𝗢𝗰𝗵𝗼

24 3 7
                                    

―Solo respira ―me dijo.

Me volví para mirar hacia la plaza, hacía la calle.

―Descuida, estoy bien ―respondí.

Deslice la mirada por la calle hasta que descubrí dos camioneta con cristales polarizados. No preste la suficiente atención a lo que sucedía en su interior, sólo a los ojos que me miraron fijamente un par de segundos.

Los cristales de la puerta trasera bajaron y pude ver una pistola sujetada por un hombre de guantes negros. Los disparos causaron un gran eco en las calles.

Primero apreté la mano de Brayden con la que me sujetaba y lo empuje hacia atrás, pero las balas pasaron por su brazo izquierdo con una pequeña explosión de sangre.

Las puertas se abrieron, y los hombres comenzaron a correr en nuestra dirección.

Sin dejar de sujetar su mano lo atraje conmigo y lo empuje por la calle entre las personas que corrían asustados por los disparos.

Mi corazón se había acelerado, necesitaba respirar con más fuerza para poder moverme sujetando a Brayden y poder sacarlo de ahí. Necesitaba muchas cosas en ese momento pero no sabía cuales eran, solo me podía permitir mover mis piernas y aferrarme a la tela de su ropa mientras se manchaban mis manos con la sangre que brotaba de él.

Eché un vistazo detrás y vi a los hombres que nos perseguían. Di vuelta en un pequeño callejón para acortar el paso hacia la playa, me encontraba demasiado lejos de la casa, no llegaría jamás hacia allá y mucho menos con esos sujetos pisandonos los talones. Empujé a Brayden por la puerta trasera de uno de los locales y salimos al interior del negocio.

Las miradas nos recorrieron mirando al chico herido y a mí. Nos permitieron salir al otro lado en dirección al paseo marítimo. No había manera de que pudiéramos ocultarnos en algún sitio, no había manera de nada y no podía desaparecernos.

Otro par de disparos atravesaron los escaparates del local en el que salimos, me agache con Brayden pegado a mi, y nos seguí conduciendo al estacionamiento cerca de la playa y el hotel.

Observe una de  las camionetas dando vuelta por la calle empujando peatones y postes de energía que cayeron al suelo con una explosión de chispas.

Uno de los hombres que viajaban en el auto se asomó por la ventana y comenzó a dispararnos.

Nos empuje hacia una de las Jardineras de concreto, eche un vistazo hacia atrás, a los otros que nos seguían y los ubique detenerse detrás de los pilares de la zona de locales.

Me dolió el pecho con mucha fuerza, no quería ver a Brayden, pero no podía dejar de sentir el líquido que me empapaba las manos con las que lo sostenía a mi.

Sentía que el mundo se movía en cámara lenta y yo hacía todo lo posible por ir en cámara rápida para salvarnos de lo que fuera que estaba ocurriendo.
Los disparos hacían que el concreto de la jardinera se partiera en miles de pedazos.

Hice que Brayden me rodeará con sus brazo para continuar, saltamos hacia la siguiente jardinera del límite de la calle y los disparos se intensificaron, podía oír las balas romper la brisa del aire junto a mi, y eso me aterraba más que nada.

Nos echamos a correr por la calle hacia el estacionamiento sin tener en mente nada más que mantenerme vivo y mantener a Brayden con vida. Era una o la otra, pero alguien debía vivir.

La camioneta giró de nuevo por la calle, podía oír como quemaba llanta sobre el pavimento.

Escuché un golpe y me obligue a mirar como se había estrellado contra dos autos en la calle, uno de ellos giró y se alejó por el espacio libre que había en la calle.

En mi, no en ti #3 ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora