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Narra Helena...
Debo contarles que hace una semana en el parque conocí a un hombre, muy atractivo y amable. Su nombre es Charles, sus ojos son de un azul intenso, tiene cabellos rubio; me estuvo contando que trabaja en un banco, solo hablamos por media hora pero me agrado. No lo he vuelto a ver pero seria agradable hacerlo.
Salí hace una hora del trabajo, aunque el señor lleva una semana de viajes debo limpiar su habitación todos los días, al parecer es alérgico a polvo porque esa casa siempre esta reluciente y se debe limpiar sin importar que.
Acabo de dejar a Derick en el parque he iré unos minutos a casa de Lucney ya que tengo al menos tres semana que no le veo.
Narra Charles...
Esta semana estuve de viaje por negocios, llegue hoy en la mañana a la ciudad.
Salí temprano de la oficina pues me gustaría ver a Helena, me dirigí a toda velocidad como es de costumbre en mi, hasta llegar al parque donde la conocí.
Baje del auto y fui directo a donde la conocí pero no estaba y tampoco vi a los niños jugar fútbol.
Decepcionado me dirigí de nuevo a mi auto.
Narra Helena...
Acabo de volver por Derick, ya esta oscureciendo y los chicos con los que juega al fútbol se fueron a sus casas.
Tomo de la mano a Derick para cruzar la calle pero este se suelta.
—Helena, se desataron los cordones de mis zapatos.
Me agache para hacer le el nudo a sus zapatos. Ya hecho me puse de pie para ahora si cruzar la calle.
— Helena...
Podría jurar que acabo de escuchar a Charles llamarme tras de mi. Me giro para confirma que es producto de mi imaginación pero no fue así, él si estaba ahí, parado con la manos en los bolsillos sonriéndome.
—Hola— le dije con una sonrisa.— Placer verte Charles.
—Igual Helena, hola Derick —saludo a mi hermano con un choque de puños.
—¿Qué haces aquí? — le pregunte con la esperanza de que sea por nosotros.
—He venido a invitarlos a ir por un helado pero viendo la hora seria más prudente invitarlos a cenar.
Esas palabras fueron como música de Ed Sheeran para mis oídos. Le Sonreí.
—Ya vamos a casa. ¿Qué te parece si te invitamos nosotros?— le propuse.
—Esta bien, vamos en mi auto.— señalo un auto negro tras nosotros, Asentí.
Fuimos a casa en su auto, me senté en el asiento trasero junto a Derick porque le da miedo ir solo.
Le indique por donde ir para llegar a casa, llegamos y rápidamente entramos.
—¿Quieres algo de tomar?
Negó con una sonrisa.
Saque papas, pollo y vegetales del refrigerador.
Derick trajo sus libretas para que lo ayudara a hacer su tarea pero Charles se ofreció a ayudarle a realizar las matemáticas, mientras yo hago la cena. Es realmente bueno en eso.
Termine con las papas y la entre al horno, y luego lo mismo con el pollo y los vegetales.
Salgo de la cocina y camino hasta la mesa donde Charles está ayudando a Derick.
—Veo que eres bueno con las matemáticas.
—A de ser la costumbre.
—¿O te gustan los números?
Sonríe— Quizás. Es broma, siempre me han gustado los número, tal vez por eso decidí ser banquero.
Conversamos de cosas triviales, hasta que el tiempo que le di a los alimentos en el horno se acabo.
Retire las libretas de Derick de la mesa, coloqué tres platos, vasos, tenedores, jugo, agua y la cena.
Le serví primero a Derick, luego a Charles por ultimo a mi.
Lo vi tomar el tenedor para probar lo que he preparado para nosotros. Me sentí nerviosa por saberlo probando mi comida. ¿Y si no le gusta?
Se llevo una porción a la boca, para mi fue una agonía verlo masticar pero finalmente dijo:
—Esto esta exquisito, Helena.
Le Sonreí.
Ya con un peso menos me dedique a comer. Casi estaba terminando mi plato cuando me mire a Derick y vi que no esta comiendo los vegetales.
—Derick, come tus vegetales.
—Sabes que no me gustan y siempre los haces.—hizo una mueca de asco.
Puse los ojos en blanco —Comer vegetales te ayudara a estar saludable siempre.
—COMER VEGETALES NO EVITO QUE PAPÁ ....muriera. — dijo lo ultimo en un susurro. Se levanto de la mesa y se fue seguro a su habitación hecho un mar de lágrimas.
Mamá también comía vegetales. Pensé.
Me pare de mi silla para ir hablar con él. Derick aún es un niño, es normal que extrañe a papá.—Deberías dejar que se le pase— me sugirió Charles.
Cerré los ojos con fuerza para evitar que las lágrimas salieran de mis ojos pero fue imposible. Las sentí bajar por mis mejillas mojando mi rostro.
Sentí los brazos de Charles abrazarme. —No llores.
Tengo que estar roja ni un tomate. Sentí sus pulgares sobre mis mejillas limpiando mis lágrimas.
Abrí los ojos encontrándome con sus labios a centímetro de mi rostro. Me miro a los ojos y simplemente me perdí en ese azul intenso de sus ojos.
Bajo su vista a mis labios y en un pestañeo me beso. Sus labios sobre los mios me hicieron sentir en la gloria.
Sus labios se movían suaves, despacio sobre los mios, como disfrutando el momento, bajo una de sus manos a mi cintura y la otra la llevo hasta mi nuca e intensificó el beso. Sentí un cosquilleo al él morder mi labio inferior.
Poco a poco nos fuimos separando por falta de aire. Junto su frente con la mía y se quedo en silencio por unos segundos.
—No quiero que pienses que me aproveche de la situación...
Lo interrumpí —Por favor no lo arruines.
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K.R
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Míster Hartmont
Любовные романыCharles Hartmont multimillonario dueño de una cadena de bancos distribuidos en toda Europa. A sus 29 años es un hombre calculador; adicto al orden y la puntualidad. No hay nada que se escape de sus manos; él todo lo sabe. ¿Qué tendría que pasar para...