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Jimin quedó de piedra. ¿Un chico? ¿Hombre? ¿A su amigo? ¿El más macho alfa del barrio? ¿Ese que espía a las mujeres por la ventana? ¿A ese Taehyung? Mentira. Eso tenía que ser una broma.

Comenzó a pensar en alguna explicación antes de contestar al mensaje cuando un pitido le hizo dar un gran brinco. Miró a su alrededor y decidió asomarse un poco a la ventana, para ver quién llamaba a esas horas, y podría jurar que si no tuviese un poco de cabeza se hubiese tirado por la ventana, pero como buen chico civilizado, bajó por las escaleras, aunque corriendo.

¿Qué hago? ¿Me debería de hacer el interesante y que no me importa, o abrirle como siempre?

Ese era su dilema moral.

Tragó saliva y abrió la puerta.

Ambos se miraron en silencio.

El chico bajó su mirada poco a poco y comenzó a mover uno de sus pies, mostrando algo de vergüenza y tensión, y Jimin no pudo resistirlo más.

–¡PROMETISTE QUE VOLVERÍAS! –Gritó entusiasmado antes de tirarse hacia el pobre muchacho y abrazarle fuertemente, rodeando sus brazos en su cuello.

El muchacho, algo confuso, se dejó querer por menos de cuatro segundos y luego le apartó, de alguna manera reclamando su espacio personal. Jimin no podía quitar la sonrisa de su cara.

–¿Es para mí..? –Murmuró mirando la flor que el chico traía mientras que asentía levemente mirando hacia otro sitio que no fuese Jimin.

El mencionado dio unos pasos hacia delante, quedando ambos a la misma altura. Agarró la flor con delicadeza con ambas manos y aquel chico se giró de vuelta a saber dónde.

–Te esperaré mañana... –Murmuró Jimin pensando que no fue oído.





(Ratisha mete la camiseta de educa en la mochila)

Florecer (Yoonmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora