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Me dirigí a la puerta a abrirla ya que habían llamado al timbre y delante de mí pude ver a aquella loca que hace años no veía.

-Alba? – pregunté para confirmarlo – Alba – grité alegre

-Joder, no pierdes el tiempo amiga mía.

Las dos nos abrazamos y estuvimos ahí un largo rato abrazadas en la puerta.

-Pero cariño mío, no me dijiste por Skype que acababas de tener otra niña? – me acarició el vientre

-Sí, pero ahora viene un niño.

-De cuanto estás?

-Seis meses. Venga pasa, te quedarás a comer?

-No Vicky, he quedado con mi hermana pero que te parece si nos vemos mañana y comemos.

-Si claro, pasa al salón.

Las dos nos sentamos en el sofá y estuvimos hablando de como era su vida, de que había encontrado a un hombre maravilloso que se había quedado en Estados Unidos y que ella solo había venido para organizar su mudanza.

-Bueno, yo no tengo tanta prisa, pero – me enseñó su anillo de compromiso – me voy a casar

-Enhorabuena Alba. Me alegro un montón, pero dime que la boda será el año que viene.

-Ahh, si claro – ella volvió a acariciar mi vientre – debemos dejar salir antes a este pequeño no? – asentí – Bueno y el padre donde está?

-Trabajando, volverá para cenar supongo.

-Dios, eso también lo hace Iván, se va y hasta bien entrada la noche no vuelve, y cuando sale de viaje ya me remata.

-Leonardo solo salió de viaje hace dos meses y volvió ayer, supongo que todos los problemas los arregla por Skype para no separarse mucho tiempo de nosotras.

-Joder, tres chochos – me reí – lo estáis volviendo loco seguro.

-No se queja, por lo menos no a mí.

Después de hablar durante una hora más ella miró el reloj y dijo que debía marcharse, que mañana me enviaría un mensaje con la dirección del restaurante.

Fui a la cocina y ví a las niñas tirarse de los pelos, así que después de castigarlas sin postre, les di de comer y luego las acosté. También aproveché el tiempo que me quedaba hasta las cinco de la tarde para echarme un rato a ver la tele, pero me quedé durmiendo.

-Victoria – la voz de Leonardo me sobresaltó – no estás preparada. Joder, vamos a llegar tarde, ni siquiera has elegido un vestido – miré el sillón y había cinco vestidos ahí.

-Tardo poco – corriendo me metí en la ducha y sin lavarme el pelo tardé muy poco, me maquillé de manera natural aunque el pintalabios era rojo.

Salí y me puse el primer vestido que encontré, el negro con tirantes. Me puse unos zapatos con plataforma, los tacones no era capaz de llevarlos ahora mismo. Me dejé el pelo suelto y salí de la habitación.

Fuera, Leonardo hablaba con unos diez hombres y cuando me vio llegar solo me hizo la señal de que subiera al coche. Minutos después entró en la parte de atrás dejando los asientos de delante para la seguridad.

-Vas muy guapa.

-Gracias

Cuando llegamos, pensaba que era un hotel ya que mis padres siempre se reunían en hoteles pero no, era un restaurante y para acceder a la zona privada, donde todos estábamos Leonardo tuvo que decirle una contraseña al segurata de la puerta.

Hija abandonada por la mafia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora