Planeo algo... Sé que está mal, es obvio, pero debo hacerlo. Jacob me la debe, no es por venganza, solo tengo curiosidad...
—Voy al supermercado a comprar unas cosas. Tu desayuno está en la mesa —anuncio desde la puerta del baño a Jacob, quien está tomando una ducha.
—Despídete bien —contesta, asomando su tonificado cuerpo por el cristal, provocando que mi vista se deleite.
No he visto algo mas hermoso.
Nos besamos, y casi pierdo la cordura, pero recuerdo mi plan y me contengo. Salgo de casa, pero antes desactivo el auto de Jacob para poder entrar y esconderme en la parte trasera. Por suerte, Jacob siempre tiene un desorden en los asientos traseros, lo que facilita cubrir mi cuerpo allí.
Me acomodo entre las cosas que tiene en el auto, ahora solo falta esperar... Esperar a que salga y conduzca hacia su trabajo.
¡Ese es mi plan maestro!
Espero unos veinte minutos hasta que Jacob sube al auto, enciende la radio y empieza a tararear una canción que desconozco. Mi cintura duele en la posición en la que me encuentro, pero no puedo moverme; si nota mi presencia, se devolvería de inmediato.
Después de unos minutos, siento que está entrando en algún lugar. Supongo que es el estacionamiento. Apaga la radio y sale del auto. Espero un momento y asomo la cabeza por la ventana, observando que ya se ha alejado un poco.
Bajo del auto... El estacionamiento indica que este es un lugar fino y costoso.
Le sigo sigilosamente. Entra en un ascensor, y al mirar la parte superior, noto que tiene el número cero, el sótano. No puedo creer que haya algo más debajo de donde me encuentro...
Presiono el botón con el número cero para seguirlo. Estoy entrando cuando alguien pasa junto a mí... ¡Maldición!
—¿Anastasia? —pregunta.
Lo miro.
—¿Cómo sabes mi nombre? —trato de sonar tranquila.
—Te vi cuando estuve en tu casa hablando con Jacob —responde.—No sabia que era el día de traer a tu esposa al trabajo.
—Lo es —contesto.—¿Dónde está la tuya?
—No tengo—Responde seco—Jacob es una persona difícil y lo es aun mas cuando se trata de ti, así que adiós—comenta.
—Descuida, ya se adelantó sin mi porque olvidé algo, no se dará cuenta que hablamos.—Tengo que tenerlo de mi lado porque probablemente puede servirme de ayuda.—¿Le tienes miedo?
Me rio, en realidad solo tengo que charlar con el un poco para tenerlo como aliado, por si las cosas se complican.
Se relaja un poco y luego niega.
No le creo.
—Lo siento por entrometerme. Un gusto, soy Corban —extiende su mano para presentarse la cual tomo y suelto de inmediato, no contestó mi ultima pregunta, lo que quiere decir que probablemente Jacob sea aquí algo mas que un puto monstruo o algo rayando en lo demoniaco y perverso por no decir bizarro—¿Por qué estas aquí? Pensé que nuestro trabajo era confidencial, tendré que hacer algunas llamadas.
Ahora veo que eso de el día de traer a tu esposa al trabajo es mierda, así que tengo que inventar algo rápido, porque pensé que este hombre era estúpido pero no puedes asimilar algo como eso solo con hablar dos líneas.
Lo miro seriamente haciendo que su sonrisa se esconda.
—Es algo personal.—susurro.—Creo que vamos en la misma dirección.
No quiero decirle directamente que deseo me acompañe, o mas bien, me escolte porque se preguntará porque la esposa del hombre mas peligroso de este infierno necesita ser escoltada por un hombre que apenas conoce y que parece inofensivo.
Corban se aclara la garganta.
—¿Vas al salón cero?—contesta en un susurro.
—Exacto—No tengo una jodida idea de que es el salón cero, pero suena algo tétrico y si algo suena tétrico es porque está relacionado con Jacobo.
Ya que se queda mirándome mas de lo que debería me adelanto y presiono el botón del ascensor para llamarlo, una vez ha despabilado ingresa y presiona en la pantalla un código, para después empezar a descender al sótano.
—No deberías estar aquí sola, no entiendo porque tu interesante esposo no está aquí contigo, pero ya que te ha dejado a la intemperie en una lluvia de dementes te acompaño—se ofrece.
—Estaría muy agradecida —noto que el ascensor ya ha parado y las puertas lentamente se abren.
Noto como todo está desolado, no hay personas y el olor a desinfectante me hace revolver el estomago, me adelanto a salir ya que presiento que el caballero que me acompaña no saldrá primero que yo.
—Te pareces a él, son de pocas palabras. —Asiento, es en lo único en lo que nos parecemos.
No soy una asesina.
—¿Lo conoces bien para asimilar algo así?—Pregunto levantando una ceja y siguiendo el camino en linea recta, no sé a donde vamos pero estoy siguiendo sus pasos seguros y decididos.
—Es aquí—Señala una puerta de metal gruesa con una leve ventanilla polarizada.—Evadir preguntas es mi segundo nombre.
—Es divertido cuando eres tu quien las evade—susurro un poco—Pero cuando lo hagan contigo será algo mas como un juego en el que querrás no haberte involucrado, la intriga es mortal.
Sonríe de forma socarrona.
—Me encantan los juegos, Anastasia—Se acerca a mi, por lo que tengo que levantar el mentón, debe medir un metro con noventa, típico de un policía en este país.—A diferencia de muchos me encanta perder porque de esa manera seguiré intentando más veces de las que alguien pueda hacerlo convirtiéndome en experto, porque lo haré tantas veces que ganar ya no será mi objetivo lo será aprenderme el juego de pies a cabeza como nadie más lo ha hecho, así funciono también con las personas.
Socarrón.
—Si lo haces con las personas te conviertes en poco mas que un acosador.
—Son los de tu tipo—No pregunta, afirma y eso me hace pestañear dos veces seguidas, pero no alcanzo a decir algo más, Corban abre la puerta sin tocar y lo que veo, después de girar mi rostro son esos ojos hipnotizantes que amo y una mujer.
Jacob está con una mujer, pelirroja y un poco baja. Él está recostado en lo que parece una caja fuerte gigante y la chica también, quedando sus rostros a centímetros de distancia.
¿Qué rayos pasa aquí?
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AnyiLi 🌻
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Obsesionado por ti ©️
Mystère / ThrillerTe ví por primera vez en una fotografía, quien diría, quien diría Anastasia que me enamoraría tan perdidamente de tí, que asesinaría a todas esas personas por intentar entrometerse entre los dos, tú estás por encima de todo y todos Ana, yo soy tuyo...