✾Capítulo 15: Me Salvaste.

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Jacobo en multimedia.

Llevo demasiados días aquí, Alejandro no ha sido muy amable conmigo, me saca del sótano una vez al día a asearme y hacer mis necesidades, me da un pedazo de pan por día con agua, pero en realidad no lo como, está duro y feo, siento que muero lentamente, Jacob porque se tuvo que ir, y más, a asesinar a alguien que quiero.

Me extraña esa sensación, pero al menos Jacobo me alimentaba.

Alejandro trae mujeres a casa, he escuchado gemidos por todos lados, es asqueroso, trato de dormir la mayoría de tiempo, solo quiero dormir y olvidarme de esta pesadilla; sé que hoy iré a hacer mis necesidades tarde, pues se olvida de que existo.

Trato de cerrar mis ojos pero escucho algo... Son golpes.

Cosas se rompen, escucho quejidos.... 

Son de Alejandro

Le están teniendo una fuerte golpiza a lo que parezco oír.

Puede que alguna de esas mujeres se quiso vengar de él, o tal vez solo se metió con la que no debía, pero la pelea se está intensificando, logro escuchar algunos golpes más cuando de repente mis ojos empiezan a cerrarse solos.

Siento que me voy a desmayar.

Antes de poder cerrarlos escucho la puerta del sótano y veo una figura familiar...

Alguna clase de alegría siento al verlo.

—Te....te extrañé—Susurro.

—Lo...lo siento—Siento que le costó decir esas palabras.—Perdóname por dejarte.

Solté una risa triste.

—No sé que es peor, que estés o que te vayas.

—Piensa bien que es peor y cuando tengas una respuesta me la das—Besa mi frente.

Dicho esto siento que desata las cuerdas que me tienen parando la circulación de la sangre... Me sostiene con sus brazos y me lleva en sus brazos fuera del sótano. No estoy del todo allí, mitad de mi ser ya están dormidos, pero quiero vivir este momento, quiero estar un poco consiente.

—Te llevaré al hospital—Dice mientras sigue su paso hacia la puerta.

—No, solo quiero dormir arriba.—Pido en un susurro.

—¿Estás segura?

—Si.

Al llegar al cuarto, me deja sobre la cama luego de limpiarme la cara con una toalla húmeda, luego se sienta en la silla del tocador y toma su guitarra, siempre que yo estaba mirando tv en la sala de estar, Jacobo limpiaba con delicadeza y precisión su guitarra; nunca pregunté nada sobre el tema, pero es obvio que sabe tocarla y también canta; a veces cuando se ducha escucho su voz y es muy bonita...Pero luego me acuerdo de todo lo que ha hecho y lo maldigo.

Lo observo y aún tiene sus manos sangrando, creo que parte de esa sangre es de Alejandro; Jacobo canta tan bello que cierro mis ojos dejándome transportar a otro lugar con su bella voz, cuando la canción termina siento que la parte derecha de la cama se hunde y luego la mano de Jacobo acariciando mi cabeza.

Así es como caigo en un profundo sueño.

La noche pasa sin incidentes, envuelta en un sueño reparador que me ofrece un respiro de la pesadilla que ha sido mi vida recientemente. Al despertar, me encuentro sola en la habitación, pero el sonido de la puerta abriéndose me indica que no estoy completamente abandonada.

Jacobo entra, llevando consigo un plato de comida y una expresión preocupada en su rostro.

—¿Cómo te sientes? —pregunta, colocando el plato sobre la mesita de noche y acercándose a la cama.

—Mejor, gracias a ti —respondo sinceramente, todavía un poco aturdida por el sueño.

Jacobo asiente con gesto sombrío y se sienta a mi lado, pareciendo sumido en sus pensamientos. Me doy cuenta de que esta es la primera vez que estamos solos desde su regreso, y una oleada de preguntas e incertidumbre amenaza con abrumarme.

—¿Qué pasó en Los Ángeles? —pregunto, sin poder contener mi curiosidad.

Jacobo suspira, como si el simple recuerdo le pesara en el alma.

—Fue un error, Anastasia. Un error haber ido—dice, su voz cargada de dolor—. No puedo entrar en detalles, pero te prometo que haré todo lo posible por arreglar las cosas.

Su respuesta no me satisface del todo, pero sé que no puedo presionarlo más. Por ahora, tengo que confiar en él y esperar que cumpla su promesa.

—¿Qué va a pasar ahora? —pregunto, buscando alguna pista sobre un futuro incierto.

Jacobo parece reflexionar por un momento antes de responder.

—Primero, necesitas descansar y recuperarte.—declara, su tono firme y decidido.

Sé que el camino por delante no será fácil. 

Todo lo contrario, no sé que esperar de él.

—Gracias, por cuidarme, a pesar de todo.—le digo, con sinceridad en mis palabras.

Él me sonríe, y por un instante, veo destellos de la persona que solía ser antes de que todo esto comenzara, pero sé que las heridas del pasado no se curarán de la noche a la mañana.

La comida en el plato frente a mí me recuerda que todavía hay cosas básicas que necesito, como alimentarme. Comienzo a comer mientras Jacobo permanece a mi lado, su presencia aunque atemorizante por un momento me resulta reconfortante.


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ANYILI 🌻

Obsesionado por ti ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora