I Love You.

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I Love You.

Nicole.

Cuando me miré en el espejo, no me vi y tampoco me reconocí. A la que vi fue a otra con mi mismo físico pero nada más. Lo que vi fue a otra que tenía mi misma apariencia física con un vestido de novia precioso y de lo más caro, con un recogido muy laborioso y perfectamente maquillada. Se parecía a mí pero no me veía a mí, por ningún lado, sólo veía a una persona que no era yo, aceptando cosas que, si hubiera estado en la situación de poder elegir, no lo hubiera elegido. Estaba siendo una muñeca en manos de terceros que decidieron por mí desde el momento en el que todo comenzó a desmoronarse para mí.

Desde el día en que Thomas y yo “empezamos” nuestra relación, él y su madre empezaron a llevar mi vida por el camino que ellos querían llevarme y, como yo aún no estaba recuperada totalmente de mi abrupta y dolorosa ruptura con Zayn, ellos decidieron todo por mí, hasta lo que me gustaba y me dejaba de gustar. Suspiré dándome cuenta de que nunca quise recuperarme de mi adiós con Zayn porque nunca quise haberlo dicho pero tenía una brecha abierta en mi corazón por todo lo que pasó y por todo lo que no pasó y que yo esperaba que pasara. Aun así, sabía que lo que realmente quería, y lo que realmente quería era tomar las riendas de mi vida y volver con mi artista, pero había algo que me retenía y hacía que no moviera ni un solo dedo ni me pronunciara sobre el tema: y es que la herida estaba reciente todavía y no había manera humana de hacerla cicatrizar ni que dejara de doler. Me acostumbré a vivir así, del mismo modo en el que me acostumbre a que otros decidieran por mí como si fuera una niña pequeña.

No podía mirar a ningún lado porque todo me recordaba a Zayn, a lo que vivimos juntos y de lo que nunca me quería deshacer. Mirara donde mirase, allí había algún recuerdo con Zayn o de Zayn, por muy pequeño que fuera el objeto o la situación vivida, allí estaba dispuesto a no marcharse. Si miraba al sofá de mi casa, mi corazón – o lo que quedaba de él –se resquebrajaba todavía más y mis controladas lágrimas salían de mis ojos. Mi vista se nublaba y mis manos temblaban pero eso no era impedimento alguno para mí y para seguir recogiendo mis cosas antes de que él llegase a casa, no podía mirarle a la cara…

Mis deseos no fueron escuchados porque el ruido de la llave girando en la cerradura de la puerta se escuchó por toda la casa, la cual había estado sumida en el silencio que yo misma había interrumpido en varias ocasiones con mis sollozos. Pero seguí haciendo lo que tenía pensado hacer, que era marcharme de su lado porque no me sentía capaz de perdonarle esa traición tan grande que mi corazón sentía por lo que había hecho.

—    ¿Estás en casa? — Se sorprendió, yo debía estar en clase. Oí sus pasos acercarse hasta mi posición, sentí su figura a mi lado observándome y su aliento contenerse al ver lo que mis manos estaban haciendo. — Pequeña, ¿q-qué estás haciendo?

Seguí sin contestar provocando que su mano se alargase para girarme y quedar de frente. Su mirada se convirtió en culpabilidad, una culpabilidad que no podía esconderse no de mí, al menos. Sus dedos rozaron mi mejilla limpiando mis lágrimas y me dio tanto asco que no lo pude evitar, mi mano derecha actuó sola y le di un bofetón provocando que girase la cara y que su mano – la que me había limpiado las mejillas – fuera a su mejilla ahora colorada, como la palma de mi mano.

—    Nicole…

—    ¿¡Cómo te atreves a tocarme, a mirarme siquiera!? ¿¡Cómo pretendes fingir que no ha pasado nada!? ¡Te vi Zayn! — Seguí recogiendo ahora agitada por el fervor del momento. — Debí haberme negado aquella noche.

La mueca de dolor que se formó en su rostro ya no fue por el dolor de mi bofetada, sino que fue por el dolor de mis palabras. Me dolió la vida hacerle eso, decirle esas cosas pero mi corazón estaba roto y mi castillo de ilusiones bajaba de las nubes para mostrarme que sólo era una chabola hecha con engaños y mentiras. Él me había hecho daño y, por consiguiente, yo estaba rabiosa por hacerle daño, el mismo daño que yo había sufrido quería que lo sintiera él.

Alive. z.m.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora