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–Te lo juro Tae, me da miedo.

–¿El que sepa dónde vives o cuál es tu flor favorita?

–Ambas, y si ya supiese mi nombre me mudaría del país.

Taehyung comenzó a reír a carcajada limpia mientras que Jimin no quitaba su expresión de seriedad.

–¿Juras no haber visto ayer a nadie?

–Lo juro. –Suspiró prometiéndolo por décimo sexta vez en menos de una hora. –Sabes que estoy en la ventana prácticamente todo el día, y no vi a nadie.

–¿Estoy loco? ¿Es la soledad? ¿Crees que la soledad de una persona puede llegar a hacerle creer que hay alguien? ¿O tal vez es alguien paralelo de otra dimensión que se ha colado en mi mente?

–Deja la filosofía para otro momento y vete a dormir. Me das miedo amigo.

Jimin bajó su mirada a sus manos y asintió algo confundido, no sabía muy bien si estaba imaginándose cosas/personas o si todo era un sueño. Aunque las flores eran reales..

–Nos vemos mañana a primera hora, recuerda que hay clase.

–¿Y me lo recuerdas tú a mí? Casi siempre me toca ir a tu casa a vestirte como tu esclavo porque sino no te levantas.

–Qué mona es mi doncella. –Dijo Tae con tono de burla pellizcando los mofletes del mayor. –¡Nos vemos!

Jimin cerró su puerta sobando su mejilla, su amigo era un bruto.

Su día transcurrió normal, hizo su comida, comió, hizo los deberes, vio algo de televisión, jugó con su móvil, y pidió una pizza para la cena.

Toc toc.

–¡Pizza! –Gritó Jimin corriendo hacia su puerta. –¡Ahhh! –Gritó nuevamente asustado al ver al chico de siempre. –¡Me has asustado! ¡¿Qué horas son estas de aparecer en casas ajenas?!

El chico estiró la flor hacia él.

–No. –Habló Jimin alto y claro. –Dime cómo es que sabes dónde vivo y cogeré tu flor.

Ambos quedaron en silencio durante unos minutos mínimo, nadie iba a hablar.

El chico volvió a acercar la flor que sujetaba sin ninguna protección contra el frío como un guante o la manga de la chaqueta.

–No. Quiero respuestas, esto me da miedo. –Bufó cruzándose de brazos.

El chico sonrió divertido con una dulce sonrisa mostrando sus encías y negó con su cabeza.

–Bien, pues entonces ahí te quedas.

Jimin cerró la puerta y miró lentamente por la mirilla, tratando de no ser cantoso y ser descubierto. Pero el chico de fuera no se movía, ni miraba hacia ningún sitio, simplemente se quedó ahí, esperando.

Jimin fue a la cocina a por unas galletas y se sentó en su sofá a revisar su teléfono. Ningún mensaje. Algo demasiado extraño teniendo amigos que parecen lapas.
Pasado un rato, la puerta volvió a sonar y ahora, igual de feliz, fue a abrir.

–¡Pizza! –Gritó sonriendo al pizzero mientras la entregaba. –¡Muchas gracias señor! –Dijo antes de dar media vuelta y entrar a casa nuevamente.

Toc toc.

Jimin giró mirando a quién llamaba. La puerta estaba abierta, a penas había entrado unos pasos en casa.

–¿Todavía sigues ahí? –El otro chico no se inmutó. Nuestro Jimin, apenado, dejó la caja de pizza y agarró una porción para extenderla al chico. –Aceptaré tu flor si tú aceptas la pizza.

Ambos realizaron el trueque y después, el chico volvió a desaparecer.

Florecer (Yoonmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora