- "I will not let you take him away from me" - said Arthit with a frown - "our bond is impossible to break ..".
The elders nodded.
- "And you, young Kong?" - they asked - "What do you want?"
The young man separated his face from Arthit's chest and...
No había nada de luz, sólo la que entraba de la calle.
"Menos mal que hoy tenemos luna llena que si no...", pensó Arthit mientras caminaba por entre muebles carcomidos y sillones tapados por sucias sábanas blancas.
Su mirada se posó entonces en una puerta que daba a una escalera que, brillando levemente en la oscuridad, llevaba al sótano de la vieja mansión.
¡Por fin!
Con mucho cuidado el joven comenzó a bajarla, peldaño a peldaño.
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- "Al menos podrían haber puesto una baranda que no se tambaleara" - murmuró Arthit mientras fruncía el ceño.
Finalmente, cuando unos minutos más tarde llegó al sótano de la casa, su expresión cambió en segundos.
Y es que no podía creer lo que estaba viendo.
Ante él, se observaban varios almohadones sobre los que estaban echados cientos de gatos. Todos ellos dormidos.
- "Esto va a ser más difícil de lo que pensaba" - murmuró Arthit mientras comenzaba a caminar hacia ellos.
Knott le había asegurado que sabría cuál era el suyo.
Que no necesitaría más que una mirada.
Pero...
¡ Eran demasiados!
¿Y si se equivocaba? No quería ni imaginarse estar atado de por vida a un familiar que no es el tuyo.
Eso sería una tortura.
Fue entonces cuando un leve maullido hizo que se diera la vuelta hacia un rinconcito de la habitación.
Allí, tumbado sobre una manta blanca, había un gato que le estaba observando con sus enormes ojos claros.
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"Qué extraño...", pensó Arthit mientras se acercaba al pobre animal que, obviamente, no había sido capturado sin antes dar una fiera lucha, "pensaba que conocía todos los tipos de gatos que existen en este mundo..."
El animal, que no había dejado de mirarle, intentó levantarse sin mucho éxito.
Arthit, viendo las piernas temblorosas del gato y, sobre todo, las manchas resecas de sangre, se agachó y abrió los brazos con lentitud.
- "¿Quieres venirte conmigo?" - dijo antes siquiera de darse cuenta de lo que estaba haciendo - "prometo cuidarle y quererte por siempre".
El animal inclinó levemente la cabeza a un lado para, finalmente, asentir quedamente.
- "Ok. Voy a cogerte en brazos... no me muerdas ni me arañes" - murmuró Arthit mientras sentía que su corazón comenzaba a latir violentamente rápido.
Unos minutos más tarde tenía al pequeño animal entre sus brazos y con la cabecita apoyada sobre su pecho.
Con una leve sonrisa, el joven mago se volvió y se encaminó hacia la salida de la casa.
