- VIII -

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Los días transcurrían en completo revuelo, Yuuri, había esparcido temor en los agentes más influyentes del reino, el mismo rey se encontraba sin saber qué hacer ante las constantes advertencias que este dejaba a su alrededor.

El Omega demostraba su capacidad para intimidar, pero esto le estaba agotando, la herida causada por el comandante Altín pocas semanas atrás no le sanaba del todo, su hermano se encontraba cada vez más lleno de actividades sin sentido, pero cumplir órdenes era su deber.

Una noche el cielo estaba despejado, espías invasores se adentraban a la base del ejército, Yuuri, odiaba salirse de sus planes, pero el mensaje había llegado a su residencia, su hermano había salido horas antes para completar una misión, pero ya se encontraba allí lidiando con el problema.

Otabek, estaba completamente sano de su herida, sus días de descanso le sentaron perfectamente y más si se encontraba siendo bien atendido.

EL plan estaba en marcha, los espías habían robado parte del equipo de armas y habían hecho caer a varios soldados, los comandantes Giacomett y Nikiforov aún no aparecían, Altín luchaba junto a ellos hasta que en el punto más alto de la noche se revelo.

La pelea comenzó a gestarse entre el moreno y el Alpha Kuronuma, ambos no daban su brazo a torcer, pero las habilidades del mayor le llevaban ventaja, así que el kazajo no tardó en pedir ayuda. Christophe, apareció con su rostro tapado sus ropas indicaban presencia enemiga, pero en realidad solo era parte de la conspiración que ara ese momento se llevaba.

La pelea fue ardua, las espadas resonaban por todo el lugar, algunas heridas superficiales, lesiones y mucho cansancio comenzaban a limitar el cuerpo de Jiuk, quien sintiéndose de esa manera no tardó en soltar un muy fino silbido llamando de su pequeño hermano.

El ex–comandante y juez de paz había sido asesinado, los guardias estaban alterados por todo el lugar, el Omega ya se había llevado su buena dosis de lucha, pero al oír el llamado de su hermano, este llega inmediatamente a él.

Encontrarse con la escena de su hermano acorralado y herido por oficiales desconocidos fue la mecha que termino de encender su impulso por venganza. Su hermano era intocable, y perderlo no era una opción.

Peleando por su defensa un segundo enmascarado apareció. El sorpresivo ataque logró herir su espalda, fuego había sido encendido por los alrededores y esto estaba limitando muy rápidamente su respiración, Jiuk, por mucho que intentó acercarse el menor, las fuerzas contrarias lograron derribarlo, arrodillado al suelo, el Omega queda estático y en guardia, los intrusos estaban ocultos entre el fuego y el humo que limitaban el oxígeno y su visión.

-¿Qué quieren?

-...

-¿Qué buscan con esto?

-¡Lo que me ha pertenecido hace mucho tiempo! –gritó el platinado.

-¡Estás equivocado!

-¿Seguro?

-Jajajaja... –riendo en provocación -¿Qué es lo que quieren de mí?

-Excelente pregunta, ¿reconoces esto? –lanzando a los aires polvillo venenoso.

-¿Qué buscan con esto?, ¡Maldita sea! –sintiendo lo efectos tóxicos -¡Respondan!

-¿La verdad o algo más? –pregunta con ironía el platinado.

-¡Artemis calma tu respiración!, ¡no caigas en su provocación! –gritaba Juik.

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