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-Buenos días – saludó seguro de si mismo – señorita De Luca?

-Buenos días – le eché la mano – si soy yo.

-Mi nombre es Leonardo Conte, según mi padre usted va a ser la nueva jefa de ventas, como sabrá, la empresa realmente se basa en una cadena de franquicias de restaurantes aunque realmente nuestro negocio está basado en la producción de masa de pizza y pasta que repartimos tanto a nuestros franquiciadores como a gran parte del mundo.

-Si, me informé – sonreí amablemente

-Una de las cosas a las que mi padre también da mucha importancia es a la exportación de pasta a países tercermundistas – me sorprendí, joder, pensé – es decir que colaboramos con varias fundaciones y nuestra comida también se lleva a dar de comer a aquellos pobres – esto último no lo dijo con asco, sino con pena.

-No sabía esto último.

-No lo decimos ni queremos fardar de ello. Tenemos a los mejores publicistas que se encargan de que nuestras franquicias y nuestra pasta sea reconocida mundialmente.

Leonardo me enseñó mi despacho, estaba al lado del de la secretaria y me puso al día con mi trabajo y todo lo que el anterior jefe dejó a medias.

-Más de una vez tendrá usted que trabajar hasta tarde, sobre todo cuando hay reuniones, no tendrá ningún inconveniente no?

-Inconveniente no, lo único es que tendré que hablar primero con la niñera de mi hija.

-Tienes una niña? – asentí – el padre se podrá quedar con ella hasta que tú llegues

-Nos estamos divorciando, solo la ve cuando le toca – intenté forzar una sonrisa.

-Cuantos años tiene?

-Mi hija el miércoles de la semana que viene hará un mes – sonreí

Antes de contestarme atendió el teléfono y me dejó sola en el despacho donde yo me puse a trabajar. Miré el reloj y eran las tres de la tarde.

-Marina? – contestó ella

-Vicky, que tal el primer día?

-Muy bien. Como está la peque?

-Bien

-Espera un segundo – mi jefe estaba en la puerta

-Te apetece ir a comer? – asentí

-Marina, tardaré un poco más vale?

-No hay problema alguno, hasta las 6 no tengo las clases de teatro.

-Llegaré antes – colgué y cogí mi bolso y la chaqueta para salir acompañada de Leonardo.

Cuando llegamos al restaurante Conte yo le miré y sonreí.

-Dicen que no puedes vender un producto sin antes probarlo – me reí.

-Cierto.

Cuando entramos el dueño se desvivió por darnos la mejor mesa y tratarnos lo mejor posible.

-Yo quiero agua – dije cuando Leonardo pidió una botella de vino – lo siento – le miré y el entendió que estaba con la lactancia.

-No te preocupes – me sonrió tranquilizándome – y como es que os estáis divorciando si acabas de tener a vuestra niña?

-Porque sus principios están por encima de todo, esas fueron sus palabras.

-Se refiere a que no está de acuerdo con lo que tu padre es.

Hija abandonada por la mafia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora