Él & Ella | Z.M. (Editando)

CUARENTA Y DOS

ÉL

Me bajé de mi motocicleta y ayudé a Anne a bajarse. Nos habíamos venido a mi departamento. Estaba muy callada. Me disculpé con ella diciéndole que era necesario que su madre supiera sobre mí, y yo puse de pretexto diciéndole también que yo pensaba que su madre por lo menos sabía quien era o con quien estaba tratando su hija. Anne sólo asintió y dijo que nos fueramos. Le aseguré que su madre no iba a decirle nada a Niall sobre nosotros, porque ella está segura de que mejor Anne le cuente todo a Anne como se lo merece. 

Ese tipo llega en cinco días. Cinco malditos días. 

Como dicen todo lo bueno algún día tiene fin.

Pero yo no quiero que todo esto tenga fin. ¿Qué tal si Anne decide quedarse con Niall?

Abro la puerta de mi apartamento y dejo pasar a Anne primero. Tenemos el departamento para nosotros solos y eso está bien. Tengo el propósito de que Anne tenga la mejor tarde ,y parte de la noche, que haya tenido desde que nos conocimos.

Cierro la puerta detrás de mí y la abrazo por detrás. 

       - Ya no te preocupes, Anne - beso su cuello.

Anne se volte a verme y me abraza.

       - No puedo no preocuparme - acaricio su cabello -. Niall llega en cinco días y el tiempo se hace corto para que yo piense con más claridad.

      - Sé que te dije que hay cosas qué pensar, pero... - acuno su rostro entre mis manos -... no lo pienses demasiado. Sabes que tengo miedo al perderte.

Beso delicadamente sus labios.

      - ¿Acaso no viste lo que ha pasado con mi mamá? - se aleja de mí y me mira de lejos -. Ahora ella se lo va a contar a mi padre y así él me va a odiar más.

Está tan desesperada. 

Ella misma me ha dicho que Niall no le ha dado la felicidad que yo le he dado. Niall no ha despertado un verdadero sentimiento hacia Anne como yo lo estoy haciendo. Niall no la ha hecho sentir viva como yo lo hago. Niall nunca la ha tenido en cuerpo y alma como yo la he tenido varias veces en mis manos. 

      - Debes de ponerte a pensar en lo que tú quieres, Anne - me acerco a ella y tomo sus muñecas -. No debes de estar pensando en lo que quieren los demás. Haz lo que tú corazón grite. ¿Quieres pensar con claridad? - la miro a los ojos -. Entonces yo voy hacer que pienses con claridad en lo que quieres.

Comienzo a jalar su mano hasta mi habitación. Abro bruscamente mi puerta. Dejo a Anne en la entrada y me observa como hago a un lado mi cama y algunos muebles. Algunas cosas se caen y se rompen pero no me importa. Me detengo en frente de una de las cuatro paredes que hay en mi cuarto. Una pequeña parte está cubierta con una manta algo manchada. 

       - ¿Recuerdas aquel espacio en blanco?

      - Sí - la ogio a mi lado.

      - ¿Recuerdas que te dije que lo estaba guardando para pintar algo representativo en mi vida?

      - S-Sí.

La volteo a ver y ella mira hacia la manta que tenemos en frente.

       - Espero que esto te haga pensar con claridad, Anne.

Mi mano agarra uno de los extremos de la manta y la jala hacia un lado para apartarla de un jalón. 

La vuelvo a ver. Sus manos cubren su boca de la impresión. Sus ojos se cristalizan y me miran. Mi pecho sube y baja.