Promesa

- VII -

Viktor, estaba molesto, la conversación con su padre le dejó estresado, sus opiniones chocaban, así que alejarse es la mejor opción.

En la Tasca Orquídea y Lirio, Christophe y Otabek le esperaban, su conversación se tornaba interesante, los planes para viajar a tierras extranjeras por información era su más grande paso, su acuerdo consistía en marcharse al amanecer, la diligencia requería prontitud, así que mientras más rápido investigaran, estarían en sus tierras atando los cabos sueltos.

Esa noche, Lirio, el bailarín exótico había asistido, sus presentaciones se daban en fechas distantes, por lo que su exclusividad se derivaba al pasatiempo de los más exigentes y acaudalados clientes.

El Omega se acerca al platinado, sus dos compañeros comprendiendo la situación de forma instantánea se marchan de la mesa, disfrutar de la atención de las meseras y las geishas era más interesante.

-¿Charlamos afuera?

El más bajo solo asiente con un poco de duda. Ambos salen del lugar, la salida resultaba un poco más solitaria para conversar.

-¿recuerdas que hable de tu similitud hacia alguien de mi pasado?

-Sí, ¿ocurre algo?

-Pues, pronto encontrare a esa persona.

-Eso es conmovedor, le deseo mucha suerte.

-¿Cómo logró saber su paradero?

-Tengo excelentes investigadores –sonríe para si mismo.

-Es alguien ¿muy especial?

-Eres muy curioso, pero me siento motivado, la promesa permanece viva –hablaba mientras apretaba la cadena que colgaba en su cuello con sus manos.

-Es bueno verle de buen humor.

-¿Soy atractivo no?

-Me casaría con usted, pero ya tiene dueño.

-Bastante directo –silva finamente.

-Lo sé, soy irresistible su alteza…

-Jajaja… tu mirada es enigmática, me recuerda a alguien con quien tengo notables diferencias, y eso me confunde.

- Y eso ¿es malo?

-Es interesante su pregunta, pero ¿porque lo dice?

-Esa persona puede que le atraiga o intimide, y la vida siempre nos confrontara a nuestros temores y al designio del destino, enfrentarlos o ser perseguido por ello es nuestra decisión.

-Temor y Destino… ver que dice el tiempo es mi sentencia.

-¿Lo amas?

-Eso lo confirmare al encontrarlo.

-El Príncipe tiene sentimientos, creo que será el fin del mundo.

-¿Chistosito no?

-Lo dije, soy irresistible.

-Es difícil que no me resultes familiar.

-¿Familiar? –el nipón disfraza sus nervios en una sonrisa confiada.

-Sí, pero él es más hermoso.

-Mucha suerte en tu búsqueda, me despido su alteza, debo cumplir con mi trabajo.

-De acuerdo, espero podamos hablar de nuevo. ¿Trato? –extiende su mano.

-Trato –le sonríe aceptando tomar su mano.

***

Al amanecer, Christophe y Viktor, parten más allá de las costas, Otabek, se quedó por petición, investigando asuntos pendientes correspondientes al caso.