosa sobre la mejilla del rubio.—Solo eras un niño, no sabías lo que hacías.

Era lo que siempre decía para justificar las faltas de Michael, estaba tan mal y no se deba cuenta.

—¡Mírate!–exclamó tomándola de las manos y mirándola de arriba a abajo.—¿Qué te he hecho? Eclipsé tu belleza, apagué tu poder.

Raven volvió a abrazarlo sin querer escuchar más disculpas. Habían pasado años sin verlo, sin tocarlo. Estaba temblando de la impresión por tenerlo de nuevo frente a ella. A ese pequeño ser al que había arrullado años atrás y que ahora el hombre que la llenaba de maneras indescriptibles.

—Mi poder se fortalecerá con la luna llena.–respondió sin darle importancia.—Ahora abrazame y no me sueltes.

Se aferró a él oliendo su fragancia. Estaba demasiado cambiado y ante esto abrió sus ojos con asombro.

—¿Qué te pasó?–cuestionó separándose para observar minuciosamente los cambios en el joven.

—Unos brujos me encontraron y me llevaron con ellos para enseñarme lo que sabían. Ahora soy el alfa.

—¿Por qué ahora?–preguntó con la voz cortada.—Todo parece ir bien para ti.

—No puedo ser feliz. No sin ti. Éstas personas pueden estar de mi lado, pero no me son fieles, no me comprenden. Te necesito a ti, a la verdadera bruja suprema. Mi cuervo del apocalipsis.

Una turtuosa imagen llegó a la mente de Raven apenas colocó sus manos sobre las mejillas de Michael.

—¿Quiénes son ellas?–cuestionó mirando los recuerdos de Michael.—Quieren destruirte.

—Son las brujas. El aquelarre de Cordelia.–respondió asombrado.—Aún después de tanto tiempo sigues sorprendiéndome.

—Cariño, aún con mi debilidad puedo sentir el odio hacia ti. Es enorme que aún sin mis poderes lo puedo descifrar.

—Soy más fuerte que ellas.–sonrió Michael quitando los mechones de la cara de su chica.—No tienes porque preocuparte.

—No subestimes a las personas.–pronunció con seriedad. Reprimiendo las tontas lecciones que daría una madre a su hijo.

—Soy el anticristo, ¿crees que podrán contra mi?–cuestionó egocéntrico.—¿Están muy por debajo de mi nivel?

—¿Qué hay de mi?–inquirió manteniendo el contacto con los penetrantes ojos del rubio.

—Tú eres diferente.

—¿Los soy?–alzó una ceja.—Soy una bruja como ellas, ¿qué me hace diferente?, ¿o sólo me consideras especial por ser a quien te follas?

—¡No seas tonta!–reclamó comenzando a molestarse.—Eres una bruja suprema. El cuervo que mi padre envió para estar a mi lado y llevar el caos.

Raven suspiró y asintió. No tenía ganas de pelear con Michael. No deseaba terminar con la poca paciencia del chico y acabar de nuevo sumida en la soledad de una lúgubre casa.

—Escucha.–dijo y la tomó del mentón.—Eres poderosa, te necesito para acabar con ellas.

—¿Me estás usando?–lo acusó con sus ojos empañados.—¿Por eso me liberaste?

Michael apretó la mandibula y la soltó bruscamente. Su calculadora mirada emanaba fuego y ardía en la piel de la joven.

—Eres a la única mujer que considero mi igual. Abrí mi corazón para ti, ¿eso te parece poco?

La bruja miró los ojos de Michael, perdiéndose en el profundo color azul. Su imponente altura la hacia sentirse pequeña, el ancho de sus hombros la hacía sentir segura cuando la abrazaba, sus preciosos rulos dorados y sus  carnosos labios la seducían sin poder hacer nada.

—Lo siento.–murmuró aún con la mirada en él.—Fue una tontería reclamarte por algo que no vale la pena.

Michael la miró escéptico. Esa débil joven debía ser amaestrada a su imagen y semejanza.

—Necesitas descansar estas muy alterada.–aconsejó tomándola de los hombros.

Sus ojos viajaron hacia la ventana observando la brillante luna.

—La luna llena esta cerca.–informó y volvió su vista hacia la chica.—Descansa, Miriam te llamará cuando la cena este lista.

Raven asintió y caminó hacia las escaleras, no sin antes mirar de nuevo a Michael.

Las horas transcurrieron demasiado rápido para la joven bruja, quien no pudo dormir, pues sólo se había dedicado en recuperar su apariencia física. Como la antigua y próxima Suprema debía verse bien.

—Ahora si luces mejor.–alabó el rubio al verla de pie frente al espejo.

—Quiero dejar de ser débil.–pronunció mirándolo a través del traslucido cristal.—Agnes era amable y pagó las consecuencias. No quiero lo mismo.

—Hay demasiado poder dentro de ti, Raven.–Michael se acercó hasta tomarla de la cintura.—No eres débil, no te dejaré serlo. Eres mi precioso cuervo, mi representación del apocalipsis.

Besó su hombro antes de conectar sus ojos con los de ella en el reflejo del espejo.

Michael podía recordar las distintas facetas de ellos juntos. En donde él era débil y recurría a los brazos de su niñera, ahora él era demandante y ella sutil, pero eso no era lo que quería. Michael deseaba ver a Raven como su igual, alguien fuerte e inquebrantable, con el carácter y estímulo suficiente para causar caos en el mundo.

Y era lo que estaba a punto de hacer. Sacar el potencial que habitaba dentro de su niñera. Quería ver a las brujas caer y para eso necesitaba que la verdadera suprema se levantara.

C H A O SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora