Capitulo 15

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Charles...

Es grato dormir con alguien y saber que no esta soñando con tu dinero, con lo que le puedes ofrecer; se siente bien.

Les confieso que es la primera vez que una mujer me llena, que no solo me da sexo, que me hace el amor pero se siente aun mejor saber que eres el primero y único que ha llevado a esa mujer a las nubes.

La veo dormir junto a mi y no lo creo, su hermosa cabellera a un lado, su espalda desnuda, sus mejillas aún algo coloradas; ella es hermosa...

La noche anterior es hoy unas de mis favoritas, su desnudes, su inocencia, su forma de besar, lo hicieron perfecto.

Continuo viéndola dormir hasta que el sonido de mi celular me interrumpe el momento.

Lo tomo de la mesita de noche sorprendiéndome a ver el nombre de la persona que me llama "David".

David es mi mejor amigo, no suelo hablarles de él porque hace un año se fue de buen samaritano a África y no solemos hablar mucho. Por eso mi sorpresa.

Me apresuro a contestar:
-Hermano.

Salgo de la cama, me coloco unos bóxer y salgo de la habitación para no despertar a Helena.

-¿Por qué no estas en tú casa?

-Larga historia... Espera. Estas en mi casa ¿cuándo llegaste?

No lo puedo creer, este idiota llego de África y no me aviso.

-Llegue ayer, pero ya sabes debía acondicionarme antes de salir a recorrer la ciudad.

-Eres tan superficial.

-Pero me amas así ¿dónde estas?

-En... Estoy ocupado.

-¿Cómo se llama?

-Lo hablamos luego.

-Esta bien, nos vemos a las 10 en tu casa.

Dicho esto corto la llamada, aún no me lo creó, llevaba meses sin poder hablar con él, en la parte de África en la que se encontraba no era común la conexión a internet o la recepción de satélites.

Entre a la página de internet de un restaurante que me gusta mucho y ordene el desayuno.

-Desperté y no estabas.

Me giro al escucharla, esta a mitad de la sala cubriendo su cuerpo con una sabana blanca.

-Salí a contestar una llamada, no quería despertarte.

Sonrió.

-¿Cómo amaneciste?

-Excelente- dijo con una sonrisa

Quedo suspendido en el espacio y tiempo viendo su sonrisa, me acerque a ella y la abrace.

No soy un niño, sé lo que quiero y mucho más lo que siento, sé que han de pensar que la estoy utilizando o algo similar pero esto es honesto. Me he enamorado de ella y ella de mi, aunque, mi conciencia me castigue por las noches por mentirle, mi corazón me alentara en las mañana cuando recuerde porque ella es especial y cuando sienta sus labios sobre los mios.

Míster HartmontDonde viven las historias. Descúbrelo ahora