𝗧𝗿𝗲𝘀

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El resto de la semana estaba siendo horrible.

Me arrepentía rotundamente a no haberme inscrito en la Preparatoria, aunque sea aquí en Mar de Java cuando aún tenía tiempo. Ahora estuviera ocupado terminando el día de clases o yendo a terminar mis tareas y no aquí en la orilla de la playa maldiciéndome por sentirme tan mal.

Quizá debería ir al Paseo para ver si puedo conseguir un trabajo. Albish me dijo que no era necesario que lo hiciera, pero yo lo sentía tan necesario porque el tiempo parecía ir más lento ahora que sabía que Brayden estaba a escasos metros de mí, y que me odiaba aunque él dijera que no lo hacía.

Mi madre se había establecido rápidamente aquí con los asuntos de su trabajo, y le estaba yendo bastante bien.
Albish también estaba ocupado con Emerick, y él deseaba que me involucrara en esos asuntos pero la verdad es que a mí no me interesaba, quería estar lo más alejado posible de esas cosas por todo lo que había pasado en el último año.

Las cosas se habían puesto tensas con los últimos acontecimientos, y más que eso, los asesinatos de los miembros en la lista de Brandon iban en aumento, lo menos que quería era saber que las cosas se ponían turbias y que yo fuera parte de eso, tal vez solo era precaución, no lo sé.

Un auto se había estacionado en la entrada al frente de la casa, no preste atención porque siempre se llenaba de autos en la entrada.

Luego llamaron a la puerta y fui a ella para abrir.
Samuel estaba de pie en la entrada, me dedico una sonrisa con sus manos dentro de sus bolsillos.
Se me iluminó de inmediato el rostro y me lancé contra el rodeándolo con mis brazos.

Él se sorprendió por mí reacción, pero al igual que yo me abrazó.

Traía una camiseta holgada y unos pantalones cortos de un color café.

―¿Sammy? ―le solté contentó.

― Emm. Estoy seguro de que me van a castigar por venir hasta aquí, pero éste me ha secuestrado ―me dijo.

Recorrí el resto del sitio en busca de alguien más, la figura surgió por un costado mío y me rodeo con sus brazos, me levanto entre ellos y pude ver a Kyle sonriendo de oreja a oreja.

Sonreí complacido al verlo una vez más, recordando cuándo lo vi por última vez en casa cuando estaba mentalmente dañado y no pude pasar el tiempo necesario con él.

―¡Jonathan! ―Me libero de sus fuertes brazos. Olvidé lo alto que era, su mano busco la mía de inmediato y sentí una añoranza muy extraña, sus dedos cálidos en los míos me recordaron esos días, algo oscuro, pero buenos.

― No saben lo feliz que me hacen que los dos estén aquí, justo en el momento preciso ―Le agradecí al cielo por eso.

Los lleve al interior de la casa que ellos ya conocían. Nos tiramos en la arena, cerca de la orilla de la playa bajo el pequeño techo que había una sombra débil.

―Tenía muchísimas ganas de verte, y pensé que pasar el fin de semana aquí era la mejor opción. Zarth me había dicho que Albish había trabajado muy duro para hacer este lugar seguro ―Kyle recorrió mi rostro despacio―. La última vez... No nos fue muy bien.

―Me sacó de casa a rastras para que escapara con él. Mis padres saben lo que nos ocurrió, así que les mentí, espero que nunca lo sepan ―Samuel había dejado de ser el pequeño chico, mi primer amigo en la escuela. Había cambiado por completo y me hacía sentir muchas cosas.

― Ni siquiera lo pensamos bien, es decir, no sabemos si Albish... ―Guardo silencio y vaciló un poco―. ¿Crees que podamos pasar la noche aquí?

― ¡Por supuesto! ―sonreí―. Son más que bienvenidos, las habitaciones son de sobra y en verdad los necesito por qué estoy comenzando a aburrirme aquí.

En mi, no en ti #3 ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora