Argis, El Cíclope ✔️

Capítulo 36: El Retorno...

Cuando estaban cerca de Conisvic Cárdeny preguntó:

—¿Dónde estamos?

—Estamos llegando al pueblo —respondió Sophie.

—¿Cómo se llamaba el pueblo en el que vivías mami? —preguntó Aqüichi.

Y justo cuando Cárdeny iba a responder Olmord, Tidys y Omurud saltaron una ola que los mojó a todos. Y mientras disfrutaban el momento Argis gritó:

—¡Sophie, estamos llegando a tu pueblo!

—¡Oh sí Argis! ¡Cuánta emoción siento al regresar a casa! —dijo Sophie.

Cuando los pobladores divisaron las ballenas y a Argis a lo lejos, enseguida se regó la noticia del regreso.

—¡¿Ohh, será que mi Sophie ha venido con ellos?! —se preguntaba Perdhy.

—Pues vayamos todos y averigüemos —dijo Lugec, el padre de Sophie.

Cuando iba camino al malecón los pobladores gritaban que Sophie había regresado, así que su familia corrió sin descanso para recibir a su pequeña.

Cuando Sophie se bajó de los hombros de Argis, salió corriendo hacia los brazos de sus padres y hermanos y se abrazaron con todo su amor.

—¡Oh hija, por fin has regresado! —decían sus padres mientras la abrazaban y lloraban de felicidad.

—¿Te quedarás con nosotros o tienes que regresar? —preguntaron sus hermanos Irvil y Adreia.

—¡Me quedaré en casa con ustedes! —dijo Sophie, pero puedo ir a visitar a Argis y Aqüichi más adelante.

—¿Podríamos acompañarte a la isla cuando vuelvas? —preguntó su hermano Irvil.

—Mmmm... ¡No lo creo! ¡No creo que los dioses lo permitan! Sin embargo, le preguntaré a Yiraví —dijo Sophie.

—¿Yiraví es el ángel que vino por ti cuando defendías a Argis? —preguntó su hermano Irvil.

—¡Sí, así es! —respondió Sophie.

—¡Es muy hermosa! —dijo Irvil, su hermano.

—¡Oye, no te pases que es un ángel! —dijo Sophie, carcajadas.

Y mientras Sophie disfrutaba de su familia, Argis compartía con los pobladores a quienes orgullosamente les presentaba a su mamá y a Aqüichi.

De pronto Sophie reaccionó y dijo:

—¡Oh, pero qué descortesía la mía! Vamos, acompáñenme para presentarlos.

—¡Oh, aquí estás con tu familia pequeña! —dijo Argis.

—¡Sí, quiero que conozcan a tu mamá y a Aqüichi! —dijo Sophie.

—¡Ella es Aqüichi, una hermosa, ocurrente y bondadosa ardilla bebé a quien amo con toda mi alma!

—¡Mis respetos! yo también amo a Sophie, y aunque un poco triste, me alegro que haya regresado a su hogar nuevamente —dijo Aqüichi.

—¡Oh, una ardilla que habla! ¡Increíble! ¡Jamás lo hubiéramos creído! —dijo la familia de Sophie.

—¡Oh sí! En Isla Maizul todos los animales pueden hablar. ¡Es una isla única y llena de magia! —dijo Sophie.

Y mientras Aqüichi conversaba con la familia de Sophie y Argis saludaba a los pobladores, Cárdeny recorría su mirada por aquel pueblo que le parecía extraño y también familiar, mientras pensaba: