VEINTINUEVE

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ÉL

Genial, ahora Anne no me respondía. Tenía que decirle que no voy a poder pasar por ella cuando salga de trabajar, quizá ahora mismo está muy ocupada y no puede responder. Será mejor llamarle una media hora más tarde.

Llegué a la casa de Javier, o si podría decirle así, la casa en donde vivía lucía como abandonada y muy fea, en realidad.

Louis y Harry se ofrecieron a acompañarme, pero les dije que no iba a ser necesario. Así que vine solo.

Me encamino hasta la entrada de aquella pocilga y con mi puño golpeo la madera de la puerta.

Escucho unos pasos acercarse y enderezo la espalda para simular confianza en mí mismo, no debo de lucir nervioso. Vamos, sólo es el hijo de puta de Javier.

Quien me abre la puerta es un hombre, que por así decirlo, tiene bastante músculo en sus brazos y es más alto que yo. Lleva unos lentes oscuros y una chaqueta negra de cuero. Patetico. Javier tiene a sus malditos perros que lo siguen a donde van a cambio de un buen fajo de billetes.

     - El señor te espera, Malik. - Casi me río por sus palabras. ¿Señor? Casi quiero reirme tan fuerte. Javier sólo tiene cuatro años más que yo, es un joven estúpido que ama el dinero y a las chicas.

Voy detrás del grandulon y ve que se detiene, yo hago lo mismo. Se hace a un lado y estamos en frente de una puerta. Veo al hombre, sólo se queda parado ahí a un lado del marco de la puerta. Entonces significa que voy a entras solo. Bien.

Tomo la perilla de la puerta y la giro. Abro la puerta. Cuando levanto la mirada veo a Javier sentado detrás de un escritorio de metal. Atras de él hay una ventana con cortinas ya desgastadas. Y por si fuera poco, uno de esos hombres altos y musculoso a un lado de él. ¿Acaso no sabe defenderse él solo?.

     - Querido, Zayn. - Abre sus brazos mientras habla con el cigarro en la comisura de sus labios. - Vamos, acércate. - Baja sus pies del escritorio y toma ahora su cigarro entre sus dedos. Doy algunos pasos hasta quedar en frente del escritorio de él.

     - ¿Qué quieres? - Pregunto de mala forma y él sonríe.

     - Tú muy bien sabes qué es lo que quiero. - Da su última calada a su cigarro para luego tirarlo al suelo y pisarlo con su pie.

Entrelaza sus manos encima del escritorio y me mira fijamente.

     - Me falta poco. - Miento. Nisiquiera llevo la mitad.

    - Quisiera creerte, Zayn. - Niega con la cabeza y se vuelve a hacer hacia atras, al respaldo de la silla. - Yo no soy tan malo, y tú lo sabes. - Quisiera reírme en su cara por sus estúpidas palabras. - Porque te he dado más tiempo del que quería yo. - Sube sus hombros. - Te he estado esperando mucho. No quieres ver de lo que soy capaz.

    - Sigue hablando, así no vas a asustarme, Javier. - Le digo. Y es la verdad, con cada cosas que habla no logra asustarme. Yo no caigo tan facil.

    - No, yo no quiero asustarte. - Se pone de pie detrás de su escritorio mientras sonríe. - Aún no. - Agrega. - ¿Cuanto tiempo te queda? ¿Uno o dos meses? - Pasa su mano por su barbilla, la cual tiene barba de hace días.

     - Dos meses. - Eso creo, ya he perdido totalmente la cuenta.

    - Bastante tiempo, ¿no crees? - Levanta una ceja y en ningun momento quita aquella sonrisa de sus labios.

Yo luzco serio. No estoy enojado, pero no voy a tardar en estarlo. 

Levanta su mano izquierda y la pone a la altura de su cabeza, veo que su índice se mueve haciendo una seña al hombre que está a unos pasos de él. El hombre de negro comienza a caminar hacia Javier.

Él & Ella | Z.M. (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora