- XIX -

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Los reportes de lo acontecido resultaban poco creíbles.

Viktor Nikiforov, no podía creer lo que Christophe Giacometti le decía. Su padre jamás fue un hombre de tales deseos, pero lamentablemente los hechos dictaban la obviedad.

Yakov Nikiforov se había dado muerte así mismo, y con ello se había llevado a Charlton Lou, quien murió por desangramiento y ahogamiento pulmonar a causa de que el arma blanca que atravesó su espalda perforó sus pulmones llenándolos de sangre.

Ver su cuerpo en la morgue y en ese estado estremecieron su ser; lloró por la pérdida, por no darse cuenta que del rostro de su padre siempre se había mostrado solitario a pesar de la caparazón de dureza que demostraba ante los demás.

Se lamentó ante esto, mordía sus labios ante ese remordimiento, pero  las cartas del destino habían sido echadas, y como un peón que la vida dirige este había cumplido su parte.

Su pesar era evidente, sus cercanos le comprendían, nadie creería que su padre guardara secretos y mucho menos un pasado con múltiples heridas, pero allí se encontraba tendido en una camilla inerte y sin alma, ajeno a las lágrimas y al dolor.

El funeral de su padre se realizaría del modo más íntimo, sus cenizas serían llevadas junto a las de sus ancestros, el otro cuerpo, solo sería trasladado a sus correspondientes familiares. Absolutamente estos hechos no debían ser conocidos ante nadie, todos sabrían que un rey había partido, pero que sus motivos los llevaría consigo.

Todo aquello mantenía su mente en blanco, su carga se aligeraba una vez recuerdos del día anterior ocupaban sus pensamientos. Las palabras del médico le dejaron atónito, embargándole de felicidad su corazón. Incluyendo al Alpha Katsuki, que quedó en shock ante la noticia.

«Hemos parado la hemorragia, ahora se encuentra estable, debe estar en absoluto reposo, su embarazo amerita mucho cuidado, tuvo mucha suerte de ser traído a tiempo».

Una vez terminada todas las diligencias para el cuidado de su Omega, y la ceremonia de despedida de su padre, el castillo se llenó de muchos visitantes. La gran mayoría dejando sus condolencias y otros aclarando los términos para la coronación.

Los días de luto mantuvieron a la nación bajo un expectante silencio, rememorar las buenas obras fue un rito llevado en completa discreción, la corte real y el ministerio se vieron afectados ante la pérdida, pero lograron mantener la calma una vez recibieron las instrucciones de los nuevos dirigentes.

El tiempo transcurría, y Yuuri Katsuki, se mantenía bajo constantes discusiones con su Alpha platinado, pues estar quieto no era su fuerte, y más cuando todos a su alrededor parecían estar muy ocupados.

La noticia de su embarazo golpeó fuertemente sus sentidos, las tres fases de negación, reconocimiento y aceptación se llevaron con éxito luego de una larga explicación, no porque no entendiera, sino que no eran sus planes y eso le hizo pegar el grito al cielo.

En cambio, Viktor, saltaba de felicidad, conocer que el amor de su vida contenía en su interior el fruto de su amor, era la más gratificante sensación, que se reflejaba en una sonrisa acorazonada que la gran mayoría podía notar sin dejar de comentar.

Las buenas noticias habían sido esparcidas, la Nación se mantenía a la espera de la instauración del nuevo rey, Jiuk Katsuki, había renunciado al legado dejándolo por escrito ante la corte, sus servicios serían únicamente a las administraciones de los bienes y el patrimonio de la Nación.

En realidad, eso no era noticia nueva, pero si impacto a la gran mayoría de seguidores que esperaban que este tomara  la batuta.

Christophe Giacometti, se mantenía al margen en los negocios del reino, y lleno hasta la coronilla de ocupaciones que le ligaban con las nuevas políticas y tratos legislativos.

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