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—Por favor, Yoongi, lleva estos bocadillos al living y ofrecelos.

Me pidió mi madre con amabilidad mientras me extendía la charola donde los dichosos bocadillos se encontraban, no sabía lo que eran, puesto que tenían una pinta diferente a cualquier otro platillo coreano.

Salía de la cocina con la curiosidad de probar uno de ellos pero prefería evitar problemas. Atravesé el salón del gran comedor de la casa de los Park y recorrí un pequeño corredor hasta llegar al dichoso living, donde la señora y el señor Park mantenían una pequeña conversación con otra pareja. Por sus rasgos pude suponer por obviedad que no eran coreanos ni mucho menos asiáticos pero eso no me tomó importancia.

—Pedimos a nuestra amada cocinera les preparara un pequeño aperitivo muy al estilo mexicano, por favor, tomen uno —ofreció el señor Park y yo me encaminé hasta la pareja de Occidentales.

La señora me observó con cierta rechazo y su gesto me dió a entender que mi persona le desagrada. ¿Acaso me importa un carajo lo que pensara de mí?

—Él es Min Yoongi, es el hijo de nuestra cocinera. Además tanto ella como él forman parte de nuestra familia —comentó el señor Park.

—Un placer —realicé una pequeña reverencia ante ellos.

—¿Permiten que Jimin se mezcle con la servidumbre? —habló con desaire la mujer de cabellos rubios.

—Nosotros no consideramos que Yoongi ni su madre sean de la servidumbre.

—Por algún motivo este chico me está ofreciendo alimento en una bandeja de plata.

Mujer idiota. Controlé mis impulsos de embarrarle los bocadillos en el costoso vestido lila que llevaba en la ocasión. Resultó ser engreída y una total intolerante. Qué aspecto tan sorprendente en una persona de alto nivel económico.

—No consideramos a Yoongi un sirviente. Él hace las cosas por disposición —respondió la señora Park. Tan adorable echando mentiras con respecto a mí—. No es necesario que continúes ofreciendo más bocadillos, Yoongi. Puedes irte.

Sonreí fingidamente y dejé la bandeja en la mesita de café. Realicé otra reverencia y me dispuse a salir de ahí lo antes posible, que mujer tan insoportable.

Caminé a través del largo corredor con la intención de volver con mi madre, pero el melodioso sonido del piano me hizo detener y pensé que posiblemente Jimin comenzaba a mejorar sus lecciones, caminé unos pasos más hasta quedar frente a la puerta de la habitación del piano y me dispuse a adentrarme.

La figura esbelta de una chica con cabellera negra recogida en una media coleta, posicionada frente al piano, dejándome la vista de su pequeña espalda, me hizo ver que Jimin no se encontraba en un rincón de la habitación.

Escuché con tranquilidad el como el dulce sonido de su melodía me dejaba influenciar a acercarme a ella. La curiosidad me mataba. Me adentré en silencio y cerré la puerta de la habitación con total tranquilidad, no deseando romper con su concentración.

Caminé hasta ella y a unos pasos de distancia, ella se detuvo, golpeó las teclas del piano con violencia y la escuché soltar un sollozo.

—Disculpa —hablé y ella reaccionó asustada.

—Creí que estaba sola —su acento me resultó peculiar.

—Lo siento, no quería interrumpir...

—Tranquilo —la escuché suspirar—. No has interrumpido nada.

—¿Te encuentras bien?

Ella descendió su cabeza y negó. Me acerqué aún más a ella y pude finalmente colocar mi mano en su hombro en señal de apoyo. Ella soltó en llanto.

Odiaba este momento por el simple hecho de no saber que hacer ahora mismo. Ser cercano y sensible no iba conmigo, no sabía como tratar a alguien en este estado y mucho menos a una mujer además de que ellas son mucho más sensibles en la mayoría de veces.

—¿Ya se han ido mis padres? —preguntó de repente.

—No —respondí recordando a las personas que acompañaban a la señora y el señor Park—. Siguen aquí.

—¿Vives aquí? —preguntó y yo solté un pequeño sonido en afirmación—. ¿Eres de la familia Park?

—No —respondí—. Yo... —pausé y pensé mejor mi respuesta, no debía mentirle pero simplemente admitir lo que era no me resultaba especial— soy viejo amigo de Jimin.

—Lo conoces.

—Sí. Hemos vivido juntos largo tiempo —respondí.

—Ya veo —dijo ella alzando su cabeza pero aún sin la intención de observarme—. Mis padres se irán sin mí. El pretexto siempre son los estudios.

—¿Qué estudias? —pregunté intentando desviar el tema.

—Música —respondió.

Y sentí una cierta cercanía a esta chica en cuanto mencionó música. Yo amaba el tocar el piano en mis ratos libres y eso lo sabía todo el mundo pese a que yo no tuve la oportunidad de ir a grandes escuelas de artes como Jimin.

—Yo también sé tocar el piano —comenté.

—¿De verdad? —su voz sonó un poco mejor— ¿Por qué no me muestras un poco?

Y ella hizo espacio en el taburete del piano. Ambos compartimos el mismo asiento y de cierta manera un sentimiento de timidez me invadió al sentir su perfume de golpe. Era dulce y sutil, además, olía a fresas y yo odiaba las fresas pero... Su aroma no.

—Comenzemos con algo básico —dijo ella y pude ver sus manos recorriendo el largo del piano y sus dedos pulsando con suavidad cada tecla. Su piel era blanca y sus delegados dedos se veían tiernamente decorados con sus uñas pintadas de un rosa muy suave. Sus manos eran lindas.

Sonó una pieza muy conocida para mí, con esta comencé mis prácticas en el piano y era maravilloso verla interpretar tal pieza. Por pura inercia no pude evitar girar mi rostro a observarla y la larga cortina de su cabello no me dejó verla con claridad pero su perfil era perfectamente hermoso.

—¿No me seguirás?

Me trajó a la realidad. Y reaccioné. Asentí y ubiqué mis manos en las zonas del piano donde las teclas correctas harían sonar una perfecta melodía.

Comencé a seguirle el ritmo y ambos creamos una dulce melodía, nuestra primera dulce melodía. 

Quiero pedir disculpas por no haber actualizado la semana pasada, el primer motivo fue porque no tenía terminado aún este capítulo y eso debido al tiempo, ya era final del semestre y me consumió el tiempo totalmente, así que de verdad una disculpa; la otra razón es porque además esta semana fue muy difícil para mí, tuve unos problemas que de verdad me llevaron al borde de la depresión pero todo ha quedado solucionado y de verdad espero que me entiendan y más que nada, que disfruten este capítulo que lo escribí con amor para ustedes. Gracias por su comprensión y de verdad, las adoro <3

Sugar Melody | SUGADonde viven las historias. Descúbrelo ahora