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Era temprano en la mañana, yo me encontraba en la cocina haciendo mi desayuno improvisadamente.

Compré un poco de despensa aprovechando mis pocos ahorros, así decidí sobrevivir unos días mientras comenzaba mi búsqueda de empleo. El cuál ya me era necesario.

Jimin siempre cuidaba de mí en ese aspecto, dependía yo de él y ahora al ver que han transcurrido ya tres semanas sin saber de él decidí que lo mejor era comenzar a alejarme de la idea de su ayuda nuevamente.

Toquidos insistentes en la puerta me anunciaron la llegada de alguien, el ritmo de éstos me causó estar desconcertada. No esperaba a nadie. Sólo decidí atender.

—Buenos días —habló el hombre al tener mi atención en él—. ¿Es usted Dulce Salazar?

—S-sí —respondo nerviosa.

—Soy el licenciado Hyo, vengo del departamento consular de México.

—Dígame —hablo tímida.

—Vengo a hablar asuntos familiares con usted, señorita. ¿Podría pasar? —me pregunta amable. Yo sólo permanecí en silencio—. Entiendo —suspira y acomoda su corbata un poco—. Verá, su familia, perdió contacto con usted hace más de un año, señorita Salazar...

¿Mi familia?

—El consulado mexicano recibió un oficio para poder contactar con usted, señorita, Salazar —abre su portafolio y me entrega un folder amarillo, yo lo recibo—. Usted para su familia, está totalmente desaparecida. Nos ha costado gran dificultad dar con su paradero después de haberse dado de alta del hospital.

Abro el folder y hojeo con calmas las cinco hojas que de encontraban dentro de éste.

—¿Mi familia? —susurro.

Recordaba una mujer; una mujer alta, blanca, de cabellera rubia, y una sonrisa similar a la mía. Ella era similar a mí. Recuerdo a esa mujer de tres o tal vez dos ocasiones en la cuáles despertaba de los sedantes y la miraba a ella, observándome fijamente. Pero jamás supe quién era ella. Jamás tuve la necesidad de preguntarme quién era mi familia, que era lo que había sucedido conmigo y porque me sentía tan bloqueada mentalmente al intentar pensar en ello.

—¿Tengo familia? —pregunto al fin al licenciado.

—Sí, señorita, Salazar. Usted tiene familia en la ciudad de México. Después del ac...

—¿Qué es lo que quiere aquí usted? —interrumpe alguien al licenciado.

El licenciado brinda su atención al nuevo personaje que había interrumpido descortésmente sus palabras. Yo me asomo mirando fuera por el marco de la puerta y veo a Jimin caminar con rapidez hasta la entrada de mi apartamento.

—Joven, Park, un gusto volver a verle —dice el licenciado Hyo—. Ha pasado un largo tiempo. ¿No cree usted?

—Le he preguntado ¿Qué mierda hace usted aquí?

—Como ve, joven. Pude dar con el paradero de la señorita Salazar además de que me tiene sorprendido el hecho de que ella aún no sepa lo ocurrido —expresó burlonamente el licenciado.

—¿Qué le da el derecho de venir aquí ahora y...

—¿Qué le da el derecho a usted, Park Jimin, de ocultarle su situación a la señorita Salazar? —Jimin observa molesto al licenciado y yo no comprendo que sucedía.

—¿A qué es a lo que de refieren? —preguntó intimidada.

—No es nada de interés, Dulce, no es nada de qué preocuparse —Jimin se acerca hasta mí y entra a mi apartamento sin autorización.

Sugar Melody | SUGADonde viven las historias. Descúbrelo ahora