Sus ojos claros lo miraron fijamente y en ellos vio amor. Ese brillo inconfundible y tierno... Tocó su rostro y sintió sus manos frías, frunció el ceño. Volvió a estirar la mano, pero se había alejado, la llamó y parecía no escucharlo. Caminaba por el pavimento, tambaleándose, todo se ponía oscuro a su alrededor y escuchaba sus sollozos lejanos...
Máximo abrió los ojos sobresaltado. Miró el reloj y sólo había dormido 50 minutos. Resopló. Pasó sus manos apretando su rostro y sus ojos que le ardían de cansancio, se quedó mirando el techo de la habitación. Su padre había llamado tres veces en la semana, tal vez eso había traído tan presente en su mente los ojos de su madre.
Se puso de pie y caminó hasta la ventana para ver las luces de la ciudad. Notó que estaba nervioso, sus manos temblaban levemente, miró las valijas que había al costado de la habitación, debía volver. Lo quisiera o no, debía hacerlo. Después de todo lo que había pasado, después de tanto tiempo, había llegado el momento de hablar con él. Marianne sólo le había dicho que su padre estaba mal y que necesitaba ayuda, ¿eso significaba que debía salir corriendo a socorrerlo? No lo creía. Marie, como solía llamarla, insistía que era tiempo de perdonar, para él, esa posibilidad no existía. Después de todo, ¿qué le debía a su padre? Nada compensaba lo que le había quitado.
Del otro lado del mundo, Daniela Martin cerró la puerta de su habitación de un golpe, rápidamente tomó la nota, húmeda por sus manos y agitada leyó.
Dani por favor discúlpame pero no voy a volver. Espero que algún día pueda explicarte y me entiendas. Alan.
La leyó una vez, dos, diez. No podía entender aquellas palabras. ¡¿Qué significaba eso?! Los ojos se llenaron de lágrimas y se escurrieron por su rostro dejándola sin respirar.
Hacía seis días que no sabía nada de él, no había llamado, no había podido encontrarlo en su casa, nadie le daba noticias y sintió que desesperaba. Había hablado con su familia, con sus amigos, pero nada, nadie le decía nada. ¿Cómo podían ser tan crueles?
Recibir aquella nota por quien había sido su suegra, en cierta forma había sido un bálsamo ante la desesperación, pero ahora que la leía, seguía sin entender nada.
Su corazón se desgarraba ante la sola idea de la palabra "abandonada", eso había dicho Anabel, que Alan la había dejado. La mera idea de que fuera cierto la había destrozado y no coincidía con nada de lo que habían vivido hasta la última vez que se vieron.
Habían hablado, la había acompañado a su casa, la había besado.
¡Dios! ¿¡ Qué ha pasado?!
Sintió que desesperaba. Arrugó la nota estrujándola en sus manos y la tiró contra la puerta de su habitación. Sentía que más que abandonada, había sido traicionada, en su confianza, en su amor, en su entrega. Su corazón estaba en pedazos y sentía que sería para siempre.
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Todo Fue Diseñado Antes que un Sólo Día Pasara
RomanceROMANCE CRISTIANO COMPLETA Una mujer abandonada, un hombre que no puede dormir por las noches, dos vidas que Dios se ha empeñado en unir. Es el primer libro que escribí, donde se mezcla el romance y la obra de Dios. Te invito a leerla y a disfrutarl...