Cuatro

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Me tiré en el asiento de la cabina, al frente de Brayden quien parecía disfrutar de todo esto, incluso de lo que ambos sabíamos y era el elefante en la cabina.

Observé el mar mientras íbamos en ascenso al cielo oscuro, la música que flotaba en el aire se iba haciendo más débil conforme subíamos. Y yo esperaba que el paseo fuese más rápido de lo que alguna vez fue, tal vez, un nuevo récord sobre el paseo en la Rueda de la fortuna más corto de la historia.

― ¿Y entonces? ―comenzó―. ¿Cómo están las cosas? Ósea, desde la última vez que... Antes.

Fruncí el ceño al ver que no sabía cómo encontrar las palabras para expresarse.

― ¿Qué?

― Lo que quiero saber es si le perdonaste todo, desde que terminaron en la escuela, y te atacaron, y yo te busqué por todas partes hasta sacarte de la arboleda inconsciente ―El dramatismo en su voz era tanto que me volví a ver el cielo negro y oscuro.

No respondí nada. Lo menos que yo quería era hacerlo alterar, estando tan lejos del suelo.

― Tal vez es fácil hacer como que nada sucedió ―volvió a hablar con una hostilidad cargada de drama.

― ¡Tu sabes porque lo hizo! A ti también te perdone cuando lo hiciste.

Me hubiera gustado ahorrarme esta conversación, las traiciones y las acusaciones. Pero tal vez era la única manera de dejar las cosas claras y empezar a ser amigos.

―Nosotros no éramos nada cuando yo lo hice ―su voz era irritante de pronto. Evitaba mirarlo.

― Tienes razón, luego te besé porque soy un idiota. Luego dijiste que me querías, pero te fuiste con ellos y me llamaste maricon. ¿Recuerdas es parte? ―Me cruce de brazos sobre mi pecho sin mirarlo. No lo iba mirar, porque en realidad no quería ver en qué momento se iba a poner rabioso.

― ¡Es bueno saber que me perdonaste !

Recordaba muy claro esa situación. Cuando descubrí el engaño con el asunto de Jackson, y que él había sido parte, no directamente, pero lo sabía y no hizo nada para detener al montón de idiotas que eran sus amigos. Aun cuando me dijo que el mismo iba a matarme si le decía a alguien algo. Hice todo lo posible para ayudarlo, y cuando estábamos ahí, en nuestra habitación, lo besé.

―En todo caso, los dos terminamos, yo lo decidí para dejar de lastimarnos, él solo es culpable por no pensar en mí y hacer las cosas a su modo ―le dije.

Brayden tardo un rato en responder, pensé que se había cansado o había reaccionado diferente.

― Aun así se quedó contigo, está contigo ahora. Esa es la parte difícil de procesar ―su voz parecía más calmada que al principio.

―No es difícil, pero tú no estabas ahí. Te negaste a venir con nosotros, ¿lo recuerdas? Se que te sentiste traicionado cuando decidí ir con él, pero, te pedí que vinieras conmigo...

― ¡Ahora es mi culpa! Yo pedí su ayuda para mantenerte a salvo, con mi historial de gente muerta en mis manos, debía asegurar tu vida, ¿con quién? Con alguien que te amara tanto como para mantenerte vivo ―su voz fue a la desesperación―. Si hubiese sabido que él se quedaría contigo, nunca lo hubiera llamado, nunca.

― Sucedieron demasiadas cosas en eso días que me aleje de ti, tantas, que estoy seguro de que no las conoces.

― Tienes razón, nunca supe que fue lo que te hizo cambiar de opinión, en qué momento me dejaste. ¿Qué fue lo que pasó?

Me volví a verlo en ese instante. Su voz se había apagado en la última frase, no entendí por qué estaba haciendo esto, no realmente, porque aquí, donde ninguno de los dos pudiéramos escapar. Aun sabiendo que podemos lastimaron más.
Sus ojos estaban fijos en mi cara, en mis ojos, iba de mis labios a mis ojos y al contrario, su expresión era dura y parecía mantener esa expresión para que no viera lo mal que estaba realmente.

En mi, no en ti #3 ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora