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El día de ayer no tuve oportunidad alguna de salir. Jimin decidió pasar el día completo a mi lado, él hizo la comida e incluso salió por la cena.

Fue un buen día a pesar de todo. Aún así me es imposible dejar de lado todos aquellos sucesos nuevos para mí con respecto a mi familia y a mí accidente. Todo ello rondaba en mi mente todo el tiempo pero definitivamente el conocer una verdad demasiado dolorosa para mí, como el hecho de haber estado comprometida me tiene mal.

¿Quién era el hombre con el que me encontraba comprometida? ¿Él se acordará de mí aún? Pero una incógnita me era más insistente en intentar solventar.

¿A causa de que sucedió el accidente?

—Buenos días —la voz de Jimin me sacó de mis pensamientos.

Era ya de mañana y Jimin despertó a mi lado debido al hecho de que pasamos la noche juntos platicando de tanto, aunque realmente quién conversó en casi todo el tiempo fue Jimin.

—Buenos días —respondo de vuelta—. ¿Qué tal tu noche?

—Hermosa —susurró tímido.

Me giré a observarle y su sonrisa le provocaba achicar sus ojos al punto de parecer dos pequeñas rayas. Le devolví la sonrisa con ternura.

Jimin se acerca a mí y deposita un beso en mi frente. Se aleja un poco y me observa fijamente.

Pude ver cómo su mirada se concentraba en mis cicatrices y cuando menos lo pensé, las yemas de sus dedos acariciaron aquellas marcas en mi rostro. Su mirada fue a dar con la mía y permanecimos así por unos largos segundos, sin decir palabra alguna. Sólo observándonos.

Le ví acercarse cada vez a mi rostro, al punto de poder sentir el calor de su respiración. Entre abrí mis labios indicándole que podía hacerlo, él podía besarme porque yo lo deseaba así.

Y sucedió aquel beso nuevamente. El beso fue lento y tierno. Sus labios eran increíblemente suaves además de que la sutileza del movimiento de sus labios me producía cierta corriente eléctrica recorrer mi columna. Era sensacional sentir sus labios sobre los míos.

Sentí como el peso de su cuerpo se acomoda encima mío. Y el beso aún continuaba. Era difícil para mí el alejarme y romper el beso pero el aire ya era escaso.

El primero en alejarse fue Jimin pero eso no le impidió continuar en su misma posición.

—¿Tienes planes para hoy? —me pregunta interesado.

—Podría decirse que sí —respondo tímida observando otro punto de la habitación que no sea Jimin.

—¿No podrías cancelarlos por mí? —preguntó tiernamente intentando llamar mi atención.

—Me temo que no puedo —respondí intentando observarle fijamente.

—Ya veo —se aparta de mí—. ¿Puedo acompañarte?

—Necesito un empleo —hablo de repente. Jimin no me responde—. No puedo seguir dependiendo de ti...

—¿Por qué no? —su pregunta no me sienta nada bien.

—Jimin, por favor...

—Dulce, a fuera es peligroso para ti, tú no conoces...

—No conozco nada a causa de tu sobreprotección, Jimin —le exclame—. No conozco absolutamente nada. Me siento como una inútil entre estas cuatro paredes.

Me levanto de la cama y salgo de mi habitación en dirección a la cocina. Jimin me sigue y lo siento detrás de mí.

—No te molestes, por favor —habla Jimin, yo tomo un taza del lavatrastes—. Sé que es difícil para ti que continúe de esta forma pero por favor...

—Todo es debido a mi familia, ¿Cierto?

Jimin calló en cuanto formulé aquellas preguntas. Me giré a encararle y pude notarlo tenso.

—Así es —responde al fin—. Es por tu familia.

No respondo más. No quería saber más del tema. Todo esto me confundía a tal grado de no saber que hacer.

¿Por qué todo es a causa de mi dichosa familia? ¿Por qué?

—Pero, ¿Por qué, Jimin? —le exigo una respuesta—. ¿Por qué?

—No puedo hablarte de eso aún, Dulce. Es un tema muy delicado, por favor no me exigas que te dé una respuesta porque no lo haré.

•••

Jimin se marchó para el final del día. Debía trabajar al día siguiente y como siempre me quedé en casa sin poder hacer nada nuevamente.

Toda esta situación me tenía muy alterada. Más que nada, inquieta. No sabía nada acerca de mí pasado, todo lo olvidé de un momento a otro y el motivo exacto... Simplemente no lo sé.

Debía encontrar respuestas y las tenía que encontrar ahora. Y sabía perfectamente a quien recurrir ahora mismo. Tomo el teléfono y comienzo a marcar el número anotado en aquel pedazo de papel.

Suena una, dos y tres veces hasta que responden del otro lado de la línea.

—Necesito de su ayuda, necesito respuestas, por favor, licenciado Hyo.

Así que ya es 31 de diciembre. Hoy es el último día del año y me siento tan agradecida con las pocas lectoras  que he llegado a tener todo este corto tiempo que he compartido estos pocos capítulos con ustedes. Realmente les agradezco el apoyo y les deseo lo mejor este 2018. Que esta año que viene sea feliz, exitoso y hermoso para todas y cada una de ustedes.
Las quiere y estima mucho, Neo Dickinson ❤
Feliz año 2018

Sugar Melody | SUGADonde viven las historias. Descúbrelo ahora