Quince

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Cuando las puertas del ascensor se cerraron. Todo se movió mucho más lento.

Brayden se movió hacia mi, una de sus manos me sujeto por el cuello y la otra detrás de mi cabeza y se inclino para besarme. Su nariz choco con la mía, primero espero un segundo antes de que nuestros labios se tocarán para ver como reaccionaba. No hice nada al respecto, solo estaba inmóvil viendo sus ojos cerrados frente a mi.

Cuando la suavidad de sus labios se cerraron contra los míos, fue que explote. Su cuerpo estaba pegado sobre el mío contra el muro helado de espejos en el ascensor. Su sabor, su saliva me quemo el fondo de mi garganta mucho más fuerte que el licor que había bebido hacia un rato. El cosquilleo me inundaba con mucha fuerza el pecho, liberando el deseo arraigado en mi interior.

Sus labios se movieron por mi mejilla, sus dientes se cerraron en mi piel y bajó hasta mi cuello. Sus labios me besaban con euforia, tanta, que todo mi cuerpo estaba temblando, todo mi cuerpo se estremecía bajo su cuerpo contra el mío.

Lo abrace, recorrí con mis dedos su espalda. Sujete su cuello y su cabello.

Cuando las puertas se abrieron, se despego de un salto. Echo un vistazo al pasillo vacío y me empujó hacia fuera. Caminamos hacia la habitación, mi habitación en sí y me detuve en la puerta cuando empezó a besarme otra vez.

Abrí como me fue posible la puerta y ambos entramos a la habitación. Sus manos no dejaban de recorrer todo mi cuerpo con fuerza y mucho deseo. El calor de su cuerpo contra mi cuerpo me hacía que tuviera una sensación inexplicable.

Sus dedos fueron muy rápido y comenzó a abrir mi camisa, un botón tras otro, tiro de la tela para sacarla del interior de mis pantalones. Luego tiro hacia atrás para sacarla por completo de mi cuerpo. Sentí un escalofrío cuando empezó a tocarme con sus dedos. Recorrió cada parte de mi pecho, desde la clavícula hasta los pezones. Dibujaba sobre las líneas marcadas de mis pectorales, haciendo círculos en mis pezones. Sobre cada cicatriz qué iba encontrando a su paso. Sus labios bajaron despacio por el cuello, por mi pecho y de pronto me sentía como si no estuviera ahí. Como si mi mente se estuviera yendo a un lugar desconocido lleno de sensaciones.

Siguió bajando por mi estómago hasta donde se cerraba el cinturón en mi pantalón. Lo abrió de un tirón y la tela bajo por mis piernas hacia mis tobillos. No me había dado cuenta de la erección que se marcaba en mis bóxer. Mi corazón latía tan fuerte, tanto que me costaba respirar.

Brayden se hincó en el suelo, siguió deslizando sus manos sobre mis piernas. Sentí como su nariz se movía por la tela de los bóxer en dirección hacia mí miembro. Cuando sus labios llegaron, me estremecí. Movió sus manos para bajar lo que quedaba de mi ropa y quede completamente desnudo ante él.

Brayden estaba sobre sus rodillas. Sus ojos me observaban desde abajo. Sus manos subían por mi estómago, alcanzaba mis pezones y volvía a bajar. Se acercaba de apoco hacia mí sexo y las sensaciones me hacían retorcer de pie en esa alfombra en la plena oscuridad. La única luz se filtraba por la ventana, iluminado mi figura.

Algo que creí que jamás sucedería.

El deseo que se desbordaba a través de mi, me quemaba y me hacía retorcerme como si fuera algo nuevo. Brayden parecía recorrer cada espacio de mi cuerpo, movía su dedos sobre mis brazos, mis hombros y seguía su camino hacia mi pecho. Cada tacto me quemaba, como si recorriera con un hielo mi piel. No podía describir la sensación, era algo que me hacía perderme en una infinita oscuridad qué era iluminada cada vez que el cosquilleo qué me provocaba iba en aumento.

En mi, no en ti #3 ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora