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1 mes después

—Ella quiere verte, Yoongi —dijo Jimin saliendo de la habitación de dulce.

Hacía un mes desde que Jimin y Dulce contrajeron matrimonio, Además de que hace un mes decidimos dejar aquel pueblo donde permanecimos escondidos un largo tiempo y nos instalamos en la casa de los Park.

Dulce había logrado obtener la herencia de su abuela y cómo lo había estipulado Jimin en el plan, la herencia de Dulce pasó a pertenecer a los Park.

Yaneth logró llegar a Corea y mantenerse escondida un par de días desgraciadamente las personas que venían tras de ella resultaron ser agentes en secreto. Yaneth fue llevada presa por fraude y fue regresada a México.

Infortunada o afortunadamente, Dulce no pudo percatarse con el interés debido a la situación. Ella comenzaba apagarse día con día.

Los recuerdos del pasado en muchas ocasiones eran agobiantes e intensos que lograban tumbarla y crearle una crisis nerviosa. Qué cuando lograba superarla, sus recuerdos volvían mínimamente y ella podía al fin reconocerme.

Pero fueron semanas largas y desgastantes qué le causaron un gran agotamiento físico y mental dejándola ahora postrada en una cama y aunque me duela decirlo. Sé qué dulce se está apagando y su luz, su radiante luz, comienza a extinguirse.

Me adentro a la habitación de Dulce y Me sonríe débilmente al verme a su lado. Le devuelvo la sonrisa y me acerco a ella para poder acariciar su mejilla y observarle fijamente a los ojos.

—Suga —susurra—. Aún no terminamos de grabar. Me falta terminar el coro.

Estos últimos días, Dulce, podía reconocerme pero para ella, para su mente, no había sucedido nada y ella y yo nos encontrábamos trabajando en una melodía nueva.

—Tranquila hermosa ya hemos terminado —respondo con ternura hacia ella.

—No, aún faltan detalles. No puedes entrar a la audición con un material así.

Dulce Salazar era la directora de la orquesta sinfónica de Seoul. Pero debido a mí sueño de convertirme en compositor, ella abandonó su puesto como directora de orquesta y decidió entrar a Bit Hit, donde ella logró hacerme entrar. Fue gracias a ella qué mi pasión, mi gran amor por la música culminaron con éxito.

—Hermosa, ya no es necesario. Todo está bien —le besé la frente.

—Tal vez necesites más material —respondió—. En mi libreta, Revisa mi libreta.

—Dulce...

—Por favor —rogó y yo accedí a buscar dicha libreta entre sus pertenencias viejas.

Traje conmigo aquella libreta y se la entregué.

—No es necesario —insisto.

Pero ella no me escuchaba, se encontraba hojeando en su libreta hasta que halló al contenido que ella deseó y me lo mostró.

Sonreí con melancolía y leí el título de aquella canción.

—Nuestra canción, nuestra canción, Suga —sonrío y me miró con ilusión—. Por favor.

—Lo haré, cariño. Te avisaré si...

—No —dijo ella—. Tócala para mí.

—No tengo un piano aquí ahora mismo —dije con cierta broma aquel comentario.

Pero yo sabía lo que ella quería, ella deseaba que yo la llevara hasta la sala de piano donde nos conocimos por primera vez. Y no dude en ningún momento en tomarla entre mis brazos y llevarla a ese lugar.

Sugar Melody | SUGADonde viven las historias. Descúbrelo ahora