Michael se aferraba al delgado cuerpo de Raven, no quería dejarla ir. No podía mantenerse alejado de la joven mujer que le mantenía fuerte y amado.
—Por favor, eres lo último que me queda.–rogó con voz entrecortada.—No me dejes.
Sin embargo la decisión ya estaba tomada. Ella tenía que alejarse de él por un tiempo.
—Sabes que es lo mejor.–murmuró acariciando su cabello en una manera de consuelo.—Voy a regresar.
—¿Y si no es así?
Sus rojos ojos la miraron mostrándose decaído y afligido por perderla.
—Lo será. Lo prometo.–besó la mejilla del chico antes de seguir abrazandolo. Transmitiendo ese cariño que sólo ella podía darle.
—¿Por qué debe de ser así?
—Por qué necesito su corazón.–respondió suspirando. Ya lo había explicado varias veces, aunque parecía que Michael buscaba una nueva respuesta cada vez que preguntaba.
—No es necesario que me dejes.
—Necesito ganarme su confianza, les haré creer que tienen ventaja sobre ti.–explicó trazando círculos sobre la mejilla del rubio.
—¿Van a creerte?–cuestionó con voz temerosa.—No quiero perderte. No a ti.
—Y no lo harás. Sólo entraré en su aquelarre y cuando menos lo piense lo destruiré quitándole a una de sus más preciadas chicas.
—Tengo miedo. Mi padre me abandona, mi madre me intentó matar, mi señorita Mead está muerta y ahora tú...
—Yo no te estoy abandonando.–mascullo con el efímero sentimiento de culpa.
—Es así como yo lo siento.–gruño comenzando a enojarse.
—Necesito alzarme como la verdadera suprema que soy, pero para eso necesito su corazón y así podré romper el hechizo.
Michael la rodeó con sus fuertes brazos haciéndola sentir pequeña e indefensa.
—Voy a extrañarte.–murmuró oliendo el cabello de la castaña.—Te necesito más de lo que parece.
—Prometo que volveré pronto. No será difícil ganarme su confianza. Y cuando haya tomado lo que necesito de ellas volveré.
—Lo harás.–pronunció Michael con la cabeza escondida sobre el pecho de Raven.
Su ágil mano descendió y tomó el collar de la chica, lo apretó hasta ejercer presión en el cuello.
—O de lo contrario te mandaré al infierno y nunca podrás salir.–agregó con la furia corriendo por sus ojos.
Raven comenzó a golpear el pecho de Michael con desesperación. El aire no podía llegar hasta sus pulmones y comenzaba a doler.
El rubio la miraba con la cabeza ladeada, pasó su pulgar por la mejilla de la chica, limpiando las lágrimas que comenzaban a salir. Soltó el collar haciendo que ella cayera de rodillas buscando oxígeno.
—No voy a dejar que otro más te tenga. Me perteneces, eres el regalo que mi padre me dio.
—No tenías porque hacer eso.–murmuró débilmente y continuó tosiendo.
Michael se puso de cuclillas en frente de ella, le quitó el cabello de la cara y la tomó de las muñecas levantandola.
—Diez días.–advirtió apretando la mandíbula.—Tienes más de una semana y si no regresas en ese plazo iré por ti. No habrá bruja, ni magia que se interponga en mi camino. Te encontraré y vendrás conmigo quieras o no.
La bruja asintió frenéticamente intentando safarse de las grandes manos de Michael que presionaban sus delgadas muñecas. Sentía el fuego quemandola.
La soltó y llevó su mano derecha hacia la izquierda. Quitó el anillo que rodeaba su dedo índice y lo colocó en el dedo de la chica.
—Cada vez que te alejes de mi te daré una de mis pertenencias para que sepan a quien le perteneces.–explicó con más calma acariciando su piel de porcelana.—Oh Raven, eres mi maldita perdición.
Dejó caer su mano con fuerza y volvió a poner un semblante frío.
—Vete antes de que me arrepienta.–dijo dando dos pasos atrás.
Raven se quedó estática. No sabía que hacer, tenía miedo. Miedo de lo que fuera a pasarle a Michael si lo dejaba sólo e indefenso.
—¿Qué estás esperando?–bramo molesto.—Vete y más te vale que regreses siendo la maldita suprema.
Dio la vuelta hacia el lado opuesto. Volvería a la civilización de donde Michael la había sacado. Su cuerpo se mantuvo inerte y apretó los puños enterrando las uñas en sus palmas. Se sentía mal y sabía que después de irse nada sería igual. Alcanzaría su máximo poder desterrando a Cordelia para convertirse en la reina de las brujas, pero sobretodo su alma sería plenamente de satán. Él le daría el poder y fuerza, pero sobretodo el coraje. Una vez que se convirtiera en la suprema Michael dejaría de lastimarla físicamente.
Sabía que debía seguir su camino, pero no podía hacerlo sin antes despedirse adecuadamente.
Volvió hacia el rubio y estampó sus labios en lo de él. Lo besó con intensidad jalando del cabello de Michael, memorizando cuán débil era ante esa hermosa y malvada criatura que la tenía entre sus manos como si fuera una marioneta.
—Nos vemos en diez días.–susurró alejándose de él. Le dolía el corazón al imaginar una vida sin Michael a su lado. Ya lo había experimentado y era doloroso.
Miró por ultima vez los ojos de Michael memorizando hasta el más mínimo detalle. Sonrió y asintió antes de partir hacia la Academia Robichaux.
¡Estoy trabajando en un tráiler para la historia!
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C H A O S
Fanfiction❝ Son almas gemelas, es su destino estar juntos. Ella resurgió después de tantos años sólo para estar con él. Es complicado de explicar, simplemente se necesitan, es como el Ying y Yang, nada puede separlos, sin embargo debemos hacerlo porque juntos...