TREINTA Y CUATRO

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ÉL

Bien, le he dicho una parte sobre mí. No es suficiente, pero debe de ser poco a poco lo que le voy a estar diciendo. He sido tan abierta con ella esta noche, y espero poder serlo más noches porque quiero que ella me quiera por lo que soy, aunque dudo que vaya a amar a alguien criminal y problemático como yo. Tiene a su novio Niall quien es millonario, correcto, atento... Lo es todo a comparación de mí.

No soy bueno para ella.

Tengo muy poco tiempo para juntar el puto dinero de Javier. Sólo llevo la cuarta parte, no creo poder alcanzar.

Anne me abraza tan fuerte que desearía ser abrazado así durante el resto de mi vida.

     - No digas que no eres bueno para mí. - Cierro los ojos cuando me dice eso. - Me has desmostrado que tú eres bueno conmigo, y eso es suficiente para mí. - La rodeo con mis brazos.

     - No lo digas. - Susurro. - No lo digas porque te vas a arrepentir. - Ahora lo digo entre dientes. Cierro tan fuerte mis ojos.

Anne levanta la cabeza y eso hace que yo abra mis ojos. Miro su para de ojos azules. Preocupación, frustración y amor puedo ver en sus azulados ojos. 

Pone sus manos en mis mejillas.

      - No. Tú no digas que no eres bueno para mí porque te vas a arrepentir. - Acariciaba mis mejillas y se sentía tan jodidamente bien.

Pongo mis manos en su cintura y la acerco más a mí. Junto nuestras frentes y vuelvo a cerrar los ojos. Su respiración se vuelve pesada.

      - Si dices que no eres bueno para mí no sé porque aún sigues aquí. - Me dice en un susurro entre labios.

La aprieto más a mí.

     - Porque estoy tan jodido que necesito a una luz en mi vida. - Me aproximo para besarla. - Y esa luz eres tú, Anne Underwood.

Abre su boca para que pueda poder besarla y yo hago lo mismo.

Juro que besar a Anne es tan putamente perfecto. Me hace sentir tan bien, tan vivo. Me hace volver a sentir que soy amado por una persona.

Anne juega con mis cabellos de la nuca. Yo pongo mis manos debajo de su blusa, haciendo que ella se estremezca bajo mi toque.

Se separa unos segundos para tomar aire. Sonrío por su acción.

     - Si no estuviera tanta gente: te juro que te haría el amor aquí mismo en el suelo de este magnifico puente. - Y como por arte de magia sus pequeñas mejillas toman un color rozado. 

     - Desearía que no hubiera gente. - Suelto una carcajada, y luego la vuelvo a besar.

Si me hubieran dicho que meses después de haber llegado a Florencia me toparía con una chica de cabello castaño, ojos perfectamente azules, labios rozados, sonrisa encantadora, mejillas coloradas y una personalidad de oro, creo que no le ceería a esa persona, porque Anne es difícil de imaginar, es difícil de creer que haya una persona tan perfecta como ella. Y también es difícil de creer que esa persona perfecta yo la tenga a mi lado.

      - Ya que estamos aquí deberíamos de ir a una de estas magnificas cafeterías. - Comenta ella y sonrío.

     - Está bien. - Rodeo sus hombros y ella mi cintura. Emprendemos camino hacia una de las cafeterías. - Sólo que esta vez tú pagas. - Bromeo y comienza a carcajear. 

     - Yo no soy el chico. - También bromea.

     - Pero por esta noche lo eres. - Le beso la sien.

Entramos a un acogedor sitio. Está lleno, Espero que podamos alcanzar una mesa.

Nos formamos en la fila para ordenar.

      - Es nuevo este lugar. - Hecha un vistazo Anne. - Nunca lo había visto. - Dice mientras mira de un lugar a otro el local.

      - Sí, supongo que es nuevo. - Subo mis hombros.

Cuando llegamos a la caja para ordenar, cada quien ordena lo que es de su agrado. Yo pago, pero Anne iba a pagar y yo le recuerdo que había sido una broma el que ella iba a pagar. Resulté victorioso.

Nos sentamos en una mesa para dos. No nos tocó en la ventana, pero por lo menos alcanzamos mesa.

      - Este fin de semana hay una fiesta. - Le comento a Anne y le tomo a mi taza de café.

 Levanta las cejas de forma nada agradable. 

      - ¿Algún problema? - Pregunto.

      - Es sólo que... - Juega con la pequeña cucharita de café.

      - Es obvio que te estoy diciendo porque quiero que vayas conmigo. Van a ir Louis y también Florence, para que no te sientas incómoda o algo. - Comento.

      - Yo no creo que sea buena idea ir. - Termina de preparar su café.

      - Es sólo una fiesta. Claro que es buena idea ir a una cuando toda la semana haz estado trabajando dentro de un oficina aburrida. - Me cruzo de brazos.

      - Mi oficina no es aburrida. - Arruga la nariz.

       - Mereces un poco de descanso, y no hay nada mejor que ir a una fiesta con... conmigo. - Cierro la boca antes de que dijera algo estúpido.

      - Creo que te mandó Florence a convencerme. - Se ríe. - ¿Vas a correr? - Pregunta.

Muerdo mi labio inferior y bebo de mi café.

       - Sí. - Aparto la vista.

La oigo suspirar y beber también de su café.

      - Es peligroso, ¿no crees? - La miro. Se ve preocupada.

      - Si lo ves de es manera, supongo. - Subo mis hombros. - Pero esa algo que me encanta hacer, además, esta vez puedo ganar y conseguir un poco de dinero para poder llevarte a ummm... - Paso mi mano por mi barbilla. - ¿Venecia? - Levanta la cabeza de golpe.

      - ¿Venecia? - Su voz suena tan emocionada, pero se da cuenta y se aclara la garganta. - Zayn, yo puedo pagar esa viaje y nos podemos ir juntos sin necesidad de que tengas que participar en una peligrosa carrera de motocicletas.

     - Pero si tú lo pagas no sería mi regalo. - Tuerzo la boca. - Mira, sólo voy corro y nos largamos de ahí. - Me estiro para poder pasar mi mano por su mejilla. Ella cierra los ojos por un breve momento.

      - Está bien. - Suspira resignada.

No retiro mi mano de su mejilla.

     - ¿Anne? - Levanta su vista hacia mí.

     - ¿Sí? - Pregunta.

     - Te quiero.

~~~°~~~

¡Uuuuh!

Estos capítulos van a estar llenos de amore!

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Él & Ella | Z.M. (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora