Capítulo 16: La Piedra de Aqüichi

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Luego de la recuperación de Argis, cada quien regresó a su hogar y frecuentemente se reunían en su casa para pasar gratos momentos juntos. También se organizaban para salir de paseo y vivir una que otra aventura.

Un buen día, decidieron ir cerca del lugar donde Argis fue prisionero de Aramís. Prepararon buenas provisiones y una gran lonchera con brotes tiernos y muchas, muchas nueces para la pequeña Aqüichi. Así que se reunieron en casa de Argis para tomar el camino que los llevaría a vivir una nueva aventura, llegando casi al anochecer al lugar de destino.

Así que se dispusieron a preparar sus camas, encendieron una fogata para calentarse y preparar algo para cenar. Concluida la cena, se sentaron alrededor de la fogata y comenzaron a rememorar todas las reminiscencias de aquellos días de la captura de Argis.

La brisa de la noche era fría, el mar estaba sereno, los sonidos nocturnos creaban un hermoso preludio en aquella noche de luna nueva iluminando aquel singular paisaje.

Al amanecer desayunaron y continuaron con la charla de la noche anterior, pues cada uno tenía algo que decir. De pronto Aqüichi saltó de los brazos de Sophie y se dirigió a pocos metros del mar.

—Aqüichi, por favor, no te alejes —dijo Sophie.

—Tranquila Sophie —dijo Aqüichi— estaré cerca.

Al poco rato...

—¡Sophie, Argis, muchachos, miren lo que encontré! —dijo Aqüichi— ¡Uff, pesa mucho! Pero la puedo rodar. Ella solita vino rodando hasta mis piececitos y ahí se quedó inmóvil.

—¿Qué es? —preguntaron todos.

—¡No lo sé! parece un huevo o una gran piedra rodante de cristal... Jumm, ¡Jugaré con ella! ¿Puedo? —preguntó Aqüichi.

—¡Sí, pero cerca Aqüichi, por favor no te alejes! —dijo Argis.

—No me alejaré, estaré cerquita de ustedes ——dijo Aqüichi.

—Okey pequeña, ve a jugar —dijo Argis.

Al rato...

—Aqüichi ¿Dónde estás? —preguntó Sophie.

—Aquí toy Sophie... Jugando — respondió Aqüichi.

—Okey pequeña, no te alejes —dijo Sophie.

—¡Ajá! —respondió Aqüichi.

Y mientras Aqüichi jugaba, aquella piedra se deslizó detrás de una gran roca y se enterró en la arena.

Al rato...

—Aqüichi ¿Dónde estás? —preguntó Argis.

—¡Aquí, aquí toy! —y moviendo sus patitas traseras a un lado de la piedra, dio señales de vida.

—Okey pequeña, ya veo tus patitas, ¿Qué haces? —preguntó Argis.

—Jumm ¡Jugando! —dijo Aqüichi.

Y mientras cada uno de los muchachos hacía sus reminiscencias, Aqüichi estaba absorto con su piedra de cristal.

Después de un buen rato, Argis miró hacia la piedra y vio las patitas de la pequeña moviéndose y preguntó:

—Aqüichi, ¿está todo bien?

—Sí Argis, toy jugando —dijo Aqüichi.

—¡Qué extraño! —comentó Argis— Aqüichi tiene mucho rato jugando con esa piedra y ni siquiera ha dicho que tiene hambre.

—Mmm, ¡Es cierto! —dijo Sophie— me acercaré a ver... Hola pequeña, ¿qué haces?

—¡Juego con mi piedra! —respondió Aqüichi.

Argis, El Cíclope ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora