Waves.

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Waves.

Nicole.

No recuerdo el momento en el que me quedé dormida. Simplemente sentía que ya no era dueña de mi cuerpo y mi consciencia por lo que me dejé llevar hasta el sueño que en esos instantes era mi mejor amigo y mi mayor consuelo. La verdad era ésa, que no recordaba el momento en el que me quedé completamente dormida… Pero sí recordé, sentí y odié el momento en el que uno de esos tres animales me despertó de una manera muy cruel, tirándome un poco de agua a la cara. Abrí los ojos y busqué con ansias un poco de aire para llevar a mis pulmones debido a la sorpresa del método para despertarme, de los tres, el que tenía ante mis ojos era Dan.

En esos instantes quería ser libre para poder seguir todos mis instintos y devolverle todos y cada uno de los golpes que había recibido por su parte pero después de pensarlo, estaba viendo que en esos instantes recordaba haber visto la cara de Dan por algún lado y no sabía dónde exactamente me sonaba familiar. Lo sé, han sido casi tres meses y no me había dado cuenta hasta ese momento, pero como comprenderéis tenía demasiadas cosas en la cabeza.

Él se agachó sin llegar a decirme nada y posó una bandeja sobre mis piernas. Cogió el tenedor y el cuchillo y partió un trozo de carne y lo acercó a mi boca, cuando sentí el alimento rozar mis labios giré la cara inmediatamente. No iba a tolerar que en mi organismo entrase algo preparado por ellos tres, no después de ver lo que me estaban haciendo y con el propósito tan ruin que tenían en mente. Dan volvió a intentarlo con el mismo resultado, giré mi rostro para no tener que comer lo que me ofrecían. En parte era porque el estómago se me había cerrado y en parte era porque no quería absolutamente nada de lo que esos tres me pudieran ofrecer, aunque fuera comida.

—    Tienes que comer — dijo Dan. — Icaboth no quería darte de comer, pero Liam y yo pensamos en que sería mejor que te alimentemos porque así tendrías una cosa más que agradecerle a Icaboth. — No lo miré, seguí evitando su rostro y lo que quiera que tenía pinchado en el tenedor. Escuché a Dan desesperarse, dejar el tenedor en el plato y coger mi rostro para obligarme a mirarle a los ojos. — No lo entiendes, ¿verdad? Icaboth siempre consigue lo que se propone. No parará hasta conseguirlo, no se detendrá ante nada… Es mejor que te rindas cuanto antes.

No dije nada, sólo lo miré pensando en que por una parte tenía razón pero por otra no iba a consentir que él me mangonease a su maldito antojo. No iba a tolerar que nadie me dijera cómo ser, qué decir, qué pensar o qué hacer con mi maldita vida. En absoluto estaba dispuesta a consentir una cosa como esa y, para ello, lo que hice fue mirarle sin emitir sonido alguno dejándole claro que prefería morir de hambre antes que dejar que esos tres me alimentasen.

Pareció que en mi endurecida mirada comprendió que no iba a poder convencerme de que comiera su comida, pero cogió el vaso de agua y me hizo beberla a la fuerza. Lo miré furiosa y él se comió mi comida mientras yo lo miraba confundida por sus acciones, pero él tan sólo se llevó un dedo a los labios para que le guardase el secreto de que se estaba comiendo lo que me tocaba a mí comerme. Si su preocupación era que yo me fuera a ir de la lengua, pues podría descansar tranquilo porque, en lo que a mí respecta, yo no pensaba dirigirles la palabra a menos que se tratara para sacar de quicio a Icaboth, algo que se estaba convirtiendo en mi mayor diversión en esos instantes.

Mirando a Dan no pude evitar cuestionarme qué sería eso que lo tendría atado a Icaboth, con qué mentira tendría comprada su fidelidad y todas esas cosas que llevasen a Dan a hacer lo que estaba haciendo. No parecía que él tuviera idea de qué clase de persona era Icaboth aunque se empeñase en saberlo, no era de ese tipo de personas que tiene consciencia de lo qué se le iba a venir encima en cuanto hubiera cumplido los planes que Icaboth tenía para él, lo que me llevó a pensar en la posibilidad de que tal vez, y sólo tal vez, Dan y él se conocieran de pequeños, de su dura infancia antes de llegar a las numerosas casas de acogida que habían formado el historia de Dan.

Alive. z.m.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora