Yo comencé a caminar hacia la puerta y me subí al coche. Diez minutos después Leonardo, bastante cabreado entró dentro. No me dirigió ni una simple palabra hasta que entramos a casa y pasamos a su despacho.
-Como cojones se te ocurre decir eso? Me tuve que disculpar con ellos por todo lo que has soltado por la boca.
-Vamos a ver, el Iván este, está tan orgulloso de que trafica con mujeres y luego dice que aquella chiquilla, porque es una chiquilla, era feliz. Pero que mierdas me estás contando.
-Tú no tienes por que intervenir, de hecho la mujer que hizo tantas preguntas esta noche, estará recibiendo una paliza de su marido en este momento.
-Por qué? Porque ha preguntado, intentando entender como yo, por qué tanta alegría en ese individuo. Está vendiendo mujeres, que son personas coño no un trozo de tela.
-Mira Victoria, debes entender que ninguna mujer de las que esta noche estaban ahí, menos tú claro, están por su propia voluntad. Están vendidas o secuestradas y esas reuniones son las únicas salidas que tienen. Tú deberías dar las gracias porque eres una privilegiada.
-Qué debo dar las gracias? Leonardo, han matado a los padres de aquella niña por que quiso una vida mejor, porque quiso escapar. No lo veo normal y mucho menos voy a permitir que aquella barbaridad que dijiste – cogí aire en mis pulmones – que nuestros hijos se casen. No voy a casar a mis hijos con unos monstruos.
-Pero tú que piensas – pegó un golpe en la mesa – que yo no soy uno? Lo mismo pueden pensar esas mujeres de mí, porque he matado a todo aquel que me llevaba la contraria. He robado, he traficado con drogas y armas y sí, también ayudé a Iván en su negocio. Lo único que me diferencia de aquellos hombres es que los problemas que estás en la mafia trae, no los comparto con mi mujer – estaba gritando y fuera de control – esas mujeres han visto muertos en el vestíbulo de sus casas y a sus maridos dispararles en la cabeza a alguno, han visto como sus padres han muerto delante de ellas y han recibido unas palizas que ni siquiera las reconocerías. Yo no – tiró un vaso contra la pared – yo no traigo eso a mi casa, no a que mi mujer que parece mentira que se haya criado con un padre mafioso sea tan ingenua, no he traído todo eso a casa para no traumatizar a mis hijos. Y sí – cogió aire – tus hijos se casarán con los que ellos tengan y no hay más que hablar.
-Si señor – ahora me tocaba a mí – no voy a casar a mis hijas con alguno loco que ellos hayan criado. No voy a permitir que mis niñas pasen por lo mismo que esas mujeres pasarán.
-Victoria, por favor cállate.
-No, no me voy a callar, eres mi marido y sí, te agradezco que no traigas toda esa mierda a casa ni la compartas conmigo porque no quiero saber nada de ello, no quiero estar en ninguna cena más, no quiero volver a esos hombres en mi vida y que no se les ocurra estar cerca de mis hijos porque será la última bala que atravesarán sus cuerpos, y será la mía.
-Muy bien, tus deseos son órdenes para mí. No acudirás a ninguna cena más y no sabrás nada más del mundo que nos rodea, por que Victoria estamos en la mafia, pero nuestros hijos permanecerán dentro de ella digas lo que digas. Ahora sal de aquí.- cogió el teléfono – Iván – yo me quedé en la puerta sin salir de aquella habitación – necesito una mujer, no imbécil, ni quiero una niña ni la quiero para favores sexuales, la quiero para que sea mi acompañante a cenas como hoy. Vale, mañana la quiero en mi casa. – colgó.
-No puede ser, no puedo creer que hayas hecho eso – limpié una lágrima de mis ojos.
-Piensa que esa mujer tendrá una vida mejor y que no morirá.
-Leonardo – le grité llorando – has comprado a una mujer para qué?
-Victoria, a partir de ahora no saldrás de casa sin seguridad y sin saber donde estás, ni siquiera para recoger a las niñas de la guardería o del colegio. Serás mi mujer, pero solo en casa. Me parece que he sido demasiado bueno contigo para que me lo agradezcas de esta manera.
-Se supone que eres bueno conmigo porque me quieres y te gusta verme feliz.
-Sí, te quiero y lo he hecho todo para que tú seas feliz, para demostrarte en cada momento lo mucho que tú significas para mí. Más de una vez me he tragado el orgullo, pero mira de que me ha servido.
-Cómo que de que te ha servido?
-Sí, que me ha servido para darme cuenta de que eres muy buena en casa, en mi vida y en la cama, pero cuando te necesito para otras cosas nunca estás dispuesta o me la lías. No he pasado mayor vergüenza que hoy, nunca me he tragado el orgullo y he pedido perdón por algo que mi mujercita ha hecho. Ahora, fuera de mi vista Victoria – esto lo dijo más despacio y más tranquilo.
Con lágrimas en los ojos me fui a nuestro dormitorio donde me duche y me metí en la cama. Por la mañana me despertaron el sonido de varios coches y Mary me prohibió bajar, por lo menos hasta que Iván se fuera de aquella casa.
Media hora después, en brazos con la pequeña y llevando de la mano a la mayor, bajamos a la cocina donde aparte de las dos mujeres que se preocupaban por mí, me encontré con una rubia preciosa.
-Quién eres tú? – preguntó con descaro.
-Eso debo preguntarte yo, que estás en mi casa.
-Yo soy la señora de la casa ahora. Que hacen estas aquí? – miro a mis hijas con asco – Las mocosas del servicio no deben estar pululando por la casa como si fuera suya.
-Cómo has llamado a mis hijas? – Leonardo estaba detrás suya, entrando desde el patio en la cocina – Pero tú quien cojones piensas que eres? – la enganchó del pelo y tiró de él.
-Victoria, al salón, ahora – a la pequeña se la di a Lucia – las tres fuera – toqué el hombro de Victoria y ella me miró – he dicho que ahora.
-Pero,pero no – la modelo no conseguía articular palabra.
-Pero qué? Cómo te atreves a hablarle así a mi mujer? Cómo te atreves a hablar así de mis hijas? – lágrimas salían de sus ojos mientras Leonardo seguía sujetándola del pelo.
-Leonardo, suéltala – este me miró y lo hizo – te has equivocado en traerla aquí.
-No, no me he equivocado por que Lucia pasará a cuidar de nuestros hijos y Mary necesita ayuda en la cocina, pronto seremos cinco.
-Leonardo, y que será? – estaba muy tranquila – cocinera de día y tú acompañante de noche? Creo que te has equivocado.
-Aquí la única que se ha equivocado es ella por creerse la señora del lugar y por insultaros a vosotras – llamó a uno de sus hombres y se la llevaron arrastras de la cocina.
-Leonardo
-Qué? – grito fuera de sí.
-Te has equivocado en comprarla y en traerla a casa con tu familia. Nos va a dar problemas y ni siquiera intentes sentirte bien contigo mismo pensando que has salvado la vida de una persona, lo que has hecho es prolongarla para luego matarla igualmente.
-Qué quieres que haga cojones? Yo no la vi cuando la trajeron ni sé lo que cojones le han dicho. Qué se supone que debo hacer con ella?
-Llévatela a otro lado o déjala libre.
-No la puedo dejar libre, ya ha visto todo.
-Bueno – acaricié la tripa donde mi pequeño me había dado una patada – haz lo que te de la gana pero más vale que se comporte o la sacaré yo misma de esta casa.
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Hija abandonada por la mafia.
RomanceVictoria, la niña que Ada y Massimo adoptaron. Victoria, la mujer que hoy recordaba su infancia con una sonrisa en la cara. Victoria, la mujer que comete un error. Un error que se llevará a su madre a tres metros bajo tierra. Un error que la aparta...