CUARENTA Y SIETE

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ÉL

En cuanto llegamos de la tragedia qu eha ocurrido, les pago la mitad del trato a los chicos que nos han ayudado. Entramos Harry, Louis y yo a nuestro departamento. Llevé a Anne a mi habitación porque se había quedado dormida mientras nos dirigíamos de regreso hasta aquí.

Me regresé a la sala de estar. Louis y Harry se fueron a sus habitaciones para poder descansar. Yo decidí quedarme en la sala de estar pensando en todo lo que ha ocurrido desde un principio. 

No sabía como explicarle a Anne todo. Yo le he mentido y eso ha sido lo peor que he podido hacer. Nunca le he mentido sobre mis sentimientos, solamente aquela vez que Javier me preguntó que si la amaba y le respondí que no. 

Tenía que explicarle todo a Anne de alguna forma u de otra. Yo no puedo perderla. 

Me la paso pensando toda la noche hasta que me he dado cuenta de que ya ha amanecido. 

Si Anne decide dejarme tengo que aceptarlo de alguna forma. 

Escucho que alguien viene y me incorporo un poco en el sillón para ver de quien se trata, pero sólo es Louis. Se ha vestido de una manera agradable y se ha peinado. Va a salir.

      - Voy a ir con Florence para ir a avisarle sobre todo.

Asiento. Lo veo caminar hasta en donde se encuentran las llaves conlgadas y agarra las del carro.

      - Cualquier cosa me llamas.

Vuelvo a asentir.

Camina hacia mí y me da un amigable golpe en el hombre.

      - Ánimo - dice -, todo va a salir bien.

      - Ojalá - trato de sonreír.

Veo como Louis sale del departamento y me vuelvo a quedar solo en la sala de estar.

Cuando decido levantarme del sofá un dolor imbade mi cabeza. Camino hasta la cocina para preparar una taza de té para mí y otra para Anne - también una para Harry ya que de igual forma le agrada -. En cuanto están listas, tomo dos de ellas y me dirijo hasta mi cuarto. Aún es temprano y es posible que Anne aún esté dormida.

Entro silenciosamente a mi habitación y dejo la taza en la mesita de noche que hay a un lado.

Miro a Anne.

Su rostro luce un poco relajado. La veo removerse un poco. Se gira hacia el otro lado dejando ver un golpe en su mejilla. Se le ha comenzado a hacer un moretón. Mi mandíbula se pone dura.

Maldito Javier. Juro que me las vas a pagar. Aparto la vista del golpe de la mejilla de Anne para no tener ganas de ir a matar a Javier. Salgo de la habitación y me encuentro con Harry, quien está saliendo del baño.

      - ¿Cómo está? - pregunta.

      - Aún sigue dormida.

Pone una mano en mi hombor en forma de consuelo. Le doy un sorbo a mi té y él frunce el ceño. Río por lo bajo.

       - Hay una taza para ti en la cocina.

Él sonríe y se encamina hasta la cocina, y yo regreso a la sala de estar.

       - ¿Y qué vas a hacer? - lo oigo preguntar desde la cocina.

       - Voy a tratar de hablar con ella.

       - Es lo mejor.

       - Ahora regreso.

Camino al cuarto de baño. Cierro la puerta y me miro al espejo. Me toco el ojo y aparto rapidamente mis dedos ya que el dolor me lo permite. Mi ojo está a punto de tomar un color morado. Creo que he tenido más ojos morados que momentos felices en mi vida. Abro la llave del agua. La acuno en mis manos y la dirijo hasta mi rostro. Con una toalla me seco las gotas de agua que quedaron en mi rostro.

Él & Ella | Z.M. (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora