- "I will not let you take him away from me" - said Arthit with a frown - "our bond is impossible to break ..".
The elders nodded.
- "And you, young Kong?" - they asked - "What do you want?"
The young man separated his face from Arthit's chest and...
El reloj dio la medianoche y, como cada día del pasado mes, Kongpob se levantó con mucho cuidado de no despertar a Arthit.
El joven, que dormía acurrucado entre las sábanas, apenas si frunció el ceño al notar un leve movimiento del colchón pero, tras apenas unos segundos que a Kong le parecieron eternos, volvió a sonreír levemente.
Y es que Arthit había encontrado la parte de la almohada que había estado usando Kong y, tras enterrar su rostro en ella, siguió durmiendo plácidamente envuelto en el aroma de su marido.
Kongpob sonrió y, acercándose lentamente, posó sus labios sobre la mejilla del joven.
- "No se cómo lo haces pero cada día logras que te ame más y más" - susurró cerca del oído de Arthit.
Tras lo cual se incorporó y observó a su marido dormir tranquilamente.
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Unos segundos después comenzó a musitar las palabras del hechizo que protegería al joven hasta su vuelta.
"Es hora de ponerse en marcha..."
Media hora más tarde estaba revisando los amplios jardines que, bajo la luz de la luna llena, habían adquirido una imagen hermosa a la vez que misteriosa.
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"Es tan romántico...", pensó Kong viendo las pequeñas luces que habían sido incorporadas unos años antes y que, junto a la luz de la luna, permitían ver los caminos de piedra que bordeaban el lugar.
- "Sin duda tengo que traer una noche a Arthit.." - murmuró el joven mientras imaginaba una cena romántica para dos en medio de ese paraje y rodeados del aroma de las flores - "de seguro que le va a encantar... a él y a Mara".
Kongpob sonrió recordando a su bebé.
A su niñita que, hacía sólo un par de horas, había podido ver en brazos de sus abuelos.
"Está tan grande...", se dijo, " y eso que sólo han pasado cuatro semanas desde la última vez que la tuve entre mis brazos"
Tan ensimismado estaba en sus recuerdos que apenas notó cómo un pequeño sendero surgía de entre la niebla.
Un sendero que, hacía unos instantes, no estaba allí.
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Forth, que había estado siguiendo al joven a tan sólo unos pasos de distancia, observó cómo Kongpob se internaba por el sendero con expresión perpleja.
"Pero qué..."
Con rapidez, se dirigió hacia el camino sin embargo, no bien intentó pasar el umbral de la bifurcación, una barrera transparente hizo que el joven fantasma saliera despedido a varios metros de distancia.
- "No puede ser..." - murmuró el joven mientras volvía a acercarse y con cuidado, acercaba su mano al sendero.
De inmediato notó cómo la barrera le repelía con fuerza.
- "¡KONGPOB!" - exclamó en voz alta el joven fantasma. Sin embargo éste no le respondió.
Forth golpeó entonces la barrera que, una vez más, le repelió bruscamente.
"No me va a dejar pasar..."
El joven fantasma levantó la mirada hacia el camino. Allí, a lo lejos, aún podía verse la espalda de Kongpob que, no habiendo notado nada, seguía caminando por el sendero mientras musitaba sus planes para una velada romántica.
"Dos velas ... una comida deliciosa ... algunos chocolates afrodisíacos ...", murmuraba el joven mientras miraba la carretera.
- "Y ahora... ¿qué hago yo?" - dijo Forth en voz alta mientras observaba cómo el joven acababa de desaparecer de su vista.
- "¡¿Qué está pasando aquí?!"
Forth se sobresaltó, volviéndose bruscamente hacia los tres magos que le observaban desde unos pasos de distancia.
Uno de ellos, un joven de cabellos y ojos negros, se adelantó hasta quedar a unos centímetros de distancia.
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Forth, con el corazón encogido en el pecho, sólo pudo mirar el rostro que tenía delante. El rostro de la persona que más había amado en toda su vida.
- "¿Dónde está Kong?" - preguntó Arthit mientras elevaba amenazante su varita - "¡¿Dónde está mi marido?!"
