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Hoy, lunes, nuestro Jimin no tenía un buen aspecto, sus ojeras rodeaban sus pequeños ojos y a penas conseguía mantenerlos abiertos en las clases, como si no hubiese dormido nada hace días, eso en él era muy extraño y sus amigos no tardaron en notarlo a la hora del recreo o la salida, que era cuando todos estaban juntos.

Jimin caminaba arrastrando sus pies por la acera, tropezando con cada pequeño bache o grieta que hubiese y aún así no se cayó ni una sola vez. Jungkook y Tae se echaron un par de miradas sospechosas, ¿Acaso Jimin se drogaba? Tampoco eran demasiado inteligentes como para hacer otra teoría.

–Em.. amigo, ¿Viste anoche un fantasma o algo? –Preguntó Tae algo asustadizo por la respuesta de su amigo, quien volvió a tropezar casi matándose contra el suelo.

Jimin negó.

–¿Te drogas? –Preguntó Jungkook uniéndose.

–Te pegaría si levantar mi brazo no fuese una tortura..

Jungkook rió debido a su suerte, pero aún estaban preocupados por su amigo.

Dejaron al chico en su casa y el resto del camino nadie dijo nada, Tae sujetaba a Jimin para que pudiese caminar y lo llevó hasta su casa, donde sus empleados lo recibieron con órdenes estrictas de Taehyung de que no se moviese de la cama, que era necesario que durmiese bien.
Como bien mandó, le llevaron a su habitación y allí le acostaron y Jimin cayó en un profundo sueño.




...

Jimin fue abriendo sus ojos lentamente al notar unas suaves caricias en su mano. Primero se revolvió entre las cobijas, negándose a moverse o levantarse, después, cuando agarraron su mano, sintió el tacto de un fino y frío tallo, con algunas pequeñas espinas que pinchaban su piel, cuando una de ellas se clavó en su palma, fue cuando se sobresaltó sobando su mano.

–¡Qué daño jopé! –Chilló quitando el pincho de su mano.

La flor había caído sobre la cama, y el chico frente a Jimin la había vuelto a recoger para extenderla hacia él.

Jimin quedó perplejo, ¿Cómo había entrado a su casa? Pero eso no lo asustó tanto como creía. Le dedicó una pequeña y cálida sonrisa y sujetó la flor con delicadeza, en ese momento, el chico se levantó de la silla en la que estaba postrado frente a la cama, pero Jimin dejó caer la flor.

–¿La puedes recoger? –Pidió en un intento de que el chico volviese a acercarse.

Tal y como pensó, aquél hombre se acercó a recoger la flor y entregársela de nuevo, pero esta vez, Jimin sujetó su brazo.

–¿Quién eres? –Preguntó, pero el otro, sin apartar la mirada fija en los ojos de Jimin, no respondió. –Dime algo, aunque sea algo..

Negó.

–Yo me llamo Jimin.

El chico asintió.

–¿Lo sabías?

Asintió.

–¿Cómo?

Elevó sus hombros.

–... ¿Volverás también mañana?

Asintió.

Florecer (Yoonmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora