- XI -

66 11 13
                                    

La noche acelero su paso, las tropas partían junto al Comandante Nikiforov rumbo a las tierras del Norte, donde se llevaba a cabo la invasión del ejército extranjero.

Defender a sus ciudadanos y salvaguardar el patrimonio de la Nación era su principal tarea. El Comandante Katsuki, Giacometti y un escribano le acompañaban en servicio.

Los límites ciertamente habían sido derribados, observar las deplorables condiciones en la que la pelea por la toma de tierras dejaba aquella provincia causaba impotencia y enojo en el corazón de ambos Príncipes.

Estrategias fueron llevadas a cabo en total éxito, los invasores extranjeros se fueron con un claro mensaje dictado por los residentes, quienes cansados de tener miedo también se levantaron a defender lo que por derecho les pertenece.

El Omega comenzaba a notar que llevar la carga entre dos era más sencillo, su sed por justicia aun no opacaba sus deseos por vengar la muerte de sus padres, pero la intervención de un Alpha que le conectaba directamente a su propósito resultaba satisfactoria. La idea de confiar en otros según las recomendaciones de su destinado y las del ex-General de la Iglesia era la mejor solución.

Pocas semanas duró el revuelo, llevó más tiempo la organización de la provincia y la aplicación de nuevas normas de vigilancia, erigir el nuevo muro que impediría el paso a los invasores y dejar sensación de seguridad a los pobladores en cuanto a provisiones y medidas de seguridad abarcó gran parte de sus días de estancia.

Una vez resulta la situación, estos regresaron a la Capital, encontrándose con noticias poco alentadoras de parte de los comandantes Altín y Katsuki, que alertaban los atentados del rey en contra del ex-General de la Iglesias, quien por órdenes del platinado había sido trasladado a la cárcel central y puesto como general encubierto en las tropas al servicio de la corte, un sustituto tomaba su lugar tras aquellas prisioneras paredes que le limitaban del exterior.

Los hermanos Kuronuma por órdenes arbitrarias fueron destituidos de sus cargos, la desconfianza del rey fue retomada a causa de influencias desconocidas por los cercanos, estos inspeccionaban las tierras del Oeste, y Sur, sus cargos oficialmente aún no se habían ocupado, por lo que estaban de forma provisoria por la intervención del Comandante Nikiforov, que se mantenía como la mano derecha del rey velando por sus recientes cambios de humor.

Según investigaciones, pudo confirmarse que estos no ocupaban sus cargos a causa de supuesta vinculación con el "justiciero de la oscuridad", hombre caído a manos del ejército de la zona centro que resguardaba la base militar.

Otabek, se mantenía bajo perfil en cuanto a sus contratos con los comercios extranjeros, era un informante clandestino que aprovechaba su influencia como hombre de negocios para conseguir información que ayudaran al Príncipe a tomar medidas de seguridad que pudieran proteger a los Katsuki, quienes habían sido puesto bajo estricta vigilancia.

No todo fue opresión durante aquellos días, el hijo menor del rey, Yuri Nikiforov había contraído nupcias con el Comandante Altín, su ceremonia fue intima, el rey había sido excluido y por ello se encontraba lleno de ira. Su propio hijo no le había tomado en cuenta en ello.

Era una medida de parte del rubio de salir de las reglas de su padre, y más porque no soportaría ser ligado a un matrimonio impuesto con algún Alpha desconocido que le alejara del castillo y de sus sueños. Viktor, al principio tuvo fuertes discusiones con el moreno, pero la firme posición de este le hizo confiar en que su pequeño hermano estaría en buenas manos.

Otabek, alcanzó nuevos nombramiento y posición social para su familia, su influencia en el comercio exterior dejaban muy buenos rubros a la Nación, razones por el cual rey había apaciguado su enojo llamándole su yerno favorito.

PromesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora