Capitulo 23

16.2K 723 111
                                    



K.R




Helena...

Llegamos rápidamente a casa de Charles, he estado tantas veces aquí pero siento que está vez es diferente.

Entramos inmediatamente a su despacho
En el cual no tengo el mejor de mis recuerdos; la última y primera vez que entre a este lugar lloré por un largo periodo.

Aquí conocí al verdadero Charles Hartmont, al millonario del que me enamoré y a la .... de Charlotte, llámenme como quieran pero no le aborrezco, Sella no lo sé, la siento herida. No le conozco, no sé su historia pero si tengo una noción por lo que dijo la primera vez aquí acerca de todo lo que lo quería y había dado tanto por él; parece ser un enamoramiento de pibes.

Nunca me había enamorado, no tengo una experiencia de corazón roto antes de
Charles, así que no sé que se siente darlo todo por alguien y que al final elija a alguien más.

—Helena, ella es la Señorita Shenoa Boolet, y será tu asesora de imagen, y él—Señalo a un señor— Es Marcus trindande, mi abogado.

—Es un placer conocerlos. ¿Charles podemos hablar a solas un momento?

Con un asentamiento salieron del despacho y nos dejaron solos.

—Charles ¿Qué tratas de hacer?

—Dar la cara en todo esto. No quiero que continúen especulando, tengo que parar esto y para eso tenemos que hacer formar esta relación. Yo te amo y necesito que todos entiendan que esto es genuino, que no es interés ni conveniencia.

—Charles, estás seguro?

—Me ves dudar.

No le veo dudas pero quizás la que tiene dudas soy yo. Lo amo y el me ama a mi, eso le vasta a mi corazón pero a mi cerebro no. No le conozco, ustedes me entienden, el sabe hasta la historia de mis padres y yo apenas conozco a su madre.

—Mañana mi abogado emitirá un comunicado, en donde dará la insinuación de que eres mi prometida, Shenoa trabajará contigo y luego Mary Luu (ginecóloga y buena amiga) te verá¿No tienes problemas?

—Charles no sé quien eres en realidad, tu sabes todo de mi, de mis padres y yo apenaste conozco a tu madre.

—Está bien, hablemos unos minutos.— tomamos asiento en uno de los sillones de su despacho.

—¿Qué quieres saber?

—Tu historia, quién eres en realidad, debajo de ropa cara y obsesión por el orden y la puntualidad.

Me mira a los ojos y hace una mueca que creó fue una sonrisa.

—Soy hijo único, mis padres por ende me dieron todo el amor que un niño puede recibir, lo tuve todo. Mi padre era un empresario, solía estar muy ocupado pero nunca al punto de descuidarnos a mi madre y a mí.

...Charlotte es mi prima materna, era mi favorita hasta que me hirió no imaginas cuánto con lo que hizo, pero debo admitir que yo lo hice primero; íbamos al mismo instituto, teníamos el mismo grupo tóxico de amigos, salíamos de fiesta, fumábamos, nos embragábamos; sabía lo que sentía por mí (era algo notorio) y me aproveche de eso, la bese una noche en una fiesta y ahí inició a estar a mí merced, yo tenía 18 y ella 16 cuando le robé su virtud sabiendo que ella lo hacía como acto de amor y yo como otra chica que me follaba. Alimente sus ilusiones por muchos tiempos hasta que me cansé de ella, busque nuevas chicas e hice lo mismo, cuando me cansaba de estas volviendo donde Charlotte, ella nunca decía no, por más que le hiciera mal. A los 21 me arrepentí... —Miro hacia abajo avergonzado— y sé que estuvo mal, me sentí como la mierda en muchos momentos, traté de arreglarlo, estar con ella siempre, la lleve a cada alfombra roja, cada premio, intente seamos mejores amigos y te juro Helena que pensé que lo había logrado, que ella ya no tenía esos sentimientos hacia mí, que eso era pasado pero ya vimos que no.

Míster HartmontDonde viven las historias. Descúbrelo ahora