Capítulo 21: La Fuente de Aveluz

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Luego que Poseidón regresó con su hija y Oudrey a su hogar, Argis y los muchachos tomaron el camino hacia la cueva; prepararon un suculento almuerzo y celebraron el haber regresado sanos y salvos, y con dos miembros más de la familia.

Y como siempre estaban buscando nuevas aventuras... Un día mientras compartían junto a una fogata cerca del valle de Marel, Aqüichi se percató que la luna iluminaba una montaña que se veía lejos de allí.

—¿Vieron cómo la luna ilumina insistentemente esa montaña a lo lejos? —preguntó Aqüichi.

—No la ilumina insistentemente pequeña, solo está sobre ella —aclaró Argis.

—Pero hace mucho rato que la luna no se mueve y me mira con ojitos de ¡hola, ven aquí! —dijo Aqüichi, carcajadas.

—Qué habrá detrás de esa montaña? —preguntó Aqüichi.

—Mmmm, ¡no lo sé pequeña! Más montañas, quizá —dijo Argis.

—Mmmm, o un lago, o un oasis ¡Mmm, o árboles de nueces y muchos brotes tiernos —dijo Aqüichi. Carcajadas.

—O un frondoso camino de lombrices — dijeron todos —carcajadas.

—¡Ayy Noo! ¡Lombrices Noo! —carcajadas— prefiero pensar que hay muchos brotes tiernos —dijo Aqüichi alarmada.

—A ver ¿qué dicen si vamos de paseo a esa montaña la semana próxima?

—preguntó Argis.

—Mmm, ¿y no habíamos acordado acompañar a Nitzu a Aveluz la semana que viene? —preguntó Sophie.

—¡Oh sí, es cierto! Aqüichi ¿no te importa si lo dejamos para después del regreso? —preguntó Argis.

—¡Oh no! ¡No me importa! yo también quiero ir a Nitzulandia —carcajadas. ¡Además es un compromiso! La montaña puede esperar ¡Sí señor! —dijo Aqüichi.

A la semana siguiente, comenzaron a preparar las provisiones a llevar durante su estadía en Aveluz, el que un día fuera el hogar de Nitzu.

Una vez listos para iniciar su aventura, se subieron al lomo de aquella ave milenaria y surcaron los cielos hacia el ansiado destino. Luego de algunas horas Nitzu comenzó a ver a lo lejos la entrada al camino del que un día fuera su hogar, veía con gran emoción como los grandes árboles se entrecruzaban entre sí. Al llegar a la entrada Nitzu descendió lentamente a tierra, abrió sus alas y los muchachos comenzaron a bajar de su lomo.

Tanto Nitzu como los muchachos, estaban maravillados ante tan majestuoso paisaje. Los árboles entrelazados en sus puntas y con un verdor especial, formaban un camino de luz y sombras, las flores eran un arco iris de colores; el verde del césped se iluminaba con pequeños destellos brillantes y parecía como caminar sobre motas de algodón; desde la entrada se podía apreciar lo extenso del lugar. A lo lejos se escuchaban los susurros de un riachuelo; el sonido de las hojas de los árboles jugando con el viento era como escuchar un melodioso soneto, dándole la bienvenida a Nitzu.

Aquel lugar era realmente inspirador; se respiraba paz, tranquilidad, y había en el ambiente una magia especial. Y mientras Aqüichi jugueteaba alegremente con los destellos del césped, Nitzu no podía creer lo que veía.

—Este es mi hogar —suspiró Nitzu con sobrecogedora melancolía—. Aquí nací y viví durante siglos con los míos, ¡sean ustedes bienvenidos! Pensé que nada de esto existía, ya que la erupción del volcán arrasó con todo a su paso. Yo estaba lejos de aquí, cumpliendo una misión de los dioses. Cuando regresé, vi como la lava había destruido los árboles y todo el camino era fuego y cenizas, y por más que busqué a mi familia incansablemente durante semanas, no los encontré. Me invadió un gran dolor y desolada volé hacia otras tierras, quise esconder mi tristeza en las profundidades del océano y fue ahí cuando me tropecé con Brujilde, por eso regresar y reencontrarme con mis recuerdos, me llena de sentimientos que se pasean entre la alegría y la nostalgia. Son muchos los árboles que han brotado en estas tierras, aquí hay variedad de árboles frutales, plantas medicinales, de especias, verduras, legumbres y muchas más. Pueden recorrer y explorar mis tierras, también pueden tomar con libertad cualquier fruto que deseen para su sustento. Les voy a entregar una pluma a cada uno de ustedes; si alguno se llegara a perder, la pluma le mostrará el camino, yo también voy a explorar un rato, pero antes necesito que vayamos todos al lugar de encuentro.

Argis, El Cíclope ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora