❝Un mundo moderno y sano, con individuos civilizados a pesar de ser mitad humanos y mitad animal, pero siempre dominando más el lado humano.
Todo estaba bajo control, menos para YoonGi.
Min YoonGi era un joven mitad humano y mitad felino, quien la...
SeokJin estaba por sacar su arma secreta, esta se trataba de un sedante, no era del tamaño de una jeringa más bien, el objeto tenía casi la forma de una tapa de refresco, con la diferencia de que era liso y de acero inoxidable, y que con solo presionar un pequeño botón, salía una aguja la cual expulsaba la sustancia que haría dormir a la víctima en un santiamén.
El razonamiento de YoonGi aún no se había esfumado por completo, así que con la muy poca fuerza de voluntad que le quedaba, se puso de pie y se alejó de la multitud que se encontraba allí, el cánido le siguió con la mirada ya sospechando hacia dónde se dirigía por el rumbo que estaba tomando, segundos después se puso de pie y siguió sus pasos. YoonGi llegó detrás de la pasarela, donde las modelos se alistaban y donde sin duda alguna su madre se encontraba, buscó un poco con la mirada, notando que algunas modelos le quedaban viendo mal pero no les prestó mucha atención, segundos después de seguir buscando, la encontró evaluando los atuendos, los peinados y el maquillaje ya puesto en las hembras que aún no salían a la pasarela.
-Mamá -llamó cuando se acercó a ella-. Llévame a casa -pidió en voz baja pero que dejaba notar un poco su ansiedad.
-YoonGi, cariño, en estos momentos estoy ocupada -JiHyun prácticamente le ignoró y siguió con lo que estaba.
-No, no entiendes, siento que voy a... -no pudo terminar la frase ya que su madre se alejó con una de las modelos.
YoonGi resignado y un poco resentido, dio media vuelta para irse del lugar, sin percatarse de que cierto cánido iba detrás de él. El felino mantuvo ocultas sus manos en los bolsillos de su pantalón todo el tiempo, el color avellana de sus ojos había vuelto a aparecer por un momento, pero sus colmillos aún seguían presentes. Sin embargo, cuando salió del evento y llegó a la calle principal, las cosas se tornaron diferentes; YoonGi se apoyó en una pared y se deslizó hasta quedar sentado en el suelo, llevó sus rodillas hasta su pecho y sus manos a cubrir su rostro. Estuvo en esa posición por varios minutos hasta que sonó la campanita de la puerta de una tienda, el felino volteó la cabeza en esa dirección. De la tienda había salido una niña de no mas de once o doce años y en ese momento YoonGi ya no era consciente de sí, sus ojos volvieron al color jade y se puso de pie para seguir a la niña o lo que él percibía como el tentador aroma de un cérvido.
YoonGi en esos momentos no percibía el lado humano, solo el animal y la niña parecía ser un pequeño y apetitoso ciervo del cual el felino se podría alimentar. La niña sintió su presencia después de unos segundos, se volteó por un instante para ver de quién se trataba y al percibir su linaje y la mala vibra que transmitía hacia su persona, no le quedó de otra que apresurar el paso, al poco tiempo volvió a ver de reojo y notó que el felino había aumentado la velocidad de sus pasos también, ahora la niña guiada por su instinto y el miedo, empezó a correr. YoonGi sonrió, pues su lado animal disfrutaba de jugar con sus presas antes de devorarlas, decidió darle un poco de ventaja y cuando creyó que había sido suficiente, corrió tras el cérvido.
No pasó mucho tiempo para que YoonGi ya estuviera solo a pasos detras de ella, la niña corría lo más rápido que podía. ¿Dónde estaba la gente cuando se necesitaba de su presencia? Nadie lo sabía, las calles estaban desiertas. Pero justo cuando el felino estaba por tomar a la niña del gorro de su suéter, alguien más se apareció, lanzándose sobre el cuerpo de YoonGi ocasionando que ambos cayeran al suelo en la entrada de un callejón. La niña soltó un grito pero más que todo debido al susto que el ruido le había ocasionado, se detuvo para ver lo que sucedía y al mirar a un cánido forcejeando con el felino, no le quedó duda de que tenía la oportunidad de escapar y debía de hacerlo antes de que fuera demasiado tarde.
La pequeña se fue corriendo mientras SeokJin retenía a YoonGi, ya que el felino se encontraba debajo de él.
-Hey, escúchame...
Trató de calmarlo pero ni siquiera pudo terminar de hablar cuando las garras de YoonGi rasguñaron su piel, lo que le hizo soltar un quejido por el ardor. A SeokJin no le quedó de otra que meter una mano en el bolsillo de su saco y sacar el sedante que no dudó en ponerlo en su cuello y presionar el botón. De inmediato la aguja salió y el líquido no tardó en hacerlo también. YoonGi seguía forcejeando pero sintió que poco a poco iba perdiendo la fuerza y la consciencia, el cánido esperó hasta que el chico quedara totalmente dormido, cuando así fue, sacó su celular y llamó a la primera persona que cruzó por su mente. Esperó unos segundos hasta que este respondiera.
-¿Hola?
-NamJoon, ¿sigues en el trabajo?
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-¿Qué demonios pasó? -preguntó Namjoon preocupado cuando SeokJin entró a uno de los tantos cuartos de laboratorio con un chico, desconocido e inconsciente, en brazos.
-¡JiMin, la camilla! -ordenó SeokJin, el roedor que estaba detrás de NamJoon observando toda la escena, salió corriendo en busca de lo que el cánido le pedía.
-SeokJin -le reprochó NamJoon, ya que el chico le había ignorado.
Al poco tiempo, JiMin regresó con una camilla y la acomodó a manera que el cánido pudiera acostar al chico.
-Lo sedé -le respondió al fin a NamJoon cuando el felino ya se encontraba durmiendo en la camilla.
-¿Lo sedaste? ¿Por qué? ¿Qué...
SeokJin se giró para ver a NamJoon y este no pudo evitar ver los grandes rasguños que tenía en su cuello. SeokJin sonrió levemente al ver la expresión de su amigo.
-Creo que eso ya te explicó todo.
-¡Santo Dios! -tomó al cánido de la muñeca y lo llevó a sentarse en una silla. Estaba aterrado por ver a SeokJin herido y no entendía cómo el chico era capaz de sonreír mientras se estaba desangrando-. JiMin, ve por el botiquín -ordenó.
-No me pagan para ser asistente -comentó, pero enseguida soltó un pequeño chillido y acató la orden del reptil cuando este le volteó a ver con ojos amenazantes.
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