Cuando me quieras

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Corre a toda velocidad mientras su corazón galopa desbocado en su pecho. Siente el crujir de las botas característico del uniforme militar contra el pavimento y la adrenalina lo impulsa a seguir sin respirar en aquella huida frenética.
El ladrido de los perros le indica que están cerca de él, pero su meta es clara y está dispuesto a dar hasta su último suspiro por alcanzarla.
El aire corta sus pulmones, o es lo que siente, sus ojos se nublan pero logra divisar la marca acordada. Se anima mentalmente y a pesar de que las piernas flaquean, da un último esfuerzo.
Vamos, vamos.
El susurro le devuelve un poco la vida y sabe que está a punto de lograrlo.
La valla cortada se abre y ve una luz entre tanta oscuridad.
Un poco más, ya casi.
Lleva su cuerpo hacia atrás y luego de un salto se desliza hacia delante. Una barrida al mejor estilo de un corredor que toca el home play.
Dos brazos de diferentes personas lo alzan y elevan para meterse en aquella Jeep oscura que espera por él.
Cierra los ojos y se deja llevar, apenas el chirrido de las llantas contra el asfalto le dan una señal para poder soltar todo el aire contenido.
Eres libre Lex.
No abre los ojos pero su sonrisa maníaca es la respuesta que su acompañante esperaba.

**

Da vuelta inquieta en su gran cama, sus pensamientos son un enjambre de abejas que no paran, y ella odia sentirse tan dependiente de factores externos.
Mira a su lado la mesa de luz y ve la hora, dos treinta y cuatro de la mañana, según sus cálculos ya la operación debía haber acabado.
Inhala aire y se sienta frotando sus sienes. Está segura que esto causará el final de la delgada relación que tiene con la alienígena heroína de la ciudad que habita desde hace casi tres años.
La rabia, el sentimiento de traición, el dolor y la frustración la llevaron a tomar está terrible decisión.
Sabe que extraer a Lex de la prisión de máxima seguridad no sólo la coloca en una posición vulnerable, si no también a toda la humanidad.
El sonido del teléfono la saca de cavilaciones y en un manotazo atiende.
Está hecho.
Es todo lo que le avisan y con eso, ha comenzado su mayor jugada desde que llegó a Ciudad Nacional.

**

Tres hombres fornidos van tras sus pasos, y aquella mujer que por años sirvió a su seguridad se mantiene al lado.
No me dirás quien ordenó está operación.

Ten paciencia Lex.

El sonríe de mala gana, odia las sorpresas o ser parte de algo que no tiene noción. A pesar de ello, es Mercy, su vieja mano derecha que le traicionó y envío a prisión. ¿Qué otra cosa podría salir mal? Si lo quisiera muerto, ya lo estaría. Aquel debate mental se detiene al ver girarse a la persona que le ha hecho esperar en aquel vehículo por dos eternas horas.
Te ha sentado mal la cárcel, muy pálido y delgado.

Una mueca cruza su rostro y se cruza de brazos con su cabeza ladeada.

No sabía que tanto me extrañabas querida hermanita.

Ya ves, nunca te he olvidado Lex.

Hubo tres bajas en su extracción.

La mujer que entrego el paquete a la misma Lena Luthor le da el parte de lo ocurrido.
¿Por qué estoy aquí?

La turbidez tiñe aquellos ojos traslúcidos y su manera de caminar hace que el ex recluso de un par de pasos atrás.
Ya lo averiguaras. Por ahora ponte cómodo, descansa, come bien y en breve mamá te hará compañía.

¿Acaso has recapacitado?

Una sonrisa de comercial atraviesa la cara de Lena y sin responder nada, sale de aquel lúgubre lugar.

**

Lex Luthor ha escapado anoche de la prisión de máxima seguridad en Metrópolis.
Dicen que un equipo de terroristas lo esperaban a las afueras del lugar.
Esta es una mala noticia para todos los ciudadanos, aún la memoria de todos están frescos los hechos de hace tres años y medio.

Supconeshot (Wattys 2019)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora