Cinco

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A la mañana siguiente me despierto sobre su piel caliente y pegajosa con la mía entre el sol matutino que nos empapa a través de la ventana. Sus ronquidos son bajos, lo que me dice que sigue durmiendo. Le doy un beso en su mejilla, me levanto del colchón con cuidado y me visto sin despegar la mirada del maravilloso ser que descansa con tanta calma. Decido no despertarlo por ahora.

En la sala, todo es silencioso y lleno de claridad. Encuentro a Kyle solitario en el comedor desayunando. Me uno a él, me sirvo un poco de la fruta picada y una taza de café.

Kyle me observó detenidamente hasta que me acomode a su lado, no dice nada, pero se que debo de verme terrible, y él siempre había sido bueno para darse cuenta de eso.

―Se lo que estás pensando ―le digo de inmediato.

―Que esté lugar es completamente distinto al que yo recordaba, ¿eso? ―sonrió.

― Lo de anoche.

― No se que ocurrió anoche, Jonathan. Sam, me contó algunos detalle sobre Brayden, ellos trabajaron juntos en los Jardines, no tenía idea de que él estuviera aquí.

― Tiene unos cuantos días quedándose en el hotel. Su padre está por aquí casi siempre con algunos asuntos de Albish ―Bebí mi café esperando que me quitara el mal sabor de boca que comenzaba a tener―. Anoche él estaba ahí, en la playa. Subimos a la Rueda, charlamos demasiadas cosas, los reclamos fueron parte de la conversación, pero, esperaba que al menos entendiera mis razones por las que elegí a Albish. Creo que no fui claro.
Bajo la mirada a su plato de fruta

― ¿No fuiste claro? Tampoco se que fue lo que ocurrió ―Kyle ladeó la cabeza, volvió su ojos a los míos y espero por mi respuesta.

― Brayden no logra entender como fue que elegí a Albish.

Le conté la mayoría de los detalles como lo había hecho con Brayden. El tenía que saber la verdad para entenderme, o al menos, para que me dijera que tan equivocado estaba con todo el asunto, y que tal vez estaba haciendo las cosas más grandes como siempre lo había hecho.

―En ese juego, dije cosas como: puede que haya tomado la decisión equivocada, tal vez no.― Observé mis manos sobre el borde de la mesa―. Debí hacerlo todo para que él entendiera que tomé la decisión correcta, por el contrario el creyó que  todavía tiene una oportunidad.

―¿Y la tiene?

― ¡No! Las últimas semanas no había pensado en Brayden, por mi bien, quizá. Luego Albish lo menciono de regreso de nuestro viaje, al siguiente día, supe que el estaba aquí y su Madre mencionó que estaba muy mal, y yo sabía que era por mi culpa ―Pasé el amargo sabor por mi garganta.

La verdad era que no sabía cómo hacerlo para que entendiera lo que estaba sintiendo. Tal vez nadie lo entendería, yo no podía. La decisión se había tomado, por las razones que fueran, no iba retroceder.

Lo único que no podía cambiar, y deseaba que cambiará, la forma en que todo terminó, como decidí entre ambos en un instante.

―¿Es culpa? Puede que sea solo eso, Jonathan. Si hubieras tomado la decisión equivocada, estoy seguro que ya te hubieras dado cuenta... ―Estiro su brazo, su mano se deslizó encima de la mía―. También puedes darte cuenta ahora, y eso es, tal vez sea mejor antes de que alguien más salga lastimado.

Los pasos escalera abajo nos hicieron para la conversación.

Albish salto de los últimos escalones. Traia puesta una camisa muy elegante, pantalones negro y sus zapatos a juego. Nos echo una mirada, sonrió.
Su semblante era positivo, su cabello dorado lo había acomodado por un lado, su rostro perfecto emanaba una luz casi perfecta.

En mi, no en ti #3 ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora