Helena...
El caos suele ser impredecible, nos puede sumir en un estado de confusión absoluto y trae consigo a la señora incertidumbre, esa falta de confianza y certeza de algo, que la más mínima cosa, te derrumba.
En estos momentos el caos y la incertidumbre son los dueños y señores de mi vida, se pasean por los pasillos de mis nervios y los desatan, aceleran mi corazón y cada mañana capotean con mi esperanza de que todo estará en paz, de que él esta bien y pronto conmigo estará.
Muevo entre mis dedos la pequeña medalla de Derrick, las lagrimas fluyen, ya conocen el camino. Nunca en mi vida imagine estar en una situación como está, nunca pensé que amar a alguien me llevaría a ser odiada y buscar con tanta sed mi sufrimiento a tal punto de no permitirme conciliar el sueño en las madrugadas.
Pero por más que el caos crezca a mi alrededor y juegue con mis esperanzas y trate de minimizarla, no las extingue, y esa misma esperanza es la que me permite al salir el sol conciliar el sueño y confiar en que ya sea más tarde que temprano "en esta vida todo mal se paga". Es como esa frase popular que dice que en el restaurante de la vida nadie se va sin pagar la cuenta. Y no quiero que me vayan a malinterpretar pero estaré más que feliz de ver como esa cuenta es cobrada, la parte más oscura de mi ser se alegrará de que esa cuenta sea pagada y que todo el sufrimiento que se me ha provocado sea devuelto a su origen.
Charlotte, es la persona que se ganó ese rinconcito negro de mi corazón que ni sabia que existía, ella es una persona repugnante, carente de corazón y sobre todo vacía. Realmente no sé si siento más odio o pena por ella.
Limpio mis lagrimas y salgo de la habitación con destino a la cocina a desayunar, aunque en la ultima semana todo me ha dado indigestión.
Charles no esta en casa, ha salido temprano hacia el aeropuerto, tiene un viaje de trabajo a Polonia que ya no podía retrasar más, yo tampoco iba permitírselo, yo soy el motivo de tantos compromisos cancelados y no me gusta, no me gusta saber que le estoy limitando porque él a mi me impulsa a darlo todo, ser extraordinaria.
Recuerdo que cuando iba al instituto un maestro decía "quien te quiere es esa persona que hace que avances"; hoy veo la veracidad de dichas palabras.
Camino hasta la cocina para preparar té de manzanilla, me ayuda mucho con los nervios y la ansiedad que me provoca hasta el simple hecho de comer una galleta y no saber si mi hermano ha comido en todo el día, si está bien. Ha pasado otro mes, sin una pista, sin una vista en alguna cámara de transito, sin nada, es como si se los hubiera tragado la tierra, luego de haber estado tan cercas.
Pongo la tetera en la estufa y me siento en una de las sillas de la isla para revisar mi celular, tengo mensajes de Charles y Lucney.
Charles me aviso que ya había llegado Varsovia, le respondí rápidamente, al igual que a Luncey que ya viene de camino.
Me dedico a navegar en internet, hasta que el pito de la tetera me avisa que mi agua está lista, me levanto de la butaca en la que me había sentado, sintiendo un leve mareo que me hace tambalear, me sostengo de la isla de la cocina.
Unos minutos después me siento más estable para moverme y apagar la estufa. La tomo en mis manos, moviendola hacia la encimera donde la dejo reposar.
- Helen-Escucho la voz de Lucney. Me giro para encontrarla de frente, siento un fuerte mareo que me hace caer.
-HELENA-es lo último que logro escuchar.
DERICK
Últimamente he deseado morir, si lo he deseado con tantas fuerzas como he deseado volver a ver a Helen; la extraño tanto, tengo mucho miedo, miedo de que ver a Helena no sea lo que se cumpla, miedo de que me lastimen.
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Míster Hartmont
RomanceCharles Hartmont multimillonario dueño de una cadena de bancos distribuidos en toda Europa. A sus 29 años es un hombre calculador; adicto al orden y la puntualidad. No hay nada que se escape de sus manos; él todo lo sabe. ¿Qué tendría que pasar para...